El Viaje de Ana: historias de inmigración contadas por jóvenes
LUZ MARTÍNEZ TEN
Autoras: Luz Martínez Ten, Claudia Leal, Sandra Bosch
«El Viaje de Ana: historias de inmigración contadas por jóvenes» pretende acercar la realidad de los procesos migratorios a los adolescentes a través de la memoria de su propia historia, y de esta manera hacerles más cercanas las dificultades y esperanzas con las que se puedan encontrar otros jóvenes de su misma edad. Esta es una reseña de esa obra publicada en febrero de 2003
Por Martina Tuts
Esta reseña se publicó en el número de febrero 2003 de la revista Carabela, ed. SGEL, dedicado a la interculturalidad.
El Viaje de Ana: historias de inmigración contadas por jóvenes.
Martínez Ten, Luz; Leal, Claudia; Bosch, Sandra. Ed. Consejo de la Juventud de España, 2002. www.cje.org.
El mundo es un conjunto de costumbres que van cambiando, … como la vida (p.82). Lo dice Chunhui Cun, inmigrante china, una de las numerosas personas entrevistadas por Luz Martínez Ten y su equipo, en un arduo trabajo de campo. Las miles de horas dedicadas a las conversaciones testimoniales de otros tantos inmigrantes procedentes de Marruecos, de Camerún, de Colombia, de Zimbabwe o de distintas regiones de China nos hablan de la inmigración en primera persona, nos relatan vidas individuales, motivos y razones para iniciar el viaje: añoranzas e ilusiones con nombres y apellidos. Porque El Viaje de Ana es eso: el camino emprendido por cada uno de los y las protagonistas de este relato hacia la elección de su destino.
Esta publicación del Consejo de la Juventud de España pretende acercar la realidad de los procesos migratorios a los adolescentes a través de la memoria de su propia historia, y de esta manera hacerles más cercanas las dificultades y esperanzas con las que se puedan encontrar otros jóvenes de su misma edad. Recordarles que España ha sido durante más de un siglo un país de emigración masiva, primero hacia América y a mediados del siglo veinte hacia los principales países europeos no está de más, pero hacerlo a través de la mirada y la historia de una hija de emigrantes españoles en Alemania, es aún más acertado. Ana no sólo piensa: quiero indagar, comparar, conocer (p.24), sino que siente el proceso de esa nueva emigración que supone para ella el retorno al país de origen de sus padres. Y a partir de esta percepción, es capaz de reflexionar y de elaborar un discurso ético propio, susceptible de ser transmitido como base de reflexión a los jóvenes lectores.
Las autoras han entendido perfectamente la necesidad de dar a los y las adolescentes elementos de valoración, datos históricos o estadísticos y han sabido hacerlo encontrando el tono adecuado pero, sobre todo, cabría destacar la originalidad y el acierto en la forma. Conscientes de que una enumeración de cifras y porcentajes cansarían al lector, han optado por dividir el libro en dos partes complementarias: la primera, en la que Ana, estudiante de periodismo, intenta comprender su propia historia investigando la emigración española con motivo de un trabajo de clase. Y lo hará a través de conversaciones socráticas, no exentas de humor, con su profesor de filosofía, a quien bombardea con preguntas, muchas veces inquisitivas, que no siempre encuentran respuesta. Un ritmo ágil, un estilo visual, prácticamente de guión cinematográfico y la recreación de los ambientes sin adjetivación excesiva, sirven de paleta de colores a una información teórica que, insistimos, hubiera sido complejo incluir de otra manera. La segunda parte recoge las vivencias de Kalima, de los señores Wong, de Said, de Katy y Cristin, de Trywell y María, y termina con la preciosa narración de Alba Lucía. Lo que hubiera podido ser mera recopilación de anécdotas de vida se ha transformado en auténticos testimonios, gracias a la sensibilidad con la que las autoras han sabido dar vida a cada relato. No cuentan de la misma manera las personas de Camerún o de China, ni interpretan la vida de la misma manera las personas de Colombia o de Marruecos. Cada uno y cada una les ha contado no una crónica de migración, sino su propia historia y desde su percepción de la vida. La calidez literaria de las autoras la ha sabido reflejar con fidelidad. Un cuento o una canción del país nos aproximan aún más a la cultura de estas personas y a sus tradiciones.
La sección Aclarando conceptos nos acerca a las normativas en materia de extranjería que Ana Corral nos presenta de forma muy clara, siempre en relación con las experiencias de los protagonistas, y nos ayuda a entender el problema vivido por cada uno de ellos.
Quizás algunos lectores adustos piensen que el enfoque dado al tema de la inmigración puede resultar algo utópico. Las autoras han optado por evitar la agresividad de ciertas situaciones comprometidas, para centrarse en la línea directriz de su libro: la búsqueda incesante del diálogo entre los jóvenes. Para conocer al otro, es indispensable hablar, encontrarse, conversar.
En una sociedad como la nuestra, en constante movimiento, en la que el mestizaje está presente en la vida cotidiana a través de la música, de la gastronomía, de la moda, El Viaje de Ana, nos acerca a un mestizaje de las ideas y de los comportamientos, llamándonos a un viaje interior. Nos lo recuerda María cuando dice: A mí me gustaría decirle a los jóvenes que no se dejen contagiar; los prejuicios son contagiosos y contra ellos debemos vacunarnos. A los jóvenes que sientan el duro peso de ello, les diría que traten de fortalecer su interior. El insulto o el prejuicio no pertenecen al agraviado, sin embargo sí, dice mucho del que los emite (p. 114)
Aunque no sea habitual en una reseña, nos permitimos llamar la atención del lector sobre las numerosas posibilidades de explotación didáctica que contiene este libro. ¿Dónde mejor que en las aulas de lengua española, tanto como lengua 1 como español para extranjeros, la inclusión de la interculturalidad como asignatura transversal? No sólo enseñamos lengua española: debemos enseñar a pensar. Y a expresar nuestros pensamientos con estilo y acierto. Por eso destacamos algunos elementos.
1.En la forma: Elementos discursivos presentes a lo largo del relato:
- En las conversaciones de Ana con su familia, con los jóvenes entrevistados: estilo directo, expresiones coloquiales, conectores, etc.
- En las conversaciones de Ana con su profesores, con los Sres. Wang: elementos formales, estilo narrativo y descriptivo.
2. En las ideas: La importancia del papel de los educadores en la transmisión de valores: (Trywell): (…) Los educadores tenemos un papel primordial en los cambios sociales. Debemos guiar a la juventud y a la sociedad hacia el desarrollo de mentes más críticas con la información manipulada que manejamos a diario. Hoy día está de moda hablar de la interculturalidad. Tendríamos que analizar si, de verdad, nos encontramos con un profesorado preparado para transmitir esos valores, si se ha contado con los educadores o profesionales inmigrantes expertos en la materia o si se va a trabajar solamente desde un enfoque teórico, de las supuestas necesidades de los inmigrantes (p.114).
La discriminación por género: Alba Lucía: (…) Ana, … ustedes son más libres, tienen unas relaciones más independientes, posibilidad de viajar, pero a las mujeres de aquí, allí y más allá, nos falta estar en cargos de poder, entonces verdaderamente todas y todos tendríamos relaciones equitativas. Cada día la pobreza tiene rostro de mujer, la inmigración también (p.131).
Y a modo de conclusión, la verdadera interculturalidad, desde la convivencia: Cristin: (…) Todos los días va a la compra con una unidad de cada cosa en la bolsa. Una patata, un huevo, una cebolla, un poquito de arroz en un papelito… Cuando llega al mercado, enseña el huevo y con los dedos indica la cantidad. Los tenderos y las mujeres que compran le gritan: ’hu-e-vo’. Ella lo repite. Es gente amable que la saluda al llegar y habla con ella. «Vas aprendiendo»,- le dicen con sonrisas. Le ayudan a encontrar las palabras que nombran el mundo y, como es lista, pronto aprende el idioma (p. 90).
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