Carmen Ibarlucea o como educar contando cuentos
Carmen Ibarlucea es una polifacética chilena afincada en Extremadura. Activista del voluntariado, educadora social, cuentista, actriz, lectora incansable y madre. Acaba de publicar su primer libro «Diez cuentos del mundo que ayudan a educar(nos)».
-¿Los cuentos nos ayudan a educar?
Por supuesto, los cuentos son el primer libro de texto. En las culturas orales (que no han desarrollado la escritura), los cuentos son la base de la transmisión de valores morales, claro que también los hay que son solo para el entretenimiento (cuentos picarescos o de animales) pero de esos no encontréis en este librito.
-En este libro has recopilado 10 cuentos ¿De que países provienen?
Son mayoritariamente africanos, pues en África educar a través de los cuentos es una practica muy común, hay cuatro que son de Tanzania, Benin, Nigeria y Burkina Fasso.El resto son americanos de México y Chile; asiáticos: India y China; y un cuento Europeo que procede de Finlandia. Pero no han sido elegidos por su procedencia, sino por que me han resultado un claro exponente del valor moral que quería ejemplificar. Cuando trato de enseñarles algo a mis hijos les cuento un cuento.
-¿Cómo surgió la idea de este libro?
Los libros son como las personas, cuando nacen son tan chiquitos que uno no sabe que los tiene adentro… después llega el momento del parto (la idea) y más tarde el duro trabajo de educarlos, modelarlos,… luego se van y es extraño que estén en manos de personas que uno no conoce.Yo leo bastante sobre educación, también leo bastante literatura en general y cuento en particular tanto de la tradición oral, como cuentos para adultos… y suelo reflexionar sobre lo que se necesita para construir personas que pongan todo su ser en un mundo justo para todos. Además cuando trato de enséñales algo a mis hijos, les cuento un cuento… incluso para afearles una conducta equivocada… de ese modo se crea un guiño de complicidad que facilita recordar el mensaje, educar es una tarea larga, larga, larga… y por ultimo, cuando uno tiene el «feo» vicio de leer sin medida, termina sucumbiendo a la tentación de escribir. Los libros son como las personas, cuando nacen son tan chiquitos que uno no sabe que los tiene adentro…
-Este libro está editado por la asociación Tremn. Cuéntanos algo sobre sus actividades.
Es una asociación cultural que nace con la idea de ser eco de otras culturas, no podemos construir un mundo respetuoso con la diversidad si la ignoramos.Compartir nuestra alegría por vivir en un momento histórico donde el contacto entre los pueblos es sencillo, es la base de la asociación.
-Tremn ¿qué significa?
Tremn es un vocablo mapuche (una etnia que habita al sur de Chile y Argentina) que significa educar, nos pareció que era una buena forma de empezar a aprender que la educación, entendida como adquisición de conocimientos y también de normas que sostiene a la persona, esta presente en todas las culturas. También por eso el logotipo incluye la palabra en swahili, aymará, árabe y castellano… ya no nos cabían más. (risas). No es lo mismo escuchar una canción que leerla… con los cuentos pasa igual, son para contarlos.
-La señora Ana Botella también recopiló y comentó un libro de cuentos y después se ha lanzado al ruedo electoral. ¿Qué tienen que ver los cuentos y la política?
risas) La Política es parte integral de la persona, es obvio que ella hacia política cuando recopila cuentos y yo también, solo que no tengo ambiciones electoralistas, ni milito en ningún partido… pero es indudable que si lees los cuentos recopilados en su libro te trasladas a un mundo de buenos y malos, de héroes y princesas… y si lees el mío, los protagonistas son personas completas y complejas con sus virtudes y defectos, personas que cooperan activamente en el cambio de las circunstancias que les son adversas. Pero he huido premeditadamente de los cuentos que simplifican a la persona y las relaciones sociales.
-Por último: sabemos que has actuado numerosas veces como cuentacuentos. ¿De dónde te viene tu vocación de cuentista?
Cuando yo era niña mis padres estaban muy ocupados trabajando y nunca me contaron un cuento… mi madre solía comprarme libros de cuentos, pero debía leérmelos yo, eso lo considero una carencia. No es lo mismo escuchar una canción que leerla… no es lo mismo ver representar una obra de teatro que leerla… con los cuentos de la tradición oral pasa igual, estos cuentos son para contarlos. Otro aspecto que me ayuda es la capacidad de dramatizarlos. Desde los 10 a los 14 años disfrute de un profesor de Literatura que me enseño a declamar poesía y con eso perdí la vergüenza.
Gracias Carmen. Gracias a ti, por escucharme.