Literatura y pateras. Un nuevo libro coordinado por Dolores Soler-Espiauba para la reflexión del fenómeno migratorio
LITERATURA Y PATERAS Dolores Soler-Espiauba (coord.)
Sociedad, Cultura y Educación Universidad Internacional de Andalucía / Akal Madrid, 2004.
«Emigrar es desaparecer para después renacer. Inmigrar es renacer para no desaparecer nunca más» Sami Nair y Juan Goytisolo (2001): El peaje de la vida. Integración o rechazo de la emigración en España. Madrid. Aguilar.
Decía recientemente una compañera que muchas de las personas que emigran se llevan los recuerdos como de contrabando…, encerrados en compartimentos estancos, cuidadosamente envueltos en paños de nostalgia. En un reciente estudio, Joseba Atxotegui [1] indaga en la mente de quienes deciden emprender el viaje: los siete duelos de la emigración son duelos conscientes, deliberados y valientes, pero no por ello, menos dolorosos.
Y debemos recordar que la decisión de migrar es un proceso voluntario que sitúa al individuo ante la libertad de elegir su propio destino; la sensación de pérdida (de las raíces, de los olores, de la familia, de la tierra) llevará a la percepción de la pérdida de la propia identidad, por contraste: es cuando no oye pronunciar su nombre correctamente, cuando la persona sabe que no está en su tierra…
Más allá de la poesía, sin embargo, nos enfrentamos a una realidad sin matices, fundamentalmente construida sobre el imaginario colectivo del rechazo a lo distinto, a este concepto cartesiano de la vida que deja poco espacio a una alteridad constituida por otros valores, otro sentido de la existencia, del tiempo y de la familia; otro concepto de la hospitalidad, de la riqueza o del trabajo.
El desarrollo de los países más industrializados, muchas veces equiparables a sociedades democráticas, se enfrentan con la doble paradoja de reivindicar derechos y libertades dentro de un marco de igualdad y equiparación que exige el propio camino hacia la ciudadanía y la utilización de mano de obra barata que le permita seguir desarrollando ese modelo de sociedad. ¿Cómo podemos pretender ’integrar’ a personas a las que ofrecemos lo que ya no estamos dispuestos a hacer? Y, sin embargo, declaramos que las necesitamos para mantener el estado de bienestar y ensanchar la pirámide de población que sostiene el sistema de prestaciones de la Seguridad Social. Siguiendo este razonamiento, no es raro oír decir a estas personas que Europa es rica gracias a África, a Hispanoamérica o a Asia, y no se refieren precisamente a los tiempos de la colonización sino a un presente plagado de buenas intenciones y desigual, en semejante proporción.
Literatura y pateras nos invita a emprender el viaje: el viaje de la reflexión, de la introspección y del recuerdo; el viaje hacia la definición de la propia identidad y de los referentes colectivos. El hecho migratorio no es unívoco. Hay tantas historias de la migración como personas que optan por una vida más en consonancia con lo que desean, para sí mismos y para sus familias.
En un acertado recorrido por la Historia de la emigración, Dolores Soler-Espiauba coordinadora de este libro, nos lleva a analizar, desde enfoques muy distintos entre sí, la realidad de las migraciones. Lejos de ser un fenómeno nuevo y por mucho que ciertos medios insistan en las diferencias históricas, quien deja su país en busca de mejores condiciones de vida, lo hace desde la carencia, sea ésta económica o sociocultural, por motivos políticos o ideológicos, por opciones personales o afectivas. La emigración española de los años inmediatamente posteriores a la Segunda Guerra mundial hacia los países europeos del norte o la que se produjo unos años antes en la posguerra española, hacia «las Américas», son suficiente prueba de ello. ¿Cuántas historias individuales de rupturas esconden las estadísticas? Pero, ¿cuántas de estas historias se han ido transformando en nuevas oportunidades para quienes emprendieron el viaje?
La literatura nos ofrece numerosas muestras de ello: desde las pateras, los balseros, hasta los espaldas mojadas, pasando por el aparentemente infranqueable telón de acero, los países ricos se han ido protegiendo de los intrusos, estos mismos intrusos que permitieron alcanzar parámetros de bienestar insospechados; el concepto de gastarbeiter (trabajador invitado) no dejaba duda a quienes tenían claro que sólo se les consideraba mano de obra barata.
Hoy, cuarenta años después, estos mismos trabajadores invitados ’invitan’ a su vez a que otra mano de obra barata mantenga o incremente el nivel de bienestar conseguido, para que gire la rueda de la fortuna… ¿Es descabellado pensar que dentro de otros cuarenta años, las personas originarias de países terceros, que hoy vienen a España en busca de ilusión, serán a su vez receptores de inmigración? La pregunta queda en el aire…
Pero la Historia está hecha de historias de vida, historias intimistas de percepciones, de identidades duales y a veces enfrentadas, del no soy de aquí, no soy de allá vivido, según el momento, como sensación de desarraigo identitario o de complementariedad, riqueza y variedad. Dicho de otra manera, se trata de la construcción de una nueva identidad individual y colectiva, que suma experiencias valoradas desde la propia cultura de origen e interiorizadas desde la interrelación con «el otro distinto». Ángel Millán Planelles analiza este concepto: ¿qué es la identidad? ¿Siguen siendo válidos los conceptos solipsistas y etnocéntricos de los siglos pasados, o debemos enfocar la naturaleza de la identidad con mirada posibilista?
La historia global de la inmigración, sin embargo, no admite subjetividad: los datos son fríos, implacables. Cada día llegan a las costas españolas nuevas barcazas de la (des)esperanza. El Estrecho de Gibraltar se ha convertido en un gran cementerio marino que nada tiene en común con su alegoría valeriana; y son las costas de Tarifa las que iluminan los ojos de los que gritan «Tierra» desde su particular balsa de medusa… Ildefonso Sena Rodríguez y Nieves García Benito, desde distintas perspectivas, nos presentan una realidad cruda, casi violenta, pocas veces relatada en la literatura, narrada en tono descriptivo y con mirada esperanzadora sobre la generosidad y la empatía de quienes viven en directo la miseria, el primero, y con la rabia contenida de quien observa la recurrente manipulación de la pobreza y de la diferencia, la segunda; los autores nos invitan a hacer una profunda reflexión sobre los mecanismos sociales, económicos y políticos que, a lo largo de los siglos, han determinado el concepto de frontera: frontera barrera, frontera encuentro, frontera ídolo… Quizás, parafraseando a Sartre, echemos de menos en esta denuncia algunas propuestas alentadoras y posibilistas que nos devuelvan la confianza en el ser humano tanto por lo que es como por lo que pueda llegar a ser.
El mundo es un conjunto de costumbres que van cambiando … como la vida [2]. ¿Qué es un país? ¿Y una nación? La determinación de las fronteras geográficas ha ido evolucionando a lo largo de la Historia y, con ella, la conformación de la idiosincrasia de los pueblos. Lo que sentimos hoy como cultura propia no es más que la suma de lo que hemos ido incorporando de las costumbres y tradiciones de quienes han estado en contacto con el núcleo territorial originario, y de su conocimiento. Hub Hermans lo deja muy claro en su presentación de la inmigración en Holanda y en los balbuceos de una nueva literatura -con frecuencia mal llamada, a mi parecer- ’de la inmigración’. Y es que la identidad global de quienes estamos llamados a compartir espacios de convivencia nace y se nutre del mestizaje y del contacto. «No querer olvidar y querer aprender», dice el autor es una de las realidades con las que el proceso de adaptación y verdadera integración de las personas debe enfrentarse. Y subraya, no sin sentido del humor, que muchas de las casas reales fundadoras de los reinos europeos no tenían, como Guillermo de Orange, «ni una gota de sangre holandesa». A buen entendedor…
La mer, la mer, toujours recomencée… [3] Literatura y patera, literatura y balsa es la literatura del viaje. De los que llegan y de los que se van. Del mar-útero hacia un nuevo nacimiento, del mar-movimiento, del horizonte abierto. Por mar llega lo bueno y lo malo, recalca Uva de Aragón, quien nos ofrece un amplio recorrido por la historia narrada de las migraciones desde el siglo XVIII, desde y hacia Cuba. Retrata con sensibilidad el universal deseo de libertad que hermana -a veces en la muerte- a los que buscan refugio en otras tierras, anhelando ir más allá del horizonte azul del mar… o del río, como subraya Hub Hermans cuando se refiere a la literatura chicana. Un recorrido histórico por las migraciones, su plasmación en las distintas corrientes literarias -e identitarias- sucesivas, desde la minoritaria, regional o nacional (personalmente hablaría más de ’territorial’), para alcanzar parámetros de universalidad en los textos de Helena María Viramontes, Alma Luz Villanueva o, más concretamente, en el análisis deconstructivista de Woman Hollering Creek, de Sandra Cisneros, en el que la autora lleva a reflexionar sobre la figura de La Llorona (la mujer pasiva) frente al símbolo del río de la Gritona (la mujer activa), rehuyendo del maniqueísmo o del binarismo de opuestos, para centrarse en el ’dinamismo inherente al concepto de identidad cultural’, común a ambos lados del océano. Pero la literatura del mestizaje, del desarraigo o del exilio ha encontrado su vena más popular en las canciones, convertidas en documentos sociológicos de gran valor, testigos de situaciones políticas y económicas a lo largo de la Historia. Patriotismo, nostalgia, tristeza y crítica social presentes en las coplas de los años sesenta en nombre de la emigración española que han dado paso a las canciones que denuncian, explican, narran la realidad de los que hoy llaman a nuestras puertas. Los textos elegidos por Gaspar Cuesta Estévez son canciones tiernas, desgarradas; canciones-denuncia, canciones comprometidas al fin. Desde Juanito Valderrama hasta Amistades Peligrosas, Joan Manuel Serrat o Joaquin Sabina, la universalización del miedo y de la miseria, de la violencia y el dolor en ritmos caribeños de Juan Luis Guerra o Gloria Estefan, o de balada, tiñe -sin embargo- de esperanza, la ’contaminación’ del sentir.
Literatura y pateras es como el mar, este mar omnipresente en las historias de las migraciones, resaca del pasado y del presente que vislumbra un futuro literario que ya va abriéndose camino. Un camino difícil desde los márgenes hacia una literatura mestiza. En un recorrido por el ensayo, la prensa, el comic, Dolores Soler-Espiauba nos lleva «de los campos de Nijar a los invernaderos de El Ejido». Enlaza datos y sentimientos, analizando la realidad española contemporánea desde la perspectiva histórica de la experiencia de los países del norte de Europa y lo hace con la inteligencia y la sensibilidad de quien un día, también, decidió ampliar horizontes. Desde la postura crítica de la escritora comprometida, nos lleva en su segundo artículo a seguir el hilo conductor de la obra de Juan Goytisolo: los emigrantes españoles de ayer, compañeros de miseria de los inmigrantes de hoy; y las valiosas aportaciones de Lourdes Ortiz, Andrés Sorel o Icíar Bollaín, entre otros, nos obligan -de nuevo- a la reflexión.
Y, a modo de conclusión, ¿cuáles son los elementos que nos hacen sentir «en casa»? ¿Hasta qué punto nos integramos en un país? ¿Qué les pedimos a nuestros amigos? ¿Dónde queremos reposar?
Quizás exista realmente este espacio en el que queramos establecernos una vez por todas, quizás debamos encontrarlo y quizás no sea el mismo lugar en el que hemos nacido. Cada ser humano tiene derecho a la felicidad y a buscarla por el mundo. La hipocresía de las sociedades occidentales a menudo defiende este concepto a ultranza mientras no cuestiona sus pautas de comportamientos. Las mejores intenciones se esconden detrás de discursos paternalistas trasnochados. Hablamos de integración, de acomodación y de adaptación. Es hora de actuar para que quienes comparten trabajo, derechos y deberes se sientan -de verdad- parte del proyecto ciudadano de los países en los que viven. De lo contrario, como recuerda la autora, citando al realizador del reportaje Vidas de inmigrantes, «Tal vez el día que acepten quedarse aquí después de muertos, la integración sea una realidad…».
[1] Los siete duelos de la emigración. El Dr. Joseba Atxotegui es director del SAPPIR (Servicio de Atención Psicopatológica y Psicosocial a los Inmigrantes y Refugiados) en el Hospital de Sant Pere Claver. Barcelona.
[2] Lo dice Chunhui Cun, inmigrante china. Martínez Ten, L. y otras. (2002): El Viaje de Ana: historias de la inmigración contadas por jóvenes. Consejo de la Juventud de España. Madrid
[3] El mar, el mar siempre recomenzado… Valéry, P.(1965): Le cimetière marin. Editions Vialetay. Paris.