Interculturalidad e identidades indígenas. Testimonios
Por Maria Heise
En este artículo se incluyen fragmentos de los diálogos sostenidos con jóvenes indígenas de la sierra y de la selva sobre los temas de identidad, marginación y educación bilingüe, pues es indispensable que se escuchen esas voces. Los informantes acogieron con mucho entusiasmo la propuesta de hablar conmigo. Debo señalar que los extractos aquí presentados han sido ligeramente adaptados, a fin de facilitar su lectura, pero sin borrar completamente las huellas de la oralidad, ni las del castellano adquirido como segunda lengua.
Ketty Sánchez
Shipiba
En 1999 hemos ingresado (a la universidad) ocho o nueve (estudiantes) shipibos, dos mujeres y siete varones. Aparte de los shipibos había otros grupos: Asháninca, Aguaruna. Y el año pasado han ingresado más estudiantes indígenas. Más varones que mujeres.
La mayoría de veces piensan que las mujeres indígenas no podemos seguir con los estudios, que siendo mujeres no somos capaces. Esto dicen incluso los mismos indígenas. En la comunidad prefieren a los hombres. Seguramente, por la costumbre misma que los hombres son fuertes, que (ellos) son los que pueden; y por un poco de machismo también. Pero, viéndolo de otra manera, pienso que no es así, que también las mujeres indígenas somos capaces de estudiar, de interrelacionarnos con otras personas que no son indígenas. De repente ahí está la interculturalidad: saber la forma de ser de las personas que no son indígenas, compartir las costumbres, intercambiar ideas, qué nos parece, cuál es la visión del hombre indígena y cosas así. Yo estudié en la ciudad de Pucallpa. En la Selva, en el Ucayali, hay mucha discriminación. En mi caso, particularmente, cuando estudiaba trataba de esconder lo que era. Me discriminaban los llamados mestizos. En la escuela, de alguna forma, me discriminaban también los profesores. Eso a uno le hacía sentir mal. Pero uno va aprendiendo poco a poco. Salí de mi colegio y cuando ya ingresé a la universidad, vi que las cosas son muy diferentes, que todos somos iguales, que no debe haber desigualdad, que debe haber respeto. Tenemos los mismos derechos y somos capaces también de aprender.
(En la actualidad) se está tratando para que haya educación bilingüe, pero yo veo que todavía no hay. Por ejemplo, hay jóvenes que han ingresado conmigo (a la universidad) y muchos de nosotros hemos tenido dificultades, porque en las comunidades todavía no hay una educación bilingüe.
Cuando yo estudiaba, en la escuela se hablaba el castellano. La lengua shipibo era más que todo familiar, en la escuela no me enseñaban en esta lengua. El profesor no era shipibo, hablaba castellano. Para mí me fue muy difícil, porque en mi casa toda mi familia hablaba shipibo. Entonces para asistir a la escuela, había que hablar en castellano, o tratar de hacerla y tratar de entender. Claro que no es fácil, pero uno intenta. Entonces poco a poco era hablar en castellano en la escuela y hablar en shipibo en la casa, con la familia. Era difícil, bastante difícil. Es por lo mismo que hay discriminación.
Los padres sí quieren educación bilingüe, que se enseñe tanto el shipibo como el castellano porque las dos lenguas nos sirven bastante. La lengua materna es importante para los jóvenes para poder comunicamos con los demás. También el castellano, porque, cuando uno trata de superarse, tiene que salir de las comunidades; y a veces, cuando uno sale y no sabe bien el castellano, también sufre. Como le dije, los jóvenes que hemos ingresado acá, hemos tenido un choque bastante fuerte. Hay jóvenes que han estado siempre en la comunidad y (ahí) no ha habido una educación bilingüe, entonces se sufre bastante. Yo vine en 1995, cuando terminé mi colegio ingresé a la universidad. Poco a poco uno va aprendiendo. Acá he aprendido a identificarme más con mi cultura, a sentirme más orgullosa de ser shipibo, de ser una mujer shipibo, porque acá en la universidad he recibido un trato muy especial, a diferencia de antes. Un trato positivo por parte de los estudiantes de lingüística y por parte de los profesores mismos y casi por todos.
No me sentía discriminada en ningún momento cuando yo ingresé a la universidad, pero cuando yo estuve en el colegio, en la escuela, sí me sentí discriminada. Todos eran mestizos y siempre insultaban, siempre hablaban. Como yo era ignorante, pues trataba de esconder, trataba de ser igual que ellos. Después, viéndolo de otra manera, al ingresar a la universidad uno aprende que no es así y que no debe ser así tampoco. Es por eso que ahora, cuando me voy allá, hablo mi lengua cuando me encuentro con mis familiares y no me importa lo que diga la gente y, es más, no me siento mal, o sea me siento más orgullosa todavía porque sé hablar el castellano, sé hablar el shipibo y es un orgullo. Y les digo a mis amigos: somos importantes, debemos sentimos bien delante de las personas hispanohablantes.
Si algún día tengo hijos, ellos tienen que aprender el shipibo, tienen que saber sobre la cultura, tienen que saber las historias, tienen que saber las tradiciones, las costumbres, de cómo viven los shipibos y cómo vivían nuestros antepasados.
Lidia González Sánchez
Shipiba
Soy profesora. He trabajado varios años en una escuela bilingüe de las comunidades indígenas shipibo. Luego he trabajado como especialista bilingüe en una provincia de Ucayali. Me pasé después a trabajar en el Programa de Formación de Maestros Bilingües, FORMABIAP. Trabajé allí por cinco años y ahora estoy trabajando en el ISP de Yarinacochas, como subdirectora administrativa. Actualmente, están trabajando también otros indígenas en la enseñanza. Hay de otros pueblos también, pero faltarían pues más shipibos que estén enseñando.
Cuando yo era profesora, sentí un rechazo por parte de los padres de familia, porque en esos tiempos, (en) el año 1973, cuando yo empecé a trabajar en un ministerio, los indígenas shipibos pensaban que la educación, la mejor educación, era recibida en lengua castellana. En la medida que yo los fui preparando, entendieron qué es lo que busca la educación bilingüe, porque el ser indígena no te quita tener la capacidad como cualquier persona de cualquier grupo idiomático.
A las mujeres shipibas no se les permitía estudiar porque se pensaba que las mujeres no pueden hacer otra cosa más que cocina(r), pero nos hemos dado cuenta de que no era así. Hemos conocido las leyes, y (ésas) nos facilitaban también que tenemos todos los derechos y la misma capacidad que los hombres. Bueno, tenemos que salir adelante también las mujeres. Las mujeres shipibas ahora tenemos una organización. A través de (ésa) venimos capacitando a otras mujeres para que puedan participar en diferentes campos, ya sea político o económico. Nosotras (por ejemplo) tenemos una artesanía de calidad y podemos salir adelante promoviéndola.
Hay otras mujeres, que no toman interés o no le dan espacio, porque la cultura misma -ya sea shipiba o de otro pueblo (indígena)-a las mujeres no nos permite salir un poco más. Siempre creemos que el varón es lo que hace todo y que puede participar en todos los diferentes eventos. Pero, en realidad, no es eso. Nosotras también tenemos la capacidad de asumir esas responsabilidades, de reconocer, de participar en diferentes campos. (En) comparación (con el pasado) las mujeres estamos progresando. Ahora tenemos más presencia y estamos demostrando que las mujeres también somos capaces y somos importantes, podemos hacer muchas cosas en unión con los varones. Nuestras ideas tienen que recoger ellos, porque así entre todos, aportando más ideas, podemos lograr muchas cosas y podemos desarrollar más nuestra cultura y nuestra lengua.
Ahorita, el tema de la interculturalidad es sonante. Lo vamos a lograr. Eso depende también de todos nosotros, los que estamos con esta responsabilidad de difundir y hacer realmente respetar nuestra cultura. También hay que demostrar lo que nosotros somos. Bueno, en realidad, la interculturalidad, los indígenas la estamos asumiendo, pero faltaría hacer el trabajo con los mestizos porque ellos no entienden. Cuánto nosotros estamos hablando de la interculturalidad, hablamos de la igualdad, hablamos de la participación; pero en realidad a ellos no les interesa nada. Eso es lo que se espera, que todos seamos importantes y que todos pensemos que acá todos somos humanos y que todos tenemos el mismo derecho al respeto. Yo he sufrido (la discriminación) en mi trabajo, cuando estaba participando como especialista. Yo tenía que hacer ver por los maestros, hacer todo lo que era educación bilingüe, yo les hablaba, les proponía; pero me marginaban. Me marginaban los funcionarios. Yo hablaba de la educación bilingüe, qué es esto, así deben de hacer, así debemos de capacitar a los maestros en educación bilingüe. Muy pocas veces he sido escuchada. Esto se ve todavía en Pucallpa: los bilingües no son atendidos como debe ser.
Existen escuelas bilingües en comunidades indígenas donde todavía están laborando los maestros mestizos. ¿Quiénes son los responsables? Los del Ministerio de Educación. En este caso, las direcciones regionales y las ADE. Ellos, conociendo que son escuelas bilingües, siempre están nombrando, contratando maestros no indígenas, que no conocen la lengua, para que sigan enseñando en una escuela bilingüe. Debe ser lo contrario, en todas las escuelas bilingües ya deben estar enseñando los maestros indígenas, porque si no es así estaríamos haciendo otra cosa, menos educación bilingüe.
Quisiera que (mis hijos) como indígenas sepan lo propio, sepan todo lo que es la cultura y que hablen correctamente la lengua shipiba y, paralelamente, tengan que ir conociendo de otras culturas y el castellano, porque es la lengua común. Por eso es importante conocer esa segunda lengua; pero, primero, nuestra lengua.
Miriam Shimbo Vera
Harakmbut
Yo soy de la familia lingüística Harakmbut, del subgrupo Wachipaeri. Soy profesora de educación primaria y ahora, actualmente, estoy trabajando con alumnos del Instituto Superior Pedagógico Bilingüe Intercultural de Puerto Maldonado (Madre de Dios). En estos momentos soy responsable del área de comunicación integral, en el subárea de lengua materna.
Yo me siento orgullosa de lo que soy, de ser harakmbut, que sé hablar harakmbut, no me he olvidado mis costumbres, todo lo que existe dentro de mi cultura. Ha habido discriminación por parte de los colonos, de repente, así dejar a un lado a los indígenas, pero a la vez siempre los amigos, los compañeros hemos tratado de tener amistad con ellos. En sí, nosotros hemos ido superando y queremos superar.
Casi todas las comunidades están queriendo que se aplique la educación bilingüe intercultural, pero también algunos están en desacuerdo, quieren que se les enseñe (sólo) en castellano.
Ahora tengo dos hijitos y quiero transmitirles la lengua y todos los valores de mi cultura. La mayoría de los harakmbut están contentos con su cultura. Claro, algunos la rechazan y quieren dejar su lengua materna a un lado y seguir con el castellano. Yo pienso que está bien aprender el castellano porque es necesario; pero no dejando de lado nuestra lengua.
Ana María Mamani
Puno
Soy de Puno. He vivido hasta 1993 en Puna y por trabajo salí a Huancavelica, diré más por familia. Entonces, hasta el noventa y tres mi residencia era en Puna. Trabajé en una isla, me inicié trabajando en la isla de Amantaní. Mi especialidad es el nivel secundario y como no había plazas me dieron primaria. i Imagínate! de secundaria me fui a trabajar a primaria.
Ahí me encontré con que todos los niños eran de lengua materna quechua; y yo también la hablaba. Yo estaba formada para enseñar a grandes, en secundaria, no a niños. Entonces yo me preguntaba ¿cómo hago, cómo enseño? Sé el quechua, pero ¿cómo lo utilizo para enseñarles a los niños? Yo me comunicaba mejor en quechua, a diferencia de los otros profesores que hablaban sólo el castellano. Inclusive yo trabajaba con los niños, los llevaba al parque a jugar.
En Huancavelica, el quechua es muy diferente al que se habla en Puna. Yo no me preocupé, no había pensado en mi lengua, no había pensado que el quechua me iba a chocar allá. Así salí y tuve la suerte de trabajar como secretaria en el PRONA, porque el PRONA atiende a las comunidades. Ya pues, para mí era fácil, yo decía «para mí es fácil porque yo hablo el quechua», entonces nos comunicábamos en quechua. Pero había cosas que no entendía y que no me entendía la otra persona, me miraban y una señora me decía: «Tú no eres de acá, tú eres del Cuzco…». Por ejemplo, «agua» en Puna se dice unu; y en Huancavelica, yaku. Entonces hay diferencias. Bueno, así me tuve que ir ambientando.
Yo creo que ahí hubo interculturalidad. Empecé a convivir o estar en contacto con Huancavelica a nivel de la lengua misma. Yo, como trabajaba como secretaria, me comunicaba a diario con las mamás, llámese de Yauri, Acoria, etc., a diario nos comunicábamos. Esto ha hecho que yo empiece a tener ese contacto, a convivir con lo de ellos. Yo tuve que estar al cuidado de las palabras nuevas que había para poder hablar de esa manera, porque, imagínate, yo decía, «maypitaq tiyanki». Para ellos es «¿dónde te sientas?» pero yo quería preguntar, «¿dónde vives?». Con esas cosas yo tenía bastante cuidado, porque (antes) mientras no me daba cuenta seguía hablando. Yo pensé que ellos hablaban igual que yo, hasta un momento en que ellos no me entendían y me miraban y yo decía: «pero por qué». Había compañeros que trabajaban y preguntaban: «cómo es esto», entonces eso hacía que yo vaya alimentado mi léxico, en quechua, para poder utilizar eso y comunicarme de esa manera. Cuán importante es conocer a los otros para poder conversar, para poder tener ese contacto de lengua. ilmagínese si no conozco su lengua!
En Huancavelica, yo cocino los platos de Puna, que allá no se conocen. En cualquier reunión que hay, yo los preparo y ellos a veces dicen: «pero este plato, ¿cómo se prepara?, ¿cómo se llama?». Ya están conociendo los platos de Puna. Inclusive, a veces, cuando, ya sean amigos del trabajo o familiares de mi esposo, me pedían que les prepare un plato u otro de Puna. Eso también es interculturalidad. Yo siempre tie comentado, los carnavales en Huancavelica no son como en Puna, donde el primer lunes de carnaval uno se levanta a las cuatro, cinco de la mañana, para adornar la casa con serpentinas, se echan flores alrededor de la casa. Esto se hace para agradecer a la casa donde uno vive, agradecer a los animales por lo que producen, agradecer a la chacra por lo que nos da. Yo hice una fachada, adorné mi casa en Huancavelica. Esta es la costumbre de Puna, por esto lo hago. Hoy en mi casa he hecho lo que en Puna. Esto no hay en Huancavelica, ahí esto no es carnavales. Carnavales para ellos es jugar con agua.
Rojas Wachapa
Aguaruna
Mi padre es Huambisa, mi madre es Aguaruna. Entonces yo hablo Huambisa y cuando vengo a saludar a mi madre hablo Aguaruna. Antiguamente peleaban (Huambisa y Aguaruna), pero ahora todo (es) la unidad; sentimos todo igual, compartimos la solidaridad como hermanos, no hay la diferencia. En cuanto a su(s) lengua(s), en la forma de pronunciamiento hay diferencia, pero sí se entiende. Pensándome, o sea, limitándome en el país, soy peruano. Pero cuando me pongo a pensar en el mundo indígena, digo, en mi población indígena, la que se denomina Jíbara, me pongo a pensar por qué nosotros no tuvimos una propia nación, una propia patria. Mi identidad es peruana, pero mi (mayor) identidad soy indígena. Comparto una idea, una solidaridad indígena. Quién sea shipibo, asháninca, no distingo porque tengo mismo sentimiento, mismos procesos, entonces no distingo a nadies.
Cuando estoy en mi estudio me identifico como indígena y ahí (es) el conocimiento occidental. Cuando dieron el nombre «interculturalidad táctica», dije, yo soy un indígena y me puedo intercambiar, puedo conversar, puedo dialogar con un personaje extraño que sea de un mundo mestizado y comparto mi cultura, mi costumbre y yo también me adopto de esa (otra) cultura, (y él) también se adopta, entonces no hay ningún problema.
Me han dado la facilidad de estudiar, con una educación, digamos, un poco actualizado, superior, y me han dado también contacto a relacionarme, a comunicarme más fácil con diferentes hablantes, digamos, idioma castellano y también (con) personas de otro lugar. Eso me da la facultad de comunicarme, entonces yo dije por eso será la «interculturalidad táctica».
El pueblo indígena tuvo el proceso de desarrollar, pero, lamentablemente, a veces no sirvió y ahora el conocimiento que seguimos es el conocimiento occidental. Pero a mi criterio personal, no tengo ninguna distinción; yo comparto, dialogo, converso. Quizás otros piensan que los indígenas tienen menos capacidad, (que) tiene(n) otro mundo. El mundo occidental también tiene otro mundo. Pero compartimos,. intercambiamos, ellos también conocen, narran los cuentos, los mitos, ponen a interpretar y también nosotros. Es un intercambio, quizás hay una diferencia; pero, en mi punto de vista, eso es compartir ambos lados.
Yo en mi propio identidad (me) he sentido feliz porque pertenezco a una población indígena. Nunca me he sentido avergonzado, aunque me discriminen. En nuestro país, en Perú, existe una gran discriminación, racialmente, en cuanto a la educación, culturalmente, en cuanto la costumbre, pero yo he tomado poco interés.
Nuestro país, el Perú, es mestizado, tiene su costumbre frente a otro (s pueblos) de su (s) costumbre(s), es multilingüe y pluricultural. Digamos, nuestro país, Perú, no es solamente uno solo, hay diversos. Entonces, mi punto de vista, por qué se pone a discriminarse. Deben compartir ambos lados, tener la misma igualdad, la posibilidad y compartirse su identidad, pero no se ve en cuanto a (la) población mestizada. La población indígena es marginado a un lado, subordinado. No me parecía bien. Así no puede ser interculturalidad. Eso puede entenderse de que tenga la misma igualdad, las mismas posibilidades. De esta forma se podía ayudarse, la gente de acá se puede conocer, se puede intercambiar, yeso puede ser un país hermoso. Ahí se ve que respeta la misma solidaridad.
Cada pueblo siente orgullo, tiene su identidad, tiene su costumbre, tiene su cultura y trata de conocer de otro mundo de conocimiento que adaptarse. Pero jamás se niega lo que es su identidad, su población, que es su casa, digamos.
Pero, hay otra cosa también, hay personas que (sí) niegan a su población, entonces trata de cambiar, adaptarse a (otro) mundo. Empecé a leer un libro, no me acuerdo el autor, (contaba de) un mexicano (que) se va a Norteamérica, a EE.UU., totalmente quiere adaptarse a una costumbre, a una vida igual como (ahí) viven, pero jamás nunca se podía cambiar igual como son los norteamericanos. Pero nunca no le salía bien. Y así vivía los tiempos y por fin pensó «¿Por qué es necesario negar lo que uno tiene, de donde uno proviene?»
Un indígena no puede negar lo que es su identidad, lo que es su cultura, lo que es su mundo. Uno se identifica tal como es. Entonces yo, en mi persona, no he tomado interés en el que me discriminen en cuanto físicamente, racialmente, en conocimiento. Yo siempre soy alegre, siempre narro mi mundo y explico el destino de los pueblos indígenas, dónde llegará, de dónde será, hasta dónde quiere llegar, por qué sucede esto. Cuando trato de pensar, que reaccionen bien, en el sentido de mis compañeros, nosotros conocemos un mundo en el que no vivimos, nuestros padres no vivieron y visto conforme a lo que visten, pero eso tampoco no me afecta. Quizás digo y mi población tuvo el proceso de civilizar, pero lamentablemente no vestimos igual que como vestían, pero eso sí, podría tener también un intercambio así parecido a peruano, quiere vivir en comunidad, puede vestir normal, si quiere vestir tradicionalmente como antes se vestían, también puede hacer; si yo me cambio también me digo y normal, yo no veo tan complicado, pero otras personas quizás no tratan de ponerse a compartir, es intercambio. Muchas personas ahora habla(n) (de) la interculturalidad bilingüe, la educación bilingüe. Se ha dado ese nombre, solamente la conversación o también se intercambian muchas cosas culturalmente, puede ser un conocimiento. También se dialoga, también se aporta, tratan de interpretar cómo un occidental o indígena opina, o sea da la relación, también nosotros mismos damos la interpretación, lo que habían plasmado un gran sector.
Yo no tengo hijos. En algún momento decidiré llegar a conocer una (mujer). No sé qué tipo de (mujer), qué serán mis hijos, pero si hago un intercambio culturalmente, digamos si yo tenga una mujer mestiza, ahora, digamos, me da facilidades a enseñarle a mi hijo que conozca su propia lengua, su cultura, también que conozca su cultura de su mamá, entonces puede hablar el castellano. Si mi hijo consiente, tiene su identidad doble, conoce, se da la comparación, analiza. Entonces, bueno, eso no sería para mí perderlo mi cultura, sino que sí mantengo, conoce, siempre valora, siempre da el apoyo a su población donde yo pertenezco y a la que pertenece su mamá, entonces eso sería un intercambio.
(La comunidad) asume la idea intercultural, eso es bueno. Los maestros son bilingües. Bueno, bilingüe es el que domina su propia lengua y el castellano. Enseñan de primero a tercer grado de su propia lengua, que describan, que hablen correctamente, y de cuarto año ya enseñan en castellano.
Pero ah í también (existe) una gran debilidad de los estudiantes. Ellos casi no toman interés porque es su lengua. Eso existe en muchas personas y (tampoco) toman (interés) a narrar sus cuentos. Eso es un gran atraso de nosotros.
El problema de la actualidad, de este año, (es) que un joven que ha terminado sus estudios de colegio cerca de su población no conoce (su cultura). Eso bastante nos preocupa. Yo siempre digo, primero debe conocer a su nombre, contar cómo viven, cómo hacen, cómo trabajan sus padres y cómo se realiza su trabajo. En la segunda parte, conocen cómo se aplica en el mundo occidental. Si no conociera mi mundo, no sentiría bien, (me) sentiría más perdido. Pero yo estoy alegre, conozco mi mundo y sé cómo es el conocimiento o desarrollo (occidental). Si un estudiante ahora solamente conoce al mundo occidental sus estudios supera, pero al mirar atrás, a su condición, al tratar de enseñarlo a hablar en su propia lengua, a explicar a . su propia lengua, no conoce, esto es el que estamos ahora en esta situación.
Entonces lo importante del maestro bilingüe sería que ellos podían ser los ejes principales, que podían recomendar a sus alumnos o enseñarlo, el mismo maestro bilingüe que conozca de su mundo, su historia, sus cuentos, algunos poemas. Un alumno bilingüe debe conocer eso primero. Esta forma sería para mí, me contentaría de que están conociendo ambos. Ese es la interculturalidad. Un maestro se va ahora de Chiclayo, lo contratan y es un personaje bilingüe, pero ese profesor no conoce la realidad de la población indígena y tampoco habla la lengua.
Ahora nosotros qué planteamos para que mejore nuestra educación. Que tengamos derecho a la igualdad, que tengamos el poder político, que tengamos el poder económico. El pueblo indígena no tiene ni paz, ni tranquilidad de descansar. Muchos dicen que viven en la selva porque a ellos no les falta, pero un estudiante que viene (a Lima) a saber es muy diferente.
Yo estoy con ese conversación con mis amigos, yo agradezco (a) algunas iglesias, algunos misioneros, misioneras, de alguna manera, a alguna(s) personas cooperantes o no cooperantes que nos enseñaron a intercambiar con la lengua de mis padres, a explicar lo que vive, a despertarlo, que se dé cuenta, yo agradezco muchísimo, muy grandemente. El estado peruano no lo hubiera hecho. De una manera algunas iglesias nos atendieron, nos escondieron, acudieron (en) la defensa. Nosotros vivimos cooperados de otros países que nos aportan, tienen una solidaridad a la población indígena, una solidaridad a los maestros bilingües que se preparan y que ayudan.
En nuestro país hay discriminación racial, institucional y políticamente. Mi población tiene mucho proceso que luchar para su propio desarrollo y que mostrar, pe, los profesores, los propios indígenas que se puede solicitar, compartir el conocimiento, intercambiar, esto sería mucho mejor que decirle bilingüe, interculturalidad táctica, entonces, pero mientras que uno no llegue a ese nivel, la población no vamos (a) salir de acá. Yo no tengo libre de dormir, no tengo libre comer, no tengo libre de sentar, todo lo que quiero, todo en mi camino donde doy cada paso atrás, cada paso adelan- . te, igual, cada momento que converso, cada momento que me pongo a pensar, yeso es mi tarea, lo único, lo que puedo dejar a decir, a leer, que narre que tal joven van a ser los indígenas que vienen.
Lo importante es que mejore una educación bilingüe, que sean calificados los maestros bilingües, que sean seleccionados, que tengan su propia tranquilidad, que busquen una alternativa positiva y enseñando fuera del curriculum que el Estado le manda, Ministerio de Educación. Por eso son maestros que ya están allá, que deben aplicar para mis alumnos bilingües. Qué hago yo (como profesor bilingüe). Puedo preparar un material, de esta manera, que sé como hacerlo aprender mucho más fácil, esto ha debido pensar. Estos son mi punto(s de vista) donde me pongo a pensar.