Diversidad socio-cultural y formación de profesores
Autora: María del Carmen López López
Bilbao, Ediciones Mensajero
(2002)
pp. 167
Reseña escrita por: María José Latorre Medina
Si algo ha caracterizado desde siempre a las sociedades es sin duda alguna la manifiesta diversidad de las personas que las componen, como esencia de la condición humana. En la sociedad actual en la que vivimos, una sociedad democrática cada vez más plural-global, el respeto a la persona, a la dignidad y a la diversidad humana, sea sociocultural o de cualquier otra índole, ha de constituirse en uno de los pilares básicos de la misma y, por tanto, la educación, como una de las herramientas más poderosas de la democracia, o como sostiene la propia autora, «como uno de los pilares centrales de cualquier actuación» y, por ende, la escuela, como una de los agentes formativos encargada de esta tarea, debe educar para la democracia en y para la diversidad humana. Esto supone, no cabe duda, un nuevo compromiso y a la vez un apasionante desafío para la escuela y los profesores; desafío que ha propiciado que la reflexión sobre el hecho multi e intercultural llegue a ser un tema para los docentes de vital importancia en un país que, como el nuestro, ha dejado de ser uniforme y tradicional, sociológica y culturalmente homogéneo en valores, creencias, identidad sociocultural, lengua y cosmovisión de la vida, etc. En este contexto, los estudios sobre las relaciones entre la diversidad socio-cultural y la institución educativa, sobre las nuevas necesidades formativas del profesorado para atender a esta diversidad, se han convertido en un cardinal y fascinante campo para la reflexión y la investigación educativa. Es en este sentido que el libro de Mª Carmen López se nos presenta como una excelente aportación en esta dirección que enfatiza el papel de la formación del profesorado en esta ardua tarea.
El libro se encuentra estructurado en torno a cinco capítulos. En el primero de ellos, a modo de fundamentación, la autora nos ofrece una visión amplia y general sobre los desafíos que se desprenden del carácter plural de la sociedad en la que vivimos. Razona, en primer lugar, los factores o causas que han impulsado el repentino interés por ofrecer una respuesta educativa a la diversidad cultural. Y, a continuación, tras hacer un recorrido histórico por los antecedentes de la educación intercultural, presentarnos las posibles respuestas educativas que caben ante el hecho multicultural y aclararnos el significado que lo social y lo culturalmente diverso tiene para la escuela, contempla algunos de los principios básicos que debería sustentar cualquier propuesta de educación intercultural en el aula.
En el segundo capítulo del libro, la profesora nos pone en conocimiento del tratamiento que la diversidad sociocultural recibe en el ámbito legislativo español. Inicia este tema analizando, en primer lugar, la Constitución Española, la LOGSE y demás disposiciones legales actuales que sirven de marco al desarrollo de una educación para la diversidad cultural en nuestro país; en segundo lugar, describe algunos de los trabajos que han estudiado la dimensión axiológica en los documentos de la reforma educativa o su grado de adecuación para responder a la diversidad sociocultural (Núñez, 1992; Gervilla, 1993a; Llopis, 1993; Sevilla, 1995; Gervilla y Peñafiel, 1996; etc.) y finaliza el capítulo dedicando una especial atención a las posibilidades y limitaciones que, desde la postura oficial, se derivan del carácter transversal otorgado a la educación intercultural en la propuesta curricular de la Educación Secundaria.
Trascender la propuesta de las transversales para intentar redefinir la educación intercultural desde una perspectiva compleja en el marco de la educación global, es el nuevo reto que se plantea López en la tercera parte del libro. Tras unas breves pinceladas en torno al ámbito de la educación global (definición de su campo de estudio, diferenciación entre educación global-educación internacional-estudios mundiales y principales características, dimensiones, controversias y prácticas educativas de esta perspectiva global), reconstruye el significado de la transversalidad de la educación intercultural desde este nuevo marco global emancipatorio y crítico, definiendo, en base a esta nueva propuesta, algunas de las características de un currículo global multicultural (aprendizaje de experiencias, componentes cognitivos, desarrollo de habilidades, desarrollo de actitudes y evaluación).
La figura del profesor como una pieza clave ante la diversidad sociocultural en aras a articular los cambios necesarios que permitan construir una escuela comprensiva, sensible a las diferencias y abierta a la diversidad sociocultural, constituye el núcleo del capítulo cuarto. A lo largo de su tejido narrativo, la autora nos explica cómo las diferentes tradiciones educativas (positivista, interpretativa y crítica) han condicionado el rol desempeñado por los profesores ante la diversidad sociocultural: el profesor como agente de reproducción sociocultural dentro de la tradición positivista de la educación; el profesor como agente que redefine e interpreta la cultura que surge ligado a la tradición interpretativa; el profesor como agente de transformación sociocultural, dentro de la tradición socio-crítica y el profesor como agente que promueve la interacción hacia una cultura global-plural que está emergiendo con fuerza en la reciente estrenada centuria dentro de la perspectiva global emancipatoria y crítica de la educación.
Un tema de especial calado nos vislumbra en el último capítulo del libro: la preocupación por formar excepcionales profesionales o profesores didácticamente competentes en sociedades plurales; otra razón más que pone de manifiesto la relevancia e interés científico de este tipo de estudios en el campo de la formación docente de cara al reto que le plantea la sociedad actual y cada vez más la venidera. Centra su estudio la autora en cuatro puntos: analiza algunas propuestas formativas articuladas al respecto; revisa los principales estudios que sobre la formación docente para la diversidad se han realizado; formula una serie de bases sobre las que asentar los programas de formación de los futuros docentes para esta diversidad y sugiere algunas indicaciones para mejorar las propuestas formativas del profesorado en una sociedad global-plural.
Si en alguna medida las implicaciones y propuestas de mejora que pueden derivarse de este estudio, en especial para la investigación sobre el profesorado y su formación, contribuyen al desafío que supone la articulación de respuestas educativas coherentes y respetuosas con la diversidad cultural que caracteriza a las sociedades modernas y que representa uno de los retos más relevantes para los docentes, si en alguna medida contribuye decíamos, la profesora López puede darse por satisfecha.