Presencia Quechua en el español coloquial hablado en Lima: casos de Jato y Palta
Por Rómulo Quintanilla Anglas. Profesor Asociado del Departamento Académico de Lingüística de la UNMSM
RESUMEN
Son múltiples los efectos que se producen en una situación de convivencia de lenguas y culturas distintas. Uno de los más evidentes efectos de este fenómeno histórico está relacionado con el lenguaje y el uso que de él hace el hablante para expresarse verbalmente durante los variados y distintos roles que cumple en la intrincada red de relaciones sociales que se da en el grupo del cual forma parte.
En una situación de contacto de lenguas y culturas, es inevitable que ambas lenguas sean afectados mutuamente. Sin embargo, el porcentaje de afectación y el consiguiente reconocimiento de este hecho es mayor de parte de la lengua y cultura reconocida como de más prestigio, como ha ocurrido en el caso de contacto entre las lenguas quechua – castellano. Pese a esta desventaja del quechua, ésta no ha dejado de impregnar su «huella» en el castellano de forma evidente o sutil. Formas y significados quechuas han calado en distintos niveles de la lengua venida de Europa, siendo el léxico uno de los componentes de la gramática española más afectado. El prejuicio de «lengua estigmatizada» con que se marcó al quechua ha obligado a los hablantes a «camuflar» formas originales de su lengua para usarlas en su comunicación cotidiana (coloquial). Por ello muchos de estas palabras no han mantenido sus estructuras pues, con la finalidad de satisfacer necesidades comunicativas dentro del grupo de hispanohablantes han tenido que darles formas hispanas o matizarlas creando híbridos que sean reconocidos como de origen español.
Existen vocablos considerados genéticamente españoles y aun de creación estrictamente juvenil dentro de este sistema, que en realidad son de origen quechua, como intentaremos demostrar en lo que sigue del artículo.