21 de febrero. Día Internacional de la lengua materna. El día internacional de la lengua materna y las prohibiciones
Por Judith Amador Tello
Como el sino de estos gobiernos es la contradicción, la celebración del Día Internacional de la Lengua Materna estuvo precedida por la noticia de que en una escuela de Atencuapa, municipio de Atlapexco, Hidalgo de México los alumnos tienen prohibido hablar el náhuatl, su lengua materna.
Y qué ironía: Justo por una represión nació esta conmemoración internacional. Según información proporcionada por el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas -cuyo director general Fernando Nava, se jactaba en la ceremonia celebratoria del martes 21 de febrero, de que las lenguas indígenas fueran reconocidas en México como lenguas nacionales, junto con el español- el Día Internacional se celebra desde febrero de 2000.
Fue instituido en noviembre de 1999 por la Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés), para recordar que el 21 de febrero de 1952 los jóvenes estudiantes Abul Barkat, de la Universidad de Dhaka, y Rafiquddin Ahmed, del Colegio Manikgonj Debandra, y Shafiur Rahman, empleado de la Corte de Dhaka, murieron baleados cuando la policía abrió fuego contra una manifestación que demandaba el reconocimiento del bangla, como una de las lenguas oficiales de Pakistán.
Los jóvenes -quienes tienen un monumento en su honor- son considerados mártires del lenguaje y su lucha marca el inicio de la guerra de liberación de Bangladesh, aunque -según información de la página web de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (Conadepi)- el bangla no ha sido reconocido como lengua oficial en Pakistán, donde la Constitución de 1972 establece que el lenguaje debe ser el bengalí.
Y dice la Conadepi:
«Esperamos que el espíritu del Día Internacional de la Lengua Materna ayudará a desarrollar en nosotros un profundo respeto no sólo para nuestra lengua materna, sino para la de los otros también; ayudar a la expresión de todos los lenguajes, mayoritarios y minoritarios, y poner fin al predominio de un lenguaje sobre otro.»
Quizá las autoridades de la telesecundaria 119 de Atencuapa, Hidalgo, no piensan igual, pues -publicó el diario Reforma el pasado 20 de febrero- el séptimo punto del reglamento del primer grado ordena claramente: «No hablar el idioma náhuatl dentro y fuera del salón». Y un papel pegado en una pared del aula lo dice también.
Lo contrario no sería una concesión. Existe ya la Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 13 de marzo de 2003, que reforma el artículo segundo de la Constitución y el artículo séptimo de la Fracción Cuarta de la Ley General de Educación.
Ahí se establece que «las lenguas indígenas son parte integrante del patrimonio cultural y lingüístico nacional». Y dice, además, que el Estado «a través de sus tres órdenes de gobierno -Federación, entidades federativas y municipios, en los ámbitos de sus respectivas competencias, reconocerá, protegerá y promoverá la preservación, desarrollo y uso de las lenguas indígenas nacionales».
La ley reconoce además el derecho de todo mexicano a comunicarse en la lengua de la que sea hablante, «sin restricciones en el ámbito público o privado, en forma oral o escrita, en todas sus actividades sociales, económicas, políticas, culturales, religiosas y cualesquiera otras».
Además, a propósito del caso de la telesecundaria, se establece también que las autoridades educativas, federales y de los estados garantizarán que la población indígena tenga acceso a la educación obligatoria, bilingüe e intercultural, y dice que deberán adoptar las medidas necesarias para que asegurar el respeto a la dignidad e identidad de las personas, independientemente de su lengua.
Más aún:
«En los niveles medio y superior, se fomentará la interculturalidad, el multilingüismo y el respeto a la diversidad y los derechos lingüísticos.»
Ojalá que en este asunto, claramente violatorio de los derechos de una comunidad nahua, la frase que también ha identificado al gobierno foxista (¿Y yo por qué?) no acabe por convertir en letra muerta las disposiciones de esta ley.
Fuente: Proceso.com.mx