24 de junio: Nuevo Año Indígena
INTY RAYMI
El Inti Raymi o Fiesta del Sol, fue la fiesta más importante en tiempo de los Incas. Se celebraba con ocasión del solsticio de invierno -el año nuevo solar- para un pueblo cuyo principal objeto de culto era el dios Inti (el sol), en la plaza de Huacaypata en la ciudad de Cusco.
La importancia religiosa, festiva ceremonial, social y política era tal, que la fiesta se extendió en todo el Tahuantisuyo.
Después de la conquista española, la ceremonia fue suprimida por la Iglesia Católica y la sociedad andina que celebraba la fiesta del sol fue desmembrada. El Inti Raymi fue entonces olvidado, hasta mediados del siglo XX cuando, como expresión de un gran movimiento de revaloración de la cultura nativa en el Perú, fue vuelto a la escena. En 1944 un grupo de intelectuales y artistas cusqueños encabezados por Humberto Vidal U., decidieron recuperar el Inti Raymi de la Historia y presentarlo como un espectáculo de tipo teatral, destinado a toda la población de Cusco (Qosqo). Desde entonces, con muy pocas excepciones, ha sido representado cada año, enriqueciéndose y evolucionando por la investigación histórica.
El Inti Raymi en tiempo de los Incas era una ceremonia religiosa, ahora es una representación de teatro, sin embargo esta expresión genera un sentimiento de identidad en el pueblo, que evoca valores y recuerdos que todavía son relevantes en nuestros días, trae también al recuerdo un tiempo que vive en el corazón del pueblo de Cusco (Qosqo). La versión está expresada en el idioma original, quechua, con su correspondiente traducción al castellano para facilitar una mejor comprensión.
«El Inca, con la ayuda de los Sacerdotes «inducían» al dios Inti (sol) justamente cuando llegaba al punto máximo de su lejanía y comenzaba su aproximación al Cusco, a volver con el favor de sus rayos, para fecundar la tierra y para procurar el bienestar de los hijos del gran imperio del Tahuantisuyo.»
La Ceremonia En la actualidad, el 24 de junio de cada año, se realiza en Sacsahuamán, la solemne evocación del esplendoroso rito incaico, con un guión renovado y preparado por distinguidos especialistas en la materia.
En la noche de la víspera se apagaban los fuegos en toda la extensión del enorme imperio, el Tahuantisuyo, y en el Cusco en la gran plaza Huacaypata (hoy Plaza de Armas) se concentraban todos los más brillantes personajes del imperio.
Entre las sombras, la multitud esperaba la aparición del dios Inti (sol) con gran respeto. Generales, príncipes, y toda la nobleza esperaban en profundo silencio; muchos de ellos disfrazados de fieras y otros animales de la mitología andina.
Al aparecer el sol, expresaban su reconocimiento de tenerle y adorarle por sumo, solo y universal dios, que con su luz y su virtud creaba y sustentaba todas las cosas de la tierra, agradeciéndole por las cosechas recibidas en el año.
El Inca, con la ayuda de los Sacerdotes «inducían» al dios Inti (sol) justamente cuando llegaba al punto máximo de su lejanía y comenzaba su aproximación al Cusco, a volver con el favor de sus rayos, para fecundar la tierra y para procurar el bienestar de los hijos del gran imperio del Tahuantisuyo. El fuego sagrado era renovado con un brazalete cóncavo de oro que se ponía contra la luz solar, cuyos reflejos se proyectaban sobre un trozo de algodón muy carmenado, el que se incendiaba en breve espacio. La lumbre sagrada era llevada al Coricancha, donde sería conservada por las Acllas.
Durante la ceremonia también se realizaba el sacrificio de una llama para vaticinar el año venidero, luego una gran marcha militar, y al final todos se retiraban y estallaban en algarabía desenfrenada que duraba varios días.
Fuente: Guión Oficial de la Evocación del Inti Raymi, Municipalidad de Qosqo.
«We Tripantu» o Año Nuevo Mapuche
«Deuma afpule pun, mapuche mapumeu wengetuai itrovill monguen…. Ka femngechi peumangen, wengetuai rakiduam, newen, ka kiñegün itrokom puche, Ka antü ñi mülerpuam doi küme monguen…»
(Armando Mario Lefío)
«Cuando la noche haya llegado a su tope final, la naturaleza dará paso a un nuevo ciclo de vida en el mundo indígena, permitiendo renovar los sueños, esperanzas y compromisos hacia un futuro mejor para todos…»
Por José Manuel Rebolledo/ Atina Arauco
El renuevo de la tierra, la luna de los brotes frios, el regreso del sol… Diversos y poéticos son los nombres que señalan el Nuevo Año indígena. La Pachamama, La Ñuke Mapu, la Madre Tierra, comienza a brotar fertilizada por el Sol, desde las altitudes andinas hasta el extremo austral. Antü (mapuche), Inti (aymara), ó Ra’á (rapanui), el Sol comienza a acercarse nuevamente a la tierra, después de la noche más larga del año: ha llegado el Solsticio de Invierno. Este ciclo, observado por los pueblos originarios, marca el nacimiento de un nuevo periodo, a la par que brotan las semillas, los animales cambian pelaje, el hombre también se renueva… (www.revistaorigenes.cl)
Cuando llegaba el año 1999, al territorio mapuche en Arauco, me hablaban los peñis de celebrar el año nuevo mapuche el 23 ó 24 de Junio (dependiendo de la Luna), no entendía nada, pues para mi la única celebración de año nuevo se celebraba el 31 de Diciembre, ¿a quien se le ocurriría pensar en dos años nuevos en el año? ¡Hasta me sonaba ridículo!
Luego de comenzar a conocer parte de la cosmovisión mapuche y su relación con la naturaleza comprendí la estrecha y lógica relación que ellos hacen cuando entramos a invierno. Ellos ven cuando se acaba el otoño y comienza el invierno, hay un cambio de ciclo natural regido por la Luna, donde se provoca cambio en los brotes de vegetales, animales, en la tierra, el sol, etc, en este nuevo periodo la tierra comienza a limpiarse con el agua que envía Ngenechen (Dios) a través del Ngenko (el espíritu del agua), esta limpieza hace que comience un nuevo ciclo, termino el ciclo anterior de preparación del suelo, siembras, cosechas y la naturaleza debe limpiar y preparar la tierra para otro periodo y así sucesivamente. Es una celebración familiar, en la que participan los adultos, los niños y toda la diversidad de los seres vivos, porque el Sol es el Padre que aporta, a través de su energía opuesta y complementaria a la Tierra (que es femenina, opuesta y complementaria a la energía del Sol), para que se produzcan alimentos para todos los seres vivos, no sólo a los humanos. Es una fiesta de agradecimiento por la vida que se renueva. Se conversa con el Sol, porque el Sol está vivo, porque están contentos de que vuelva y con él sienten que los humanos vuelven a crecer. Es una concepción distinta del tiempo a la que tenemos nosotros, en la que lo antiguo queda atrás. Para los pueblos originarios lo antiguo se renueva siempre.
Luego de que a simple vista me parecía sin sentido celebrar un año nuevo en Junio, me pregunto ¿Cual es el sentido para nosotros en este lado del mundo que celebremos nuestro año nuevo la noche del 31 de Diciembre?
¿COMO SE CELEBRA?
Las familias mapuches se reúnen alrededor de un fogón, o en anümka, ramadas de foye canelo, y kila. Allí preparan los alimentos, en donde más tarde los abuelos contarán leyendas de los antepasados. Todos comen Mültrun, kako, müjokiñ, y beben mudai, chicha de trigo… Es el momento de contar epew, cuentos. Otros prefieren escuchar a los mayores, a los sabios, los kimche… entonces comienza el nütram, conversación en la que se comparte la sabiduría del pueblo, donde los ancianos dan consejo a los niños para que sientan orgullo de su cultura. Los pichikeche (niños) más inquietos juegan awarkuzé, y cantan esta melodía: «Mari mari peñi, Mari mari lamgnien, Lamgnien nanai, Ñielai trutruka, Ñielai pifilca Kultrun yenai, Lamgnien nanai».
Cantando, bailando, comiendo y escuchando historias, la noche más larga del año, se hace corta. Es el momento en que «wiño xekatui pun» la noche camina de regreso, y el sol avanza.
Alguna gente se amanece para recibir al gran Sol. Hay un momento calmo, en que la naturaleza está dormida, como entre las 4 y las 5 y media de la mañana. La naturaleza está tranquila. Todos los seres vivos están cambiando su vestimenta, haciendo su limpieza. Los Mapuche se levantan, se levanta a los niños primero y se los lleva a lavarse en agua que corra. A esa hora el agua está cristalina. La naturaleza al despertar se lleva todo lo viejo, las enfermedades, los malos pensamientos… el agua se lo lleva. Luego se les pone a los niños ropa en lo posible nueva o bien lavada.
Se recibe al Sol con todos los seres vivientes, se lo recibe limpios y la vida se renueva. Se lo recibe en la puerta de la casa, porque antes la ruka estaba orientada hacia la salida del sol. Se comparten con él los alimentos preparados y se le agradece, se le sirve en un plato especial para él (iwe). Hay distintos platos, por ej. para Mudai (bebida tradicional de uso ceremonial), multrün, harina tostada, frijoles, cereales, y otros.
Antes que salga el sol, el lof (comunidad) se reúne para realizar en nguillan mawún, ceremonia que se realiza al amanecer del We Tripantu. Luego aparece el lucero del amanecer y entrega toda su fuerza para renovar a la naturaleza, y el mapuche como parte de la naturaleza también tiene que renovarse.
Cuando el sol aparece por las montañas del puel mapu (tierra del este), los mapuche gritan «Auki We Tripantu», «Wiñoi Tripantu», que significa «llegó el año nuevo» y «regresa la salida del sol».
Durante todo el día del nuevo sol que regresa, se juega palín (chueca), se hace nguillatún, ceremonia sagrada de agradecimiento. Además se bautiza a los niños con los nombres de antepasados y abuelos, mediante la ceremonia del Lakutun. La niña adolescente es recibida como adulta y mujer por la comunidad, a través del rito de katanpilun, simbolizado por la adquisición de sus primeros chaguay.
Junto a Andrea Cantillana, Andrés Durán, Jorge Domínguez, Paolo Colonnello, Leo Prieto y Eugenio Salas visitamos al Lonko y su señora en Ruka Lelbun (la casa de la naturaleza). Fue una noche donde el Peñi Levikeo, nos contó de sus sueños de ver su cultura fortalecida, de ver sus hijos y en general los jóvenes mapuches orgullosos de su cultura, de sus emprendimientos de promover su cosmovisión y también supimos de sus hermanos detractores, nos invitó para celebrar el año nuevo mapuche para la noche del 24 de Junio.
Sin duda en esa Ruka, el fogón, el mate era una escena mística, observaba los rostros de mis compañeros frente al fogón ó Katral y era algo mágico, mirábamos y escuchábamos con mucha atención al Lonko y su señora, era como si los antepasados de los mapuches y los 500 años de lucha hablaran a través de Don Miguel. Gracias muchachos por venir a reforzar estos puentes en construcción, gracias por el Newen.
Chaeltumai (gracias)
Newen tu leimi (fuerza a ustedes)
Lemoria (saludos)
Pewkajeal (nos volveremos a encontrar)
Fuente: Blog JMrebolledo