Fomentar la autonomía de la comunidad educativa
TERESA AGUADO, PATRICIA MATA BENITO
Propuesta 9 del Libro blanco de educación intercultural. Documento en el que han colaborado más de cincuenta personas expertas, editado por FETE-UGT.
La autonomía de los centros se concreta en nuestro sistema educativo en la elaboración del Proyecto Educativo de Centro (PEC).
El PEC, sin embargo, se utiliza en nuestro entorno más como una declaración de intenciones que como un documento para la reflexión y la práctica (Aguado, 2003). Su elaboración se concibe en la mayor parte de los casos como una tarea burocrática más: se trata de un procedimiento, limitado a la mera redacción de un documento que responde a unas directrices generales, y que raramente es fruto de un proceso de construcción conjunta de un proyecto compartido por la comunidad educativa.
Para avanzar en la mejora de la calidad de la escuela pública, entendida como “calidad para todos” desde la perspectiva de la equidad (Muñoz Repiso, 2001; Collado et al., 2000), es imprescindible:
1. Avanzar en la consideración del centro escolar como comunidad educativa (Marchesi, 2001; Bolívar, 2004), lo cual significa ampliar las formas de participación del profesorado, personal del centro, alumnado, familias y comunidad en la gestión de los centros, y como comunidad de aprendizaje para todos los agentes implicados y para la propia escuela como organización (Aguado, 2003; Aguado et al., 2006).
2. Fomentar la autonomía de la comunidad educativa, desplazando hacia ésta el protagonismo en la toma de decisiones sobre dimensiones clave: organización del centro, gestión del personal, gestión de recursos, relaciones externas del centro, planificación, estructura y currículo (Bolívar, 2004). Se trata de promover el desarrollo de proyectos educativos singulares, construidos con la participación de la comunidad escolar y, por tanto, contextualizados y adaptados a las demandas del entorno. La realización efectiva de cualquier proyecto educativo se ve limitada en nuestro sistema por diversos factores, entre los cuales podemos citar (Bolívar, 1998 y 2004; Aguado, Gil Jaurena y Mata, 2005):
• La “desprofesionalización” de los docentes, a los que se concibe más como técnicos y técnicas aplicadores de un currículo y unos contenidos preestablecidos, que como profesionales reflexivos capaces de generar cambio e innovación; esta situación se hace patente en el progresivo aumento del control administrativo y la presión de tareas burocráticas sobre los y las docentes.
• Los criterios de adscripción del profesorado a los centros, basados casi exclusivamente en la valoración de la antigüedad en los concursos, y con un alto nivel de interinidad, cuya consecuencia es la falta de estabilidad de los equipos docentes y por tanto la dificultad para mantener un compromiso prolongado con un proyecto concreto.
• La normativización, estandarización y descontextualización del currículo, cuyo desarrollo se confía mayoritariamente a las editoriales de libros de texto.
• Las limitaciones a la participación real y efectiva de profesorado, estudiantes, familias y comunidad en la gestión de los centros y en la toma de decisiones respecto a las dimensiones anteriormente mencionadas.
MEDIDAS DESEABLES PARA LLEVAR A CABO LA PROPUESTA
• Instaurar mecanismos para asegurar la estabilidad de los equipos docentes vinculados a un proyecto, incluyendo la consideración de criterios distintos a la antigüedad y que favorezcan la participación de la comunidad educativa en la toma de decisiones sobre la composición de su profesorado.
• Reducir el volumen de tareas burocráticas del profesorado relacionadas con el control administrativo del proceso educativo por parte de la Administración pública, y sustituirlas por procesos de evaluación participativa que permitan la valoración de resultados por parte de la comunidad educativa.
• Flexibilizar la aplicación del currículo, facilitando la planificación del mismo de acuerdo a las necesidades y expectativas de la comunidad educativa, en consonancia con los objetivos del proyecto educativo.
• Instaurar mecanismos de participación real del profesorado, estudiantes y familias en la toma de decisiones y en la gestión de los centros, basados en modelos abiertos y asamblearios.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
AGUADO, T. (2003): Pedagogía intercultural. Madrid: McGraw Hill.
AGUADO, T. et al. (2006): Guía INTER: una guía práctica para la aplicación del enfoque intercultural en la escuela. Madrid: CREADE-CIDE, MEC.
AGUADO, T.; GIL JAURENA, I. y MATA, P. (2005): Educación intercultural: una propuesta para la transformación de la escuela. Madrid: CIDE/Los Libros de la Catarata.
BOLÍVAR, A. (1998): “Usos políticos de la autonomía de los centros y obstáculos para su ejercicio”, en MARTÍN-MORENO, Q. et al. (coords.), V Congreso Interuniversitario de Organización de Instituciones Educativas. Madrid: Dptos. de Didáctica y Organización de la UCM, UNED y Universidad de Alcalá de Henares, 375-384.
BOLÍVAR, A. (2004): “La autonomía de centros escolares en España: entre declaraciones discursivas y prácticas sobrerreguladas”, Revista de Educación, nº 333, 91-116.
COLLADO, A. et al. (2000): Una alternativa para elevar la calidad y la eficiencia de la educación desde la propia institución docente. Documento inédito. Instituto Central de Ciencias Pedagógicas (ICCP).
MARCHESI, A. (2001): “Presente y futuro de la reforma educativa en España”, Revista Iberoamericana de Educación, nº 27, 57-76.
MUÑOZ REPISO, M. (2001): “Lecciones aprendidas para el sistema español”, Cuadernos de Pedagogía, 300, 66-72.