La Interculturalidad pone a los jóvenes al frente de la sociedad: Canclini
Una parte de los jóvenes en Latinoamérica ocupa cargos directivos en industrias, crean empresas innovadoras o se inscriben en modos no tradicionales en el mercado de trabajo. En contraste, existe una gran cantidad de jóvenes que integran los mayores porcentajes a las estadísticas de desempleo y el empleo informal y, en muchos países, se unen a las caravanas de migrantes o a las estadísticas de muerte violenta como soldados, sicarios o víctimas de la delincuencia urbana o narco-terrorista, afirmó Néstor García Canclini durante la conferencia magistral “Horizonte Ampliado de la Interculturalidad”.
Durante el segundo día de actividades de la Conferencia Latinoamericana y Caribeña de Ciencias Sociales, el académico señaló que los jóvenes tienen mayores logros educativos que los adultos, pero menos acceso al empleo; manejan mejor los nuevos medios de comunicación, pero tienen menos acceso a los medios políticos y están menos afiliados a los partidos; están más incorporados a procesos de creación de conocimientos, pero menos incorporados al mercado laboral y al bienestar propio.
En este sentido, Canclini citó el estudio de CEPAL y la OIT, que muestra un leve descenso del desempleo en el año 2012 en América Latina y el Caribe al bajar al 6.4 por ciento. Pero, según el mismo estudio, un 20.3 por ciento de los jóvenes no puede estudiar, ni acceder al mercado laboral.
Ante esta realidad, en México y España se han generado estrategias por parte de los jóvenes nombrados “trendsetters” o emprendedores culturales, quienes buscan hacerse de un lugar en el campo artístico, de la música, el diseño, pero que no son asalariados, ni completamente independientes.
“Trabajan por proyectos de corta duración, sin contratos, pasando de un proyecto a otro, sin llegar a estructurar carreras. Con frecuencia, movilizan sus competencias y su creatividad en procesos cooperativos, cada vez diferentes. Los limitados ingresos y la fragilidad de sus desempeños los obliga a combinar las tareas creativas con actividades secundarias”, afirmó.
Por otra parte, se refirió a movimientos como #YoSoy132, en México, que cuestiona la concentrada estructura televisiva y afirman no ser apolíticos pero sí apartidarios. Muchos de estos jóvenes trascienden al sistema político formal, como los modos empresariales e institucionalizados de acceder, por ejemplo, a recursos musicales, audiovisuales y escritos, concibiendo los recursos culturales disponibles como de libre acceso para todos.
Destacó que en la actualidad hay una tendencia de los jóvenes a fugarse de la televisión hacia alternativas digitales, lo cual ocurre principalmente en los sectores con mayor nivel educativo y económico.
Esta digitalización, dijo, no sólo amplía el repertorio que circula dentro de cada sociedad, sino que al mismo tiempo aleja a los adultos de las nuevas generaciones, “se abren abismos entre los hábitos de quienes crecimos con la cultura escrita, con la radio y la televisión y, por otro, los modos de relacionarse de quienes nacieron con una computadora en su habitación y con el celular en la mano”.
Ello es una forma de migración de lo analógico a lo digital, que genera un nuevo tipo de extranjería: la de los adultos formados en la cultura letrada frente a los jóvenes nativos en el mundo de las computadoras, Internet y los iPods.
García Canclini señaló que una nueva escena de interculturalidad de las nuevas generaciones, es que en el pasado las culturas adulto céntricas ponían a los jóvenes en un lugar de ajenidad, donde eran considerados como “los que aún no llegaban”; se pensaba que luego de acabar su educación serían plenamente ciudadanos y ocuparían cargos directivos en la política y empresas; es decir eran “los jóvenes del futuro”.
En cambio, ahora los jóvenes son el presente, aparecen como una cultura distinta dentro de la propia sociedad y representan “más que la cultura, las culturas”.
García Canclini consideró que la distancia entre el orden económico-simbólico imperante y las culturas mutables de los jóvenes, lleva a repensar de qué manera la interculturalidad rebasa hoy la interetnicidad y las divergencias entre naciones y lenguas.
Finalmente, afirmó que se necesita trabajar en una valoración de la diferencia no entendida sólo como tolerancia, sino construir interconexiones con los cercanos y los distantes lo que requiere un estudio transdisciplinario.
Fuente: Educación a Debate