Mujer inmigrante y deporte
El deporte, y sus potencialidades, son una herramienta que fácilmente se complementa con otros mecanismos en la intervención para mejorar la cohesión social, las relaciones interculturales o intergeneracionales, para prevenir determinados conflictos sociales y mejorar la participación de varios colectivos con discapacidades.
Índice del documento:
1. Inmigración general
2. Deporte e integración
3. Género y deporte
4. Género, inmigración y deporte
5. Estudio de caso: Liga de fútbol femenino en Ciudad Meridiana
1 | Inmigración general
La llegada de inmigrantes a España no es un fenómeno nuevo y, aunque desde los sectores laborales sea necesaria la mano de obra inmigrante, la di f icul tad surge en el momento de plantear políticas y mecanismos de integración social de estas personas en las sociedades de acogida.
En la gran mayoría de los casos, las migraciones hacia España son de carácter económico y los sectores laborales donde se insertan los inmigrantes con mayor facilidad (Solé, 2001) son el servicio doméstico, la agricultura y la construcción, empleos de baja calificación donde las condiciones laborales, son en muchos casos, informales. Pueden verse relaciones entre el origen o procedencia y el sector laboral en el que se insertan.
En el caso de las mujeres inmigrantes, un colectivo principalmente sudamericano, la actividad más accesible son las faenas del hogar o servicios de proximidad (Parella, 2003). Si se añade la perspectiva de género al fenómeno de la estratificación del mercado de trabajo a partir de la etnia, se constata que, ”aunque el conjunto de la población inmigrada se vea abocada a las ocupaciones de menor estatus social, menor remuneración y peores condiciones laborales, son las mujeres inmigrantes las que ocupan el último escalafón: el servicio doméstico”. (Parella, 2003) La condición de exclusión social a la que muchas veces se ven abocados los inmigrantes dificultan en gran medida el hecho de destinar el tiempo libre, inexistente la mayoría de las veces, a la práctica deportiva.
2 | Deporte e integración
En los últimos años, las políticas sociales de los países con sistemas de bienestar social más complejos, como el modelo social-demócrata (Esping- Andersen, 1990), han incorporado el deporte para intervenir en aspectos donde tradicionalmente se manifestaba la exclusión social.
“Las políticas tienen como objetivo fundamental facilitar la acumulación de derechos por parte de los inmigrantes, incluyendo el derecho a practicar el deporte, y la responsabilidad de participar y contribuir a la sociedad, incluyendo las actividades deportivas en la sociedad” (Kennett, 2006).
El deporte, y sus potencialidades, son una herramienta que fácilmente se complementa con otros mecanismos en la intervención para mejorar la cohesión social, las relaciones interculturales o intergeneracionales, para prevenir determinados conflictos sociales y mejorar la participación de varios colectivos con discapacidades.
De las ventajas diversos estudios (Charrier, 1998; Sport England, 1999; Becker y Brandes, 2000; Bodin y Héas, 2002) otorgan al deporte, destacan, a escala individual, la capacidad de aumentar la autoestima, la aceptación de reglas y normas, la t ransmisión de valores educativos,el refuerzo de la identidad personal, y la capacidad de propiciar oportunidades de empleo; y a escala colectiva, el deporte puede ser un medio de inserción, socialización y acceso a la ciudadanía, puede facilitar la ocasión de conocer y comunicarse con gente nueva, siendo un lugar de encuentro y de aceptación de diferencias.
Cuando planteamos el deporte como mecanismo valido para la integración social de la población inmigrada, debemos tener en cuenta que también puede producir una segregación de determinados colectivos debido a las diferencias en la visión de lo que consideramos deporte o actividad física.
Diversos estudios apuntan al deporte como un arma eficaz de socialización, debido a que mediante éste se transmiten valores y normas primordiales de las sociedades modernas y, a su vez, el deporte fomenta la aparición de redes sociales aumentando el capital social y facilitando, así, la integración social. Pero no debemos olvidar que el desarrollo social de las sociedades modernas se caracteriza por la individualización, la variedad de estilos de vida, la heterogeneidad en la orientación de valores, la diversidad de principios éticos, diferentes formas de convivencia, etc. Así, podríamos afirmar que la sociedad en si misma es heterogénea. Por lo tanto, ¿cómo y hacia dónde debemos dirigir la integración?
Klaus Heinemann (Heinemann, 2002) define cinco ámbitos en los cuales podríamos basar la integración.
1. La integración referida a aspectos legales.
2. La integración estructural-funcional.
3. La familiarización con las técnicas culturales.
4. La integración cultural.
5. La integración identificativa.
Siguiendo este modelo de ordenación de los ámbitos de la integración, y tomando la situación de los inmigrantes como uno de los colectivos más vulnerables a la exclusión social, debemos decir que el deporte no facilita la integración en el primero de los ámbitos sino que, por su condición jurídica, los inmigrantes tienen vetado en la gran mayoría de los casos el acceso al deporte federado.
La segunda dimensión hace referencia al proceso a través del cual se permite el acceso en igualdad de derechos a todas las posiciones económicas e institucionales, y la posibilidad de aprovechar realmente estas oportunidades. Este ámbito es el punto clave para el proceso de integración, aunque no podemos afirmar que el deporte favorezca este punto, ya que se basa en los principios de igualdad de derechos y de trato.
El tercer ámbito significa la transmisión de las técnicas culturales y la lengua de la sociedad receptora, así como su forma de organización de la vida cotidiana. Así, los inmigrantes intentan adaptar sus hábitos de vida y de deporte a los espacios cotidianos como muestra del uso del espacio público, debido a los problemas de espacio y acceso a instalaciones que en ocasiones encuentran (por la necesidad de trámites oficiales que desconocen).
La integración cultural a la que se hace referencia en el cuarto ámbito implica el conocimiento de los valores y normas sociales y culturales de la sociedad receptora por parte de los inmigrantes. Éste es un ámbito complicado de abordar debido a la pluralidad de contenidos pero las diferencias según el sexo, la edad, el estrato social y el origen cultural determinan ampliamente el acceso a las expresiones culturales y deportivas.
Por lo que respecta al quinto punto, la integración identificativa se puede interpretar como culminación del proceso de integración y es aquella mediante la cual el inmigrante siente que pertenece a la sociedad receptora sin ningún tipo de diferencia respecto a la población autóctona. Aunque el asociac i onismo puede ser uno de los mecanismos que favorecen la integración social e identificativa, la participación en determinadas asociaciones étnicamente homogéneas puede acabar generando el efecto contrario, es decir, una segregación del colectivo en vez de una inclusión en la sociedad receptora. La orientación para forjar una identidad depende del tipo de vida, la duración de la estancia en el país receptor y la socialización alcanzada hasta el momento.
En las diversas entrevistas realizadas dentro del proyecto Inmigración y deporte, la mayoría de los inmigrantes entrevistados afirmaron que les agradaba el Barça, e incluso que se sentían del Barça y estaban orgullosos de serlo.
Las personas que pertenecen a estratos sociales más bajos tienden a practicar, en general, menos deporte. Y éste es el caso de la mayoría de la población inmigrada. En el caso del sexo, la cuestión de la imagen corporal y de los valores y normas asociados a la práctica deportiva resultan una barrera sobre todo para las mujeres or iginar ias de sociedades rurales-tradicionales con diferencias culturales y religiosas.
3 | Género y deporte
Tradicionalmente, el depor te ha sido considerado una act ividad más apropiada para los hombres, lo cual ha condicionado fuertemente la manera en la que se sienten las mujeres a la hora de realizar deporte. Debido, también, a la persistencia de estereotipos negativos y de pautas de desigualdad, de las mujeres de cara a la práctica deportiva, algunos autores han hablado de “dos formas diferentes de relacionarse con el deporte” (García Ferrando, 2001).
Se puede distinguir con la variable género las diferentes características y motivaciones para la práctica deportiva. En general, para los hombres, el atractivo del deporte se relaciona con la diversión, el entretenimiento y el estar con los amigos, predominando la dimensión de la sociabilidad.
En cambio, para las mujeres, el atractivo del deporte se concentra en la idea de mantener la forma física y relajarse.
Incluso en deportes de masas masculinizados como el fútbol es también muy significativo que, aunque el interés de las mujeres hacia este deporte haya crecido sustancialmente, sólo ha sido como espectadoras.
Los medios de comunicación no son los únicos que reproducen los arquetipos de feminidad. Las chicas adolescentes ven cómo se refuerza sobre ellas un conjunto de valores patriarcales ligados al control sobre su seguridad física y sobre los horarios y usos de su tiempo, también en casa. Esta presión patriarcal que sufren las mujeres en las sociedades avanzadas es un tanto más profunda en las mujeres provenientes de sociedades más tradicionales, donde el rol femenino está, en sobremanera, destinado a la esfera privada, la reproducción doméstica y el cuidado de la familia.
4 | Género, inmigración y deporte
Los cambios estructurales con un alto impacto social, ya sea en el campo de la economía, del trabajo o de la familia, llevan a lo que se denomina “feminización de la pobreza”, un proceso donde factores como la fuerte sobrecarga de responsabilidades para la mujer, el uso desigual del tiempo y los desequilibrios en la distribución del trabajo doméstico son generadores de exclusión social.
Las desigualdades de género de cara al deporte alcanzan su apogeo en el caso de las amas de casa, dedicadas íntegramente a las actividades domésticas, y su baja participación viene ligada al uso del tiempo. La encuesta de empleo del tiempo 2002-2003 realizada por el instituto Nacional de Estadística (INE) muestra que las mujeres dedican menos tiempo a las actividades de tiempo libre, siendo el deporte la que muestra mayor diferencia. La encuesta confirma que las tareas domésticas y el cuidado de los niños y ancianos sigue siendo una tarea eminentemente femenina, siendo el caso de las mujeres inactivas dedicadas exclusivamente al trabajo doméstico y las mujeres trabajadoras de extracción social humilde las que muestran una carencia de tiempo aún más extrema dedicada a las actividades deportivas. Una discriminación similar se observa cuando se analizan las desigualdades deportivas por clase social, ya que las clases sociales más humildes muestran unas tasas menores de participación.
Las mujeres inmigrantes son, en la mayoría de los casos, víctimas de estos cuatro espacios de exclusión por el hecho de ser mujeres, inmigrantes, de clase social baja y dedicadas, en su mayoría, al servicio doméstico, además de carecer de redes de apoyo familiar. Las ventajas desde el punto de vista de la acumulación monetaria, (puesto que las que trabajan como internas tienen asegurado el alojamiento y la manutención) pueden maximizar su capacidad de ahorro y enviar remesas a la familia y compensan, en términos de relación social, la imposibilidad de tener tiempo libre para el ocio y conocer gente.
Por ello, las redes sociales migratorias son muy importantes en la incorporación laboral de la mujer inmigrante, ya que estas redes otorgan a las mujeres inmigrantes un capital social importante a la hora de acceder al empleo y de diseñar estrategias de movilidad laboral (Parella, 2003) aunque, en muchos casos, la red social de los inmigrantes o su acumulación de capital social no va más allá del círculo étnico.
5 | Estudio de caso: Liga de fútbol femenino en Ciudad Meridiana
Aunque las mujeres realicen actividades con un cierto carácter integrador, en ocasiones es sólo una forma de lo que Heinemann define como “re-etnificación” refiriéndose a “aquellas prácticas que permiten afirmar la propia diferencia cultural en una sociedad distinta” (Heinemann, 2002). Vemos como ejemplo los torneos denominados «ligas de integración”, las cuales son prácticas de re-etnificación que aíslan a los inmigrantes en la sociedad de acogida y arrancan un proceso de resocialización orientado a la construcción de un microclima cultural, espacio social e identidad colectiva específica constituyendo formas de ubicarse en el nuevo entorno local. Lejos de resultar un espacio de integración, se convierten en lugares para la interacción social y el ocio familiar, con su respectivo refuerzo de lazos sociales e intercambio de información, aislados de lo autóctono.
El estudio de caso elegido para el análisis de la participación de mujeres inmigrantes en el deporte es una liga de fútbol femenino organizada por la Fundación Juan Pablo II en Ciudad Meridiana, que cuenta con 12 equipos de fútbol 7, compuestos en su mayoría por mujeres sudamericanas de diversas procedencias (Ecuador, Bolivia, Perú, Colombia y Argentina).
Ellas resaltan el hecho que juegan para distraerse y que ésta es una forma de reunirse con personas de su país durante los fines de semana, y dicen sentirse “como en casa”. Afirman que utilizan el deporte para integrarse y conocer gente nueva, que siempre viene bien cuando estás fuera de tu país, y, de paso, hacer ejercicio.
La cuestión de la identidad y la pertenencia se complica ya que dicen sentirse de Barcelona y de Ecuador.
Afirman que les gusta el Barça y suelen ir a ver los partidos a bares o a casa de algún amigo. Lo mismo hacen con los partidos de Ecuador. Celebran fiestas tradicionales de sus países y las organizan aquí, aunque en diferentes fechas.
Utilizan el deporte como actividad social, ya que entre semana no se ven porque trabajan mucho. Llevan comida tradicional de su país y pasan el día en el campo de fútbol. “Es una forma de sentirse como en casa y con los de casa” afirman.
6 | Bibliografía
Becker, P. y Brandes, H. (2000); Study on Sport as a Tool for the Social Integration of Young People, Nº 1999-0458/ 001-001 SVE-SVE4ET.
Bodin, D. y Héas, S. (2002); Introduction a la sociologie des sports. Ed. Chiron, Paris.
Charrier, D. (1998); Activités physiques et sportives et insertion des jeunes: enjeux éducatifs et pratiques institutionelles. La Documntation Française, Paris.
Esping-Andersen, Gösta (1990): The three worlds of welfare capitalism. Cambridge, Políty Press.
García Ferrando, M. (2001); Los españoles y el deporte: prácticas y comportamientos en la última década del siglo XX. Encuesta sobre los hábitos deportivos de los españoles,
2000.. Ministerio de Educación, Cultura y DeporteConsejo Superior de Deportes, Madrid.
Heinemann, K (2002); Esport per a immigrants: instrument d’integració? Apunts nº 68, pp. 24-35. Barcelona
INE (2003); Encuesta de empleo del tiempo 2002-2003. Avance de resultados. Notas de prensa. https://www.ine.es
Kennett, Chris (2006); Deporte e inmigración en España: el papel del deporte en la integración de los ciudadanos (Informe final). Bellaterra, CEO-UAB
Parella Rubio, Sònia (2003); Mujer, inmigrante y trabajadora: la triple discriminación. Anthropos, Barcelona.
Solé, Carlota (2001); El impacto de la inmigración en la economía y en la sociedad receptora. Anthropos, Barcelona.
Sport England, 1999; Best Value through sport. Case Studies, SE/929/4m/10/99, London