Desigualdad social, diversidad cultural y educación
FRANCESC CARBONELL
Profesor de Pedagogía de la Universidad de Girona y
Director del Máster en Exclusión Social y Diversidad Cultural
Síntesis del contenido
Los importantes cambios tecnológicos y sociales vividos en las últimas décadas han ocasionado profundas transformaciones en las sociedades de nuestro entorno. Uno de estos cambios sociales ha sido la multiplicación de la diversidad cultural de sus componentes, diversidad que, en ocasiones, es usada como legitimación de la exclusión social que padecen determinados colectivos minorizados, entre ellos, muchos de los inmigrados que proceden de países empobrecidos de otros continentes.
El crecimiento del número de los miembros de estos colectivos, que va a continuar según la opinión de casi todos los expertos, ha planteado nuevos problemas (al mismo tiempo que ha desenterrado otros, no tan nuevos, referidos a la exclusión social del colectivo gitano), respecto a las relaciones entre educación, exclusión social y diversidad cultural.
A una inicial constatación de que existe una falta de marcos teóricos consolidados y de modelos de intervención ajustados al aquí y al ahora, el artículo apunta la necesidad de tomar una cierta distancia frente a los problemas educativos y sociales que plantea esta multiculturización y esta exclusión social crecientes en nuestra sociedad que nos permita distinguir las causas de las disfunciones de sus síntomas. Se requiere el discernimiento necesario para que las cuestiones urgentes no nos hagan descuidar las importantes. En este sentido, el artículo pretende aportar algunas reflexiones sobre algunos puntos básicos, a juicio del autor:
a) El reto educativo más importante no sería conseguir la aceptación de la diversidad cultural en sí misma, sino como educar las actitudes y las convicciones para que no se utilice esta diversidad cultural como legitimación de la exclusión social. No se trataría de poner el acento sobre la diversidad y el hipotético enriquecimiento que supone, sino sobre el hecho de ser iguales en dignidad y derechos.
b) Se hace indispensable una implicación de toda la comunidad educativa y la voluntad explícita de los responsables de las administraciones para que la labor de los centros educativos en esta educación intercultural y contra la exclusión pueda tener alguna posibilidad de éxito.
c) Es urgente acabar con las aproximaciones paternalistas equívocas o folclóricas a estos temas, que ahogan y ocultan los objetivos fundamentales con un simulacro de relaciones interculturales, fiestas y rituales descontextualizados y vacíos de referentes y de sentido.
d) Es preciso reconsiderar y elaborar de forma operativa el concepto de integración. Debe verse como un proceso de liberación colectiva de los mecanismos de exclusión social vigentes, que nos implica a todos, excluyentes y excluidos, proceso que deben iniciar los miembros del grupo mayoritario que son quienes disponen de poder y recursos para hacerlo.
Los objetivos fundamentales de una educación cívica, intercultural y emancipadora, serán, pues, los procesos de enseñanza de las habilidades personales y sociales necesarias para alcanzar esta integración, para gestionar los inevitables conflictos cotidianos que emergerán, y para modificar actitudes y actuaciones en la línea de una mayor implicación personal en la lucha contra toda forma de exclusión social y en pro de la solidaridad.