Nelsa Curbelo, mediadora en conflictos en Latinoamérica, honoris causa por la Ramon Llull
Esperaba una historia de terror, guerrillas, pobreza e injusticia de la activista humanitaria, propuesta para el Nobel de la Paz, Nelsa Curbelo. Y, en cambio, llena mi día de optimismo y fe en el futuro de Latinoamérica, a la que tanto queremos. Me habla de maras y pandilleros, sí, pero, sobre todo, de miles de jóvenes que dedican su fin de semana a ayudar a ancianos con una sonrisa en los labios… ¡Y le creo! ¡Qué gran lección nos dan hoy los sudamericanos -con todos sus problemas, ¡ojo!, que los tienen enormes-, pero también con todo su optimismo! Crecen, prosperan y aprenden con ganas. Y se esfuerzan cada día más y mejor. ¿Sabían que Ecuador tiene hoy buenas carreteras?
Tengo 70 años: ¡todos míos! Fui monja y teóloga y soy católica. Nací en Montevideo: Mújica fue guerrillero y hoy es presidente reformista, como toda Latinoamérica. Vivo en Guayaquil, ahora en vías de progreso. La política es la más bella tarea humana: construir la convivencia.
Estoy contenta: vengo de una boda indígena en Guayaquil preciosa. Pero lo mejor fue que, cuando el cura preguntó a la novia si aceptaba como marido al novio, ella dijo «no». Bien alto. En quechua.
… … Le volvió a preguntar en español y ella repitió «no». Y explicó que el novio le había pegado una vez y, si no le pedía perdón ante todos y juraba enmendarse, no se casaría.
¡Bien por la novia!
Ecuador, con todos sus problemas, nos da hoy alegrías; y toda Latinoamérica: ¿sabe que la delincuencia juvenil en mi barrio de Guayaquil ha descendido un 60 por ciento?
Magnífico.
Hace unos años, cuando venían a visitarnos a Guayaquil, escondíamos la ciudad con vergüenza, hoy la enseñamos con orgullo.
Ecuador: recuerdo malas carreteras.
¡Hoy ya son buenas! Parte del dinero del petróleo ha sido bien invertido en infraestructuras. Vivimos sobre todo del petróleo -aunque la mayor parte hasta ahora se lo repartía la oligarquía- y de los inmigrantes.
Muchos de ellos en España.
Ahora están volviendo también poco a poco y espero que aprovechen el nuevo crecimiento de Ecuador y toda América Latina.
¿Por qué prosperan ustedes?
Porque nos hemos olvidado de las grandes ideologías y nos hemos vuelto todos más pragmáticos: tanto la que fue izquierda revolucionaria, como la derecha autoritaria.
¿Por qué?
Puedo explicarlo, porque como mediadora de conflictos en el Servicio Paz y Justicia, he vivido el proceso. Medié entre asesinatos, extorsiones y terror con Sendero Luminoso; las FARC colombianas y los tupamaros en mi país, Uruguay, y conocí bien el de Alfaro Vives, más pequeño, en Ecuador…
Algunas utopías las carga el diablo.
Esas guerrillas no las fundaron los pobres sino cierta clase media con formación intelectual, indignada ante la injusticia frente a una derecha cerril. Con los años, la realidad se impuso en el análisis de esos líderes y se fueron dando cuenta de que las armas eran parte del problema y no de la solución.
¿Todos?
Todos los que habían llegado a los movimientos revolucionarios con afán de justicia y de progreso. Por eso, pactaron programas de mínimos: unos pocos puntos en que todos pudiéramos estar de acuerdo y todos cediéramos sin renunciar a la soberanía.
El caso paradigmático es Lula.
Gran estadista de orígenes revolucionarios.Como José Alberto Mújica, presidente de mi Uruguay, ex guerrillero tupamaro encarcelado y torturado y que hoy es reformista.
También en otros países se progresa.
Pasito a pasito, Perú y Ecuador han seguido a su modo la senda brasileña. Y Chile hasta hace poco con la presidenta Bachelet, también encarcelada por la dictadura, o Argentina, donde, pese a todo, se avanza. Lo mejor es que también la derecha se acerca a la realidad y ha reconocido injusticias.
Por ejemplo…
El alcalde de Guayaquil es de derechas y, en cambio, su programa para integrar a los minusválidos es ejemplar. Antes, los indígenas debían sentarse detrás en los autobuses y no osaban dar la mano a un blanco si no era enfundada en el poncho. Pero, poco a poco, se van integrando. Se progresa.
¿Superado el póster del Che?
Excepto para una minoría residual en extinción que empezó pidiendo la reforma agraria y han acabado convirtiendo la guerrilla justiciera en delincuencia y narcotráfico, como las FARC colombianas.
Sudamérica: postideológica y próspera.
Es que lo de las izquierdas y derechas es un concepto rectilíneo, desfasado. En realidad, el mundo es redondo y las buenas políticas de izquierda o derecha acaban tocándose en los extremos.
Las malas, también.
Los buenos políticos -me da igual si les llama izquierdas o derechas- construyen convivencia; cimientan la ciudadanía; fomentan consensos. En cambio, los malos políticos nos enfrentan y nos aislan del resto del mundo: las fronteras sólo son rayas imaginarias en el cerebro de esos malos líderes.
¿La Teología de la Liberación persiste? Se transforma, escindida en dos. Por un lado, quienes se han quedado yo diría que estancados en la ortodoxia del rito; enclaustrados en la Iglesia y por otro los que han seguido evolucionando con la gente y la historia.
¿Quedó atrás el cura guerrillero?
Claro, porque ese grupo que sigue avanzando abierto al mundo también ha abrazado el nuevo pragmatismo y, además, ha incorporado a la mujer al centro de su vivencia espiritual y también a la comunión con la naturaleza y la defensa del medio ambiente.
¿Teología pacífica, verde y feminista?
Y además con otra línea muy interesante: la liberación ya no es sólo social, sino también interior. En ese sentido, han entroncado con el budismo y otras religiones orientales.
Al cabo, América es orilla de Asia.
Practican la meditación, la introspección: «Para mejorar el mundo, empieza por ti mismo». Son eclécticos: la Iglesia Católica es su familia, pero no su única familia.
¿Es una teología desarrollista?
Queremos prosperar, pero no al modo consumista de ustedes. Tenemos nuestro propio modelo de desarrollo justo y armónico con la naturaleza: sabemos que crecer es necesitar menos cada día.
Fuente: La Vanguardia