Educación Intercultural: pronóstico reservado
Hay que desenmascarar el interculturalismo ligth, -apunta Xavier Lluch en este texto- basado en una representación de diversidad (a menudo racializada, vinculada estrechamente a “lo étnico”) absolutamente amable, desprovista de conflicto, constituyente de un mensaje de concordia y felicidad inter-cultural… Una representación de la diversidad cultural estilo benetton: Una multiculturalidad que, al tiempo que afirma las diferencias, esconde el debate ideológico que subyace a las relaciones entre culturas, un tipo de representación que mezcla la pluralidad con una apelación despolitizada a la armonía y la paz.
Podemos situar en los primeros 80 el nacimiento de grupos de trabajo, seminarios y publicaciones sobre educación intercultural en nuestro país. Por tanto, han pasado ya suficientes años como para preguntarnos sobre el calado de la educación intercultural en la práctica: tanto en la práctica política (legislación, programas, recursos…) como en la escolar (organización de los centros, cambios curriculares, formación y actitudes del profesorado…).
Tres síntomas de la mala salud de la educación intercultural.
– Primer síntoma: inflacionitis (se advierte en la inflación de interculturalidad y en la urgente necesidad de diferenciar los diferentes enfoques teóricos).
– Segundo síntoma: problematitis (se manifiesta en una percepción problemática y conflictiva de la multiculturalidad).
– Tercer síntoma: teoritis (se manifiesta en el enorme desequilibrio entre teoría y práctica intercultural).