La inmigración. Gobernanza cultural
Dos hechos en estas últimas semanas, muy diferentes, que comparten la dignificación cultural de Catalunya pueden construir premisas para planificar una política cultural: en primer lugar, nuestra separación de espectáculos de exaltación de la tortura animal; y la gran noticia que “Pa negre” y el cine catalán puede tener una vida independiente y competitiva a nivel internacional. En este marco también podemos añadir el reconocimiento de la UNESCO de los Castells, como bien cultural universal (¿por qué se pide que consideren los toros un bien universal?)
Esto ilustra que estamos ante un momento de gran dinámica cultural que requiere ahora una gobernanza cultural para Catalunya. Creo que tenemos razones parar promover un encuentro que reúna en un mismo espacio gestores culturales de municipios y del gobierno, asociaciones, fundaciones, agentes culturales (cineastas, actores, artistas en general) para dignificar una cultura y una nación, y que sea una base para proponer un Pacto Nacional de la Cultural.
Todos discutiendo cómo fomentar la creatividad, la innovación, todos echando una mirada a la diversidad de Catalunya. Vinculando cultura, cohesión social y desarrollo de las ciudades. Fomentando una ciudadanía cultural y reflexionando sobre una democratización de la cultura donde todos, desde el artista aislado hasta el director general de cualquier compañía teatral, estén juntos unidos por el desarrollo de su nación.
En este contexto, los inmigrantes son los grandes olvidados de las políticas culturales, como consumidores, como productores y como agentes.
Como consumidores, es un hecho que tienen una participación menor que los autóctonos, ya que sin duda se hace evidente que hay una desconexión entre la política social y la política cultural, así como una falta de promoción de una cultural del museo, del cine, del teatro, etc.
Como productores los inmigrantes son ignorados, a pesar de tener unas capacidades sin explotar, como agentes, no se aprovecha lo suficiente la oportunidad que ofrecen para el diseño de políticas culturales, como interlocutores transnacionales de culturas que, si se vinculan, pueden aportar innovación y creatividad para Catalunya.
La cuestión clave es cómo hacer que el inmigrante-potencial-aliado, en lugar de retroalimentar su cultura folklórica, eclosione de su cáscara hacia un espacio público ciudadano. La gobernanza cultural significa pedirles que también sean críticos por la venta de figuras de gitanas y toros en nuestra Rambla. Esto también potencia la política de acomodación de la diversidad, desarrollando capacidades culturales para que aporten innovación en arquitectura, urbanismo, teatro, pintura, música, etcétera. Con esta política cultural de la diversidad, se pueden activar también unas prácticas que fomenten la dimensión social de la cultura y la dimensión cultural de la sociedad, y proseguir históricamente nuestra conexión con nuevas dinámicas sociales.
La gobernanza de la cultura en tiempos de diversidad es una oportunidad para contribuir a este proceso de transición establecido por el Govern. Nuestros pilotos culturales no pueden consolidar rutinas establecidas, ahora es el momento de la innovación, la que nos lleve al proceso de diferenciación y de internacionalización de la cultura consumida y producida de Catalunya.
Fuente: La Vanguardia