Crear un programa de integración a través de la lengua común, promovido por asociaciones especializadas
CRISTINA FERNÁNDEZ PEÑALVER, AZUCENA LORENZO MELERO
Propuesta 34 del Libro blanco de educación intercultural. Documento en el que han colaborado más de cincuenta personas expertas, editado por FETE-UGT.
Las Aulas de Enlace nacen en la Comunidad de Madrid como respuesta a los cambios que venían produciéndose en nuestras escuelas, ya que día a día se incrementaba la presencia de chicos extranjeros sin conocimiento del idioma en las aulas.
Estas Aulas tienen como principal objetivo ayudar al estudiante de habla no hispana a su incorporación plena y satisfactoria al curso que le corresponde. No aparecieron de manera aislada, ni se creó una escuela de integración lingüística como, de hecho, tienen otros países europeos; estas Aulas se incluyeron directamente en las comunidades escolares, de este modo las escuelas convencionales, que acogen, en la actualidad, un aula de estas características, han pasado a ser automáticamente escuelas de bienvenida, es decir, escuelas de convivencia intercultural.
Estas Aulas, que empezaron a funcionar en el curso 2004-2005, se han ido incrementando paulatinamente tanto en Madrid capital como en toda la comunidad. Son muchos los proyectos e iniciativas que se han desarrollado durante estos cinco años (muchos de ellos por la buena voluntad de los profesores y profesoras de estas Aulas) para que sean verdaderos vehículos de convivencia en los centros, pero la realidad más generalizada, sobre todo en los centros de Educación Secundaria, es que las aulas de enlace están situadas en lugares recónditos del centro y la relación de los estudiantes del Aula de Enlace con el resto de sus compañeros y compañeras es prácticamente nula. Es decir, que estas Aulas, que tienen como principal objetivo la integración y la facilitación de la convivencia entre estudiantes, se mantienen en muchos de los casos aisladas. Esto trae como consecuencia que muchas y muchos estudiantes se sientan desplazados a la hora de integrarse plenamente en sus aulas de referencia, a pesar de haber estado un mínimo de seis meses en un Aula de Enlace en ese mismo centro escolar. Sabemos que los aprendizajes no llegan a buen término si el clima no es facilitador de esos mismos aprendizajes; si el alumno o alumna no se siente reconocido y aceptado en su diversidad; si su pertenencia étnica, cultural o religiosa la vive de manera vergonzante; si percibe claramente expectativas desfavorables en relación a su éxito escolar por parte de los más cercanos; el hecho es que si no consigue relacionar estos aprendizajes con vínculos socioafectivos que le permitan valorarse sintiéndose a la vez valorado, difícilmente podrá incorporarse plenamente al aula de referencia una vez que supere la etapa del Aula de Enlace.
Hay que considerar que el aprendizaje de una lengua es un proceso evolutivo personal que va empapando poco a poco hasta pasar a ser parte de uno mismo. Cuando alguien que no habla nuestra lengua entra en contacto con la lengua de acogida, siempre la considera lengua extranjera. A partir de un proceso de convivencia con esa lengua y de voluntariedad por parte de quien la está aprendiendo (dentro y fuera del aula), ésta se va convirtiendo en algo no hostil, parte de la propia vida, y va dejando de ser un mero instrumento para realizar actividades de supervivencia, pasando a ser un vehículo de expresión de la propia identidad (sentimientos, protestas, aspectos culturales, inquietudes, sueños, etc.), es entonces cuando se empieza a considerar segunda lengua, y en el caso de los chicos y chicas de habla no hispana, un vehículo también para aprender otras cosas. Este programa pretende allanar el camino y acortar los plazos para que lo antes posible una lengua extranjera se convierta en segunda lengua.
Objetivos de la creación de un programa de integración a través de la lengua común
• Propiciar actividades en las que los chicos y chicas que están en las aulas de enlace se sientan incluidos. Esto no es una labor fácil, pero es completamente necesaria; el proceso podría ser de ida y vuelta, es decir, que primero serán estudiantes de habla hispana quienes visiten las Aulas de Enlace, para realizar alguna tarea específica previamente preparada. De este modo, no se verán este tipo de aulas como algo completamente diferenciado del resto del centro, sino como algo que es preciso integrar y que puede enriquecer a toda la comunidad escolar.
• Preparar actividades cooperativas que motiven a todos y todas a trabajar juntos. También estas tareas pueden (en el caso de estudiantes de Secundaria) traspasar el límite del centro de enseñanza y convertirse en dinámicas por el barrio con investigaciones prácticas. Estas actividades pueden propiciarse desde el primer día, ya que lo que están estudiando los alumnos y alumnas de Aulas de Enlace es el español para empezar a convivir y qué mejor convivencia que la que pueden ejercer con su grupo de referencia. Esto ayudará, a su vez, a evitar conflictos interculturales.
• Invitar a los equipos directivos de los centros y al profesorado a que tengan una visión práctica y dinámica de lo que puede ser realmente una escuela de bienvenida, motivando al alumnado español a participar en las actividades cooperativas con sus compañeros y compañeras, y dando apoyo a las asociaciones que promuevan el programa.
• Propiciar que las familias entren plenamente en la comunidad a la que pertenecen por derecho propio; para ello es fundamental la colaboración de los centros, ofreciéndoles clases de español en el mismo ámbito; este hecho les animará a participar en reuniones, consejos escolares, además de fortalecerles la autoestima y conducirles hacia el refuerzo pedagógico que sus hijos e hijas necesitan, y no pueden encontrar en ellos y ellas porque, a veces, no conocen el idioma.
• Fomentar la labor de mediadores y mediadoras que ayuden en la difícil tarea de educar hacia la interculturalidad. Estas personas pueden contar con la colaboración de las familias de los y las estudiantes del aula de enlace para que les ayuden en la mediación, desde el interior y formando parte de la comunidad escolar.
• Fomentar un intercambio de los idiomas que hablan como lengua materna las y los estudiantes del centro escolar, programando clases de chino, árabe, rumano, polaco o incluso caligrafía china o árabe para estudiantes españoles; esto evitará la infravaloración actual de su lengua materna por parte del alumnado del Aula de Enlace.
MEDIDAS DESEABLES PARA LLEVAR A CABO LA PROPUESTA
• Conseguir un compromiso efectivo por parte de las administraciones central y autonómica para la realización de estos programas.
• Contar con la colaboración de asociaciones especializadas en la enseñanza del español que participen en el programa, aportando sus experiencias y realizando las actividades programadas.
• Ofrecer a las personas colaboradoras la posibilidad de contar con un grupo de estudiantes de habla hispana dispuesto a participar en el mismo, comprometiéndose el centro a difundir el programa, incluso a incentivar a las y los participantes con créditos académicos, ya que este hecho es una realidad en el ámbito universitario. De este modo, se podrá llevar a cabo una integración sólida no sólo a las aulas, sino también al grupo de referencia.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
ARNOLD, J.: La dimensión afectiva en el aprendizaje de lenguas. Cambridge.
GARCÍA P.: “Los espacios afectivos en las aulas de segundas lenguas”, I Jornadas sobre lenguas, currículo y alumnado inmigrante. Bilbao: Universidad de Deusto, 35-42.
* Asociación para la Integración Lingüística de los Inmigrantes en Madrid