«La interculturalidad es una acción, un modo de promover el entendimiento»
Entrevista con Salome Chasnoff y Tara Malik, de la organización “Beyondmedia Education” de Chicago.
Beyondmedia Education es una organización ubicada en Chicago cuyo trabajo educativo se basa en promover el acceso a la creación comunicativa de diversos grupos sociales con el objetivo de que puedan expresar sus propias historias e inquietudes. En sus proyectos trabajan con colectivos de mujeres y jóvenes, con quienes analizan las representaciones que encuentran sobre sí mismas en los medios de comunicación, y desarrollan su propio modo de representación.
En esta entrevista, Salome Chasnoff, directora de la organización, y Tara Malik, directora de Programas de Beyondmedia Education, plantean la importancia del uso de herramientas comunicativas en sus distintos proyectos y su modo de entender la educación intercultural. También hablan de su último proyecto centrado en la educación sobre el VIH, cómo este tema se trata en Estados Unidos y cómo afecta a la juventud.
Andrea García: A lo largo de los años habéis trabajado con grupos muy diversos, con diferentes procedencias culturales y características: desde personas con diversidad funcional, jóvenes con distintas orientaciones sexuales, mujeres sobrevivientes de la violencia y mujeres que han estado en prisión. Con toda esta experiencia, ¿qué formas habéis encontrado que puedan ser consideradas como “buenas prácticas” para trabajar la educación intercultural?
Salome Chasnoff: Uno de los modos de mostrar a las y los estudiantes diferentes culturas, distintos puntos de vista y diversos enfoques con los que abordar un tema es proyectar películas en el aula que puedan provocar el debate. De esta forma, el o la profesora no es percibida como promotora de un punto de vista concreto, sino que se encarga de crear un espacio para que el alumnado pueda recibir distintos modos de entender la sociedad, lo cual puede hacerse a través de personas invitadas al aula, a través de la proyección de vídeos, o dejando a las y los estudiantes que discutan sobre diferentes temas. El o la profesora actúa sólo como moderadora. Para mí, la interculturalidad no es sólo un concepto o una descripción, sino que es una acción. Es un modo de abordar temas de forma activa, por ejemplo, que permite la expresión de la diversidad existente en el aula. Es un modo de promover el entendimiento. Se trata de crear las circunstancias adecuadas. Nosotras como activistas y educadoras y artistas es lo que hacemos, y el profesorado lo puede hacer también.
A.G.: Por tanto Beyondmedia utiliza el video y el arte como herramienta para comprender las situaciones que viven quienes participan en los proyectos, ¿Cómo trabajáis en este sentido?
S.C.: Los talleres duran varios meses. A lo largo de este proceso, quienes participan se van abriendo a tratar los distintos temas que afectan a sus vidas. Finalmente, nos centramos en una cuestión que sea central para su identidad como grupo. Les damos distintos tipos de actividades para que se expresen artística y creativamente: con la creación de periódicos, representaciones (“performances”), fotografía, y demás, con lo que van aprendiendo a hablar sobre los asuntos que les afectan a través del arte. Les orientamos en la realización de una película grupal acerca de ello. Así, la película se expresa a través de sus propias voces, a través de sus propias vivencias, y como resultado de este intenso proceso grupal. Posteriormente, quienes participan en el proyecto proyectan la película a diferentes públicos y moderan el debate que se genera después. A lo largo de este proceso, se convierten en expertas de este tema que se ha trabajado en el grupo y asumen papeles de liderazgo en los debates públicos. Es un modo para las personas con quienes trabajamos de transformar sus experiencias personales en destrezas y despertar la conciencia de la gente sobre eso problemas que les atañen.
Tara Malik: Además eso permite que se apropien de sus vidas, dándoles un sentido y una forma de control. Van reconociendo cómo se perciben a sí mismas y cómo otra gente las percibe, ya que quienes participan en el proyecto están creando ellas mismas los medios, en vez de que otra persona sea quien dirija una cámara hacia ellas.
A.G.: Los temas que soléis abordar suelen remitir a situaciones vitales complicadas sobre las que las personas del grupo hablan, ¿de qué modo creáis un ambiente cómodo para ellas?
S.C.: A través de enseñarles cómo utilizar las cámaras y que se apropien del producto y del proceso, sienten que se están representando a sí mismas. Además vemos los medios realizados por otra gente, tanto medios de comunicación comerciales como alternativos, y debatimos sobre cómo las personas como ellas están siendo representadas. Estas sesiones de alfabetización audiovisual les descubren las políticas de representación y les dan una perspectiva crítica, que trasladan a su propio trabajo. Así, poco a poco, pasan a ser no sólo víctimas de violencia o de discriminación o de cualquiera que sea su circunstancia; se vuelven críticas hacia el sistema y utilizan las cámaras para mostrar su crítica. Se empoderan y el ambiente lo refleja.
T.M.: Además, cuando se crean espacios de diálogo (“safe spaces”) la gente se siente cómoda en ellos porque después de un período de tiempo se establece una reciprocidad. No creo que las personas de Beyondmedia vayan a los programas pensando: “Voy a enseñarte esto, mi conocimiento es muy valioso y voy a pasar con ello por encima de ti”. Se trata más de un intercambio que construye esa comodidad y el respeto mutuo.
A.G.: ¿De qué modo trasladaríais esta experiencia con los grupos a las aulas?
S.C.: Es importante que se reconozca que el alumnado tiene vida fuera del aula. Los y las estudiantes tienen que afrontar también situaciones de violencia, acoso, exclusión, discriminación por edad, racismo, opresión de género, y demás. Cuando el profesorado puede detectar y reconocer la vida del alumnado fuera del aula, el entorno académico puede ofrecer las posibilidades para hacer la escuela más relevante. No quiero decir que las clases tengan que girar en torno a las vidas de los estudiantes, sino en cierto modo establecer vínculos con ello. Y se puede hablar de estos temas sin que la gente hable directamente de ello, a través de la proyección de una película.
A.G.: Vuestro trabajo está atravesado por una mirada feminista que aplicáis en cada taller o proceso. ¿Cómo manejáis la intersección entre género e interculturalidad?
T.M.: Un buen modo de tratarlo es invitando a personas al aula que tengan diferentes identidades de género, que pueden ser de la misma procedencia cultural que los y las estudiantes.
S.C.: Uno de nuestras películas, titulada “Can LGTBQ+School=Safe?”, trata sobre los problemas que experimenta la juventud con diversas orientaciones sexuales en el entorno escolar. El director de una escuela que fue entrevistado en el vídeo explica que hace años se encontró en un acto con un antiguo alumno que le dijo: “Me hubiera gustado saber cuando estaba en la escuela que tú eras gay, hubiera supuesto un cambio radical para mí”. Aprendió tanto de ese momento que decidió mostrarse abiertamente desde entonces. Esto ocurre con cualquier expresión de género, cualquier identidad cultural, cualquier punto de vista: un profesor o profesora tiene la posibilidad de ayudar al alumnado a que se sienta aceptado. Hay muchas maneras de comunicar esa aceptación: por las películas que se proyectan en clase, por las personas a quienes se invita a participar, por el lenguaje que se utiliza, los libros que se leen, por los carteles que se ponen en el aula… Al alumnado le resulta mucho más fácil aprender cuando se siente aceptado.
A.G.: Vuestro último vídeo gira en torno a la educación sexual, un tema muy importante y difícil de tratar. ¿Cómo se ha trabajado? ¿Y cómo se detectaron las necesidades de las y los estudiantes hacia esta cuestión?
T.M: En el proyecto colaboraron tres organizaciones diferentes de tal modo que el tema de VIH y sida se planteara de distintos maneras: a través de producción y alfabetización audiovisual, teatro y danza, salud y educación sexual.
S.C.: Comenzamos hace tres años. En julio del 2007 hicimos un taller intensivo de dos semanas de duración con 28 jóvenes. Durante un año estuvimos preparando el curriculum para ello. Una de las organizaciones durante ese año realizó entrevistas a gente acerca de sus experiencias sobre la educación sexual. Les preguntaron qué sabían de sexualidad, cómo lo aprendieron, qué aprendieron en la escuela, qué aprendieron con sus familias, qué aprendieron en sus barrios, qué querían aprender… La gente entrevistada era de todas las edades, incluyendo personas que pasaron por la escuela hace mucho tiempo.
A.G.: ¿Qué fue lo que se detectó en esa investigación sobre educación sexual?
S.C.: Principalmente se vio que la gente recibe desinformación, mitos y moralidad. El miedo se utiliza para controlar el comportamiento de la gente joven, y los resultados son con frecuencia no sólo poco útiles, sino dañinos. Queríamos ser muy conscientes de los efectos que este tipo de educación puede tener en la vida de una persona o en su autoestima. Nuestro objetivo era crear un entorno educacional que fuera abierto, honesto, positivo, que las personas LGTBQ [lesbianas, gays, transexuales, bisexuales y queer] se sintieran incluídas, y que se dirigiera a promover una buena salud y bienestar, y que promoviera la realidad. Me refiero a tener en cuenta cómo la gente joven vive realmente su vida, así la información que estábamos compartiendo sería útil para ellas y ellos.
A.G.: ¿Por qué la gente entrevistada había recibido una educación sexual dañina?
S.C.: Hay muchas razones. En primer lugar, creo que los y las educadoras no están preparadas para tratar con este tipo de temas tan delicados. En Estados Unidos mucha de la gente a la que se le encargan estas clases no son profesorado de educación sexual; pueden ser profesoras o profesores de ciencias, y la mayoría son profesorado de gimnasia. Otra razón es que las personas adultas no asumen esa responsabilidad, pues no quieren que se considere que están promoviendo un comportamiento sexual abierto entre sus estudiantes. Y en tercer lugar, en las escuelas públicas en particular, todo el mundo está preocupado sobre lo que piensan padres y madres, ya que éstos tienen mucho poder sobre la supervivencia profesional del profesorado y la administración de las escuelas. Por último, no es poco frecuente que el profesorado utilice la clase de educación sexual para promover sus opiniones religiosas. La educación sexual no se enseña como otras materias académicas, donde el profesorado quiere transmitir algún tipo de conocimiento. Aquí es frecuente asustar a niños y niñas para que se comporten de un cierto modo. Incluso hay muchos profesores y profesoras que están haciendo que el alumnado firme un contrato de abstinencia. Este es un ejemplo de un tipo de clase que se relaciona con la vida de los y las estudiantes, pero a menudo de un modo destructivo.
T.M.: Es algo especialmente duro para jóvenes LGTBQ. Muchos decían que el profesorado promueve su visión personal en el aula, por lo que si un estudiante gay preguntara cómo puede tener sexo seguro, el profesor o profesora le contestaría “eso no está permitido, eso no pasa, y no deberías hacerlo”, en vez de responderle a la pregunta. Los y las estudiantes tienen que utilizar otras vías de información, algunas poco fiables.
A.G.:Durante el proyecto, en el taller o en la investigación, ¿trabajasteis con diversas procedencias culturales? ¿Cómo se puede hacer un video con este tema que incluya diversas voces y que personas de diversos orígenes se pueda identificar?
S.C.: El enfoque que tomamos consiste en que personas diversas se puedan encontrar en torno a un tema particular, y crear un espacio donde todos los puntos de vista y todas las experiencias sean válidas y necesarias. Así al final lo que tienes es una obra con la que una amplia variedad de gente se puede identificar. La gente joven siempre tiene curiosidad por conocer lo que otras y otros jóvenes están haciendo en distintas partes de la ciudad, especialmente en un lugar como Chicago, una gran ciudad en la que los barrios son bastante homogéneos culturalmente. La gente joven se siente atrapada en sus barrios y en unas vidas demasiado limitadas, y tiene el deseo de salir y aprender sobre lo que otras personas jóvenes están pensando y sintiendo, qué es lo que se están planteando.
A.G.: Así que la cuestión es conectar con la edad y con la motivación de la gente joven, independientemente del origen cultural.
S.C.: Sí, eso es.
A.G.: ¿Consideras que para el profesorado este video puede ser útil para empezar a hablar sobre educación sexual?
S.C.: Creo que sí es muy útil. Cada persona joven tiene muchas preguntas, que el video trata de contestar de una forma directa y sencilla de entender. El vídeo expone qué es el VIH, quién lo contrae, cómo se puede prevenir, qué pasa si alguien lo tiene. Las voces en el vídeo es también gente joven, voces en las que pueden confiar, por lo que es como un espacio cómodo de diálogo. El profesorado y los y las educadoras que aparecen en el vídeo promueven una actitud de apertura. El vídeo motiva al profesorado a tener debates abiertos en el aula. El dvd viene acompañado de un material de trabajo que provee al profesorado con diversas herramientas para establecer esos debates. También viene con una guía para animar a las y los estudiantes a que se involucren con el tema y marquen la diferencia.