El hilo invisible con el que se tejen los Objetivos de Desarrollo del Milenio
Los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) se tejen desde las dos grandes agencias de gestión de la persona humana intrageneracional e intergeneracional: La Familia y la Escuela. Una mirada desde la perspectiva de los valores humanos como paradigmas trascendentes y duraderos que benefician y estimulan el logro, la convivencia y la permanencia de los ODM.
Dentro de los indicadores establecidos para medir el avance y aceleramiento del logro de los ODM, se deberían contemplar los que, en mi opinión, son también relevantes e incipientes: los valores humanos que contribuyen en la gestación del individuo auto-dirigido y auto-controlado. Es evidente que un análisis de esta naturaleza acerca de cómo se tejen estos ingentes esfuerzos humanos por la propiciación y sustentación de un clima global que permita el crecimiento y la sustentabilidad de sociedades y comunidades enteras en aras de la defensa de los principios de dignidad humana, igualdad y equidad, es supremamente complejo y no es el propósito de este artículo.
Aprovechando la connotación de confiabilidad y esperanza que entrega el informe 2014 de gestión de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, el camino aún presenta sendos desafíos de orden que impiden optimizar las rutas de la sostenibilidad social de los ODM para las comunidades diversas en el mediano futuro y a largo plazo. Una mirada exhaustiva mediante el lente objetivo de cómo se forman las personas integrales e integradas, arroja por ahora un saldo que debería estimularnos a la búsqueda de “otras líneas de acción más audaces y especificas para reducir brechas y disparidades significativas” de acuerdo a la percepción del secretario de la ONU reseñado en el prólogo de dicho informe. Repensar inclusivamente desde la esquina de la familia y la escuela, la elaboración de los ODM podría dar lugar a esas acciones audaces. He sido un observador escueto y crítico de un deporte atlético que se denomina posta de 400 metros con relevos. Para efectos ilustrativos de este maravilloso y emotivo deporte, dos factores pesan en la victoria final, (aunque no soy especialista en este deporte) y que atraen necesariamente nuestra atención son: la sincronía en el relevo y la entrega de la posta. Esto ocurre en un lapso de tiempo ínfimo pero altamente valioso, determinante y significativo. El sueño desafiante planteado por las Naciones Unidas, los ODM obligadamente incluyen e incorporan más de una generación, lo cual implica una ejercitada concertación sobre lo que se entrega a la siguiente generación para que inspirada continúe en la construcción, acercamiento y perfección de los ODM, razón por la cual nos debe interesar considerar el modelo del ejercicio atlético. Es allí donde espero insertar mi aporte importante que nos lleve a terciar con la estimación del mérito de la atención puesta en la entrega de la posta intergeneracional, que estimo yo son los valores, ciertos valores universales y globalizados, esto es definidos, conectados y discutidos previamente.
Sin el resalte debido y la consideración de bajar la mirada hacia lo aparentemente insignificante como son los valores alrededor de los ODM, los esfuerzos por desarrollar nuevos tejidos humanos que esperamos reeditar podrían parecer insuficientes, inútiles, lentos e infructuosos. Los valores que humanizan nuestra sociedad, son aquellos conectores generacionales que hacen las veces de “pegamento” intergeneracional y que deben estar al centro de toda esta parafernalia de acciones enérgicas que mueven al hombre y la comunidad internacional en el hallazgo de nuevos caminos que permitan inferir avances confortantes y alentadores.
Leer el artículo de Edgar Devia Góngora en la página de la OEI.