Algunos no están preparados para ver a una mujer musulmana con hiyab en un parlamento español
Fátima Hamed Hossain es abogada y uno de los rostros más conocidos de la política ceutí. Es diputada autonómica, la primera en la historia de Ceuta en tomar posesión de su escaño cubierta con hiyab. Desde noviembre de 2014 es portavoz del grupo parlamentario Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía (MDyC), que se presentó con el propósito de atajar la desigualdad en una ciudad sacudida por la exclusión social.
Estos días su nombre está en el centro de una campaña, “El hiyab no es radicalismo”, que ha surgido en redes sociales en reacción a una carta publicada en el diario El pueblo de Ceuta el 4 de diciembre. La carta, titulada “La muy noble y leal e islámica ciudad de Ceuta”, ha sido calificada de islamófoba por el tono de sus críticas a Fatima Hamed Hossein, y sus referencias al aumento de la población musulmana en la ciudad, según el autor, “debido a tres factores: la ineptitud de los políticos gobernantes que han permitido el asentamiento de marroquíes de ambas ciudades, la concesión de residencia y nacionalidad a esos marroquíes y el vientre de las mujeres del grupo étnico musulmán.”
Con las etiquetas #elhiyabnoesradicalismo, #solidaridadconfatimamdyc y #stopislamofobia, la campaña en solidaridad con Hossain ha abierto un debate sobre convivencia religiosa en España e islamofobia, que muchos han visto crecer tras los atentados de París. El debate también incluye referencias al machismo que destilan los discursos islamófobos, y el modo en que privan de agencia a las mujeres musulmanas.
P: A partir de la carta publicada en El Pueblo de Ceuta, se ha abierto una campaña que está generando debate sobre convivencia religiosa e islamofobia en España. ¿Cree que es importante este debate en estos momentos?
R: Los debates siempre son buenos. Si queremos tener una visión amplia de todo, especialmente cuando nos proponemos buscar soluciones a preocupaciones de todos y todas, es necesario debatir. Debatir supone exponer diferentes opiniones, siempre desde el respeto.
P: ¿Diría que las referencias a las mujeres musulmanas ceutíes en la carta de la que tanto se está hablando son machistas, islamófobas, o ambas?
R: Es importante recalcar que con esa carta se ofende a todos los musulmanes de Ceuta y en particular a las musulmanas, tachándolas de meros «vientres étnicos musulmanes» que sirven para reconquistar Ceuta. A mí no sólo se me insulta sino que se me tacha de islamista radical por hacer un trabajo de oposición exigiendo explicaciones por un viaje a Portugal del alcalde de la ciudad y de todas las personas que lo acompañaron.
Mi partido, Movimiento Dignidad y Democracia (MDyC), denuncia el despilfarro que supone el viaje del alcalde a Portugal junto con otros cargos, creemos que es un gasto innecesario en estos tiempos de crisis y que con la asistencia del alcalde habría bastado.
Mi crítica es política, como representante política ceutí, y respuestas como las de la carta, que apelan a mi pañuelo, a mi vientre, y a los vientres de las mujeres musulmanas ceutíes, son islamófobas y también machistas. Poco se puede decir ante comentarios de este nivel, salvo que en el MDyC no se pide a nadie certificados religiosos ni autos de fe, el partido está abierto a cualquiera y elegimos a los más válidos y comprometidos, de cualquier religión o de ninguna.
Creo que si no me llamara Fatima ni llevara hiyab, personas como el autor de la carta me nombrarían menos. Les debe de escocer ver a una Fatima con hiyab siendo la portavoz de un partido en nuestro Ayuntamiento. La multiculturalidad a unos nos enriquece, a otros les escuece. Por suerte, el sentir general de la ciudadanía ceutí lo veo en muchas muestras de cariño de ceutíes de todas las religiones, esa es la armonía y la paz que algunos se empeñan en intentar incendiar.
Leer la entrevista completa en El Diario.