«La islamofobia invisibiliza problemáticas como los modelos de migración»
Irene Santiago es psicóloga en el centro de defensa de derechos humanos Irídia y miembro del Grupo de Acción Comunitaria. Durante una década trabajó en Latinoamérica en procesos de acompañamiento psicosocial a personas en contexto de violencia. En el día Internacional de lucha contra la Islamofobia participó en una mesa redonda sobre la islamofobia institucional en las escuelas y expuso la teoría de la construcción de la realidad a través de la lógica del miedo. Hablamos con ella para entender cómo funcionan las psicodinámicas del miedo en la construcción de la islamofobia.
¿Qué papel juega el miedo en la construcción de la islamofobia?
Durante los últimos tiempos hemos visto cómo se ha ido construyendo un proceso social que hemos llamado islamofobia, a partir de una psicodinámica del miedo y una polarización social creciente, que ha ido generando un clima de miedo y alerta social. Cuando los seres humanos sentimos miedo, y nuestra integridad física o psíquica están en juego, se activan nuestros instintos más básicos y la primera necesidad pasa a ser sentirnos seguros. Esto es normal, es una reacción instintiva de supervivencia humana y es muy comprensible. La preocupación y donde tenemos que prestar atención es cuando nuestra necesidad de sentirnos seguros pone en jaque a otros colectivos y personas que pasan a ser señaladas como potenciales agresores por el mero hecho de pertenecer a ciertos grupos sociales que se asocian con el terrorismo. Es decir, las comunidades musulmanas en nuestro país pasan a ser señaladas y perseguidas cuando ellas mismas son las primeras víctimas del ISIS. Y aquí en donde entran en juego los imaginarios sociales que sustentan el miedo: el islam como la antítesis de los valores occidentales, como una religión asociada a la violencia, hacemos presentes las guerras visigodas entre moros y cristianos, y un largo etcétera que va asentando las bases y solidificando esta islamofobia de la que se nutre la maquinaria de guerra.
Durante estos últimos años ha habido muchas detenciones arbitrarias o equívocas en operaciones policiales ¿cómo afecta estos procedimientos a los derechos fundamentales de estas personas?
Como digo, estas dinámicas traen desconfianza y fractura social, las comunidades musulmanas son criminalizadas y estigmatizadas. El mero hecho de pertenecer a una comunidad se asocia a actos de terrorismo, es gravísimo. El señalamiento y la estigmatización les coloca en una situación de sospecha potencial que legitima actuaciones policiales en las que, a veces, se producen vulneraciones de derechos. Las actuaciones de nuestros cuerpos de seguridad deben garantizar siempre el marco de derecho, no podemos aceptar las detenciones arbitrarias o los malos tratos en los procedimientos. Luego, a nivel institucional vemos cómo se criminaliza a través de la legislación, como ha pasado con la reforma de la Ley Antiterrorista, una ley vigente que vulnera los derechos fundamentales. Este tipo de legislaciones legitiman la asimilación de estas dinámicas del miedo, y ahí es cuando nuestros vecinos dejan de ser vecinos y se convierten en extranjeros, sospechosos, terroristas, etc. La tensión social aquí es enorme y los pactos de convivencia empiezan a resquebrajarse.
¿De qué manera está actuando la estigmatización de la comunidad islámica?
La mirada sobre lo que sucede ahora mismo con la islamofobia se focaliza a través del terrorismo, que se ha convertido en el primer tema en la agenda mundial. Esto trae la invisibilización de problemáticas como, por ejemplo, los modelos de migración y la necesidad de integración social de muchas personas que llegaron a nuestro país hace unos 15 años ahora. Podríamos preguntarnos si las políticas migratorias y la inclusión social se han dado como nos hubiera gustado. Pero no, a día de hoy, el debate se centra exclusivamente sobre los individuos y sus prácticas religiosas y se olvidan otros factores claves para la integración. Lo que vemos son dinámicas de exclusión social cada vez más activas, que se van profundizando. Se alimentan los estereotipos a través de la asociación de tradiciones o culturas al terrorismo. Por ejemplo, el uso del velo, asistir a la mezquita, etc. Esto demuestra el enorme desconocimiento que tenemos del islam, de la cultura, de las tradiciones y actúa de una manera que identifica al otro y lo separa, generando una profunda disgregación social.
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