Para qué sirven las reválidas
El Congreso rechazó el pasado 5 de abril la aplicación de las reválidas, únicamente con los votos en contra del PP. Todos los grupos parlamentarios, a excepción del PP, y la mayoría de los representantes de padres y madres, docentes y estudiantes se oponen a las reválidas. ¿Por qué esta descalificación tan abrumadora de las reválidas? Las evaluaciones externas y reválidas son pruebas de evaluación final fijadas por la Lomce en tercero y sexto de primaria, con un carácter informativo y orientador, y en cuarto de la ESO y segundo de Bachillerato, con el carácter de reválida para superar la etapa.
La evaluación y los currículos estandarizados se han convertido en el objetivo fundamental de reformas neoliberales en todo el mundo que, como la Lomce, tratan de “elevar” los resultados educativos con un control burocrático sobre las prácticas escolares y la profesión docente. Este tipo de pruebas estandarizadas sirven para el desarrollo de un aprendizaje fundamentalmente memorístico y descontextualizado, que es el que pueden medir este tipo de evaluaciones.
La reforma educativa del final del franquismo, la Ley General de Educación (1970), ya intentaba superar la rigidez del sistema educativo de la dictadura, ante el fracaso de las pruebas memorísticas, con la supresión de las “temidas reválidas”, introduciendo la evaluación continua.
Sin embargo, en los últimos años el auge de este modelo neoliberal, tecnocrático y conservador, centrado en pruebas estandarizadas, ha sido importado acríticamente en nuestro país, justo en momentos en que dichas pruebas son debatidas, cuestionadas y refutadas en muchos países del Norte. La fiebre examinadora -del alumnado de diversos niveles, de los docentes, de las instituciones escolares (y ahora, ¡incluso de las familias!, según se propone en EEUU)- que viene creciendo desde la década de 1990, no se ha traducido en la anunciada “mejoría”. Y es que, las reválidas por sí mismas, no mejoran ni cambian nada. La experiencia de EEUU, que abusa de pruebas externas, indica que los resultados han sido un desastre y ha reforzado la mediocridad del sistema.
Los estudios muestran que, a pesar de los recursos invertidos en evaluaciones estandarizadas desde los 90, no hay mejoría consistente y/o significativa en los resultados escolares de los países en los campos o aspectos evaluados. Más bien se observan efectos negativos, así como debilidades técnicas y problemas de comparabilidad entre ellas. Debilidades técnicas evidentes como el hecho de que se centran en las áreas de matemáticas, lengua y ciencias, con lo que se está dando el mensaje de la prevalencia de unos contenidos sobre otros, de unas áreas sobre otras.
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