«Relegar la educación artística tiene un objetivo político: crear ciegos-videntes»
Una clase de educación artística no es un taller de manualidades. María Acaso lleva años remando en contra del discurso oficial. El que concibe, apoyado por las leyes, las enseñanzas del arte como disciplinas prescindibles, complementarias, marías. Lo hace desde las aulas de la facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid, donde también dirige la línea de investigación sobre Educación en Museos de Artes Visuales.
Su segundo libro lleva por título La educación artística no son manualidades (Editorial Catarata). Fue publicado en 2009, aunque sus páginas tienen en 2014 y con la LOMCE ya en marcha más vigencia que nunca. El arrinconamiento de la educación plástica, convertida en optativa en Primaria, responde para Acaso a «un objetivo político».
En el libro rechaza la asociación entre educación artística y manualidades, ¿cree que esa relación es automática?
En muchos casos, sí, porque forma parte del imaginario colectivo que se ha creado en torno a esta disciplina, profundamente infantilizada. La educación artística no son niños pintando ni murales el día de la primavera. No hay que olvidar que se puede trabajar en muchos formatos y para cualquier edad, dentro y fuera de las aulas, porque es un vehículo de conocimiento. Y no solo de expresión. El análisis y la producción de productos y expresiones artísticas son actividades relacionadas con la producción de conocimiento crítico.
En ese imaginario del que habla parece que la artística se concibe como la asignatura maría, la tontería que da el profe bohemio.
Exacto. Y es una paradoja que en un mundo hipervisual nadie tenga la preocupación de desarrollar el pensamiento crítico visual. El resultado es que los chicos y chicas están indefensos ante las imágenes. Nos las tragamos, pero no llegamos a los mensajes que esconden. Somos algo así como ciegos-videntes. Y esa es la idea del terrorismo visual. Para combatirlo, hay que trabajar ese pensamiento crítico visual, que no es innato. No es una competencia con la que nacemos, de manera que, si queremos que sea un hábito, hay que incluirlo en el currículum, además de demandar el análisis como un proceso inherente a la educación artística.
Con la LOMCE, ¿queda aún más arrinconada la educación artística?
Me parece un verdadero drama que en Primaria la asignatura se convierta en optativa. La creatividad y la autonomía se cortan. Es absurdo porque están despojando a niños muy pequeños de utilizar una vía para comunicarse cuando no saben escribir. En secundaria, las horas se han ido restringiendo y es la maría de las marías.
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