Trascendiendo los caminos de la Educación inclusiva hacia Inclusión educativa
Los seres humanos que se encuentran inmersos en espacios de exclusión y segregación, entendida esta última como la división social que puede ser de tipo educativo, socioeconómico, cultural, étnico, racial, ocupacional, físico, biológico, entre otros; reclaman a la sociedad el derecho a ser educados en espacios integradores donde se realice el proceso social de Inclusión Educativa, como resultado dinámico de una sociedad que los reconozca dentro de la diversidad o pluralidad humana, teniendo en cuenta condición de vida, inhabilidad y capacidades a potencializar a su respectivo ritmo. Este proceso debe incluir, los valores trascendentes de tolerancia, dialogo y respeto.
Para llevar a cabo este proceso es importante tener clara la diferencia entre Integración e Inclusión, la integración responde a la incorporación de los educandos al sistema educativo, y la inclusión ha de responder a las necesidades presentes en el proceso de enseñanza y aprendizaje para el desarrollo y crecimiento de los educandos durante la construcción del conocimiento.
Lograr la verdadera inclusión requiere que la Educación Inclusiva y Social, (En la que el Estado es el directo responsable con estándares de calidad de vida coherentes a la necesidad de cada individuo); atienda a la diversidad de los seres humanos desde procesos educativo con espacios en donde se disfrute la libertad de establecer proyectos pedagógicos mediados con calidad de vida, que permita en ellos desarrollar la inteligencia emocional, inteligencia analítica, inteligencia creativa y la inteligencia práctica, responsables de las actitudes y aptitudes de los educandos para reaccionar asertivamente ante los nuevos desafíos sociales, dando respuesta a sus individuales necesidades.
Leer el artículo completo de Lina Flórez Perdomo en Red Educativa Mundial.