Luigi Cancrini: “Yo veo al niño que llora en cada paciente”
¿Cree que nacemos buenos?
Sí, lo creo. Lo natural es estar bien dispuesto para los otros. El hombre es naturalmente sociable, decía Marx.
…Y un lobo para el hombre, decía Hobbes.
Mi experiencia me ha convencido de que el humano se convierte en un lobo para los otros cuando tiene dificultades en su infancia.
Usted lo investiga desde los años setenta.
En esa década fundé el Centro de Estudios de Terapia Familiar y Relacional y desde hace veinte años dirijo el Centro de Ayuda al Niño Maltratado del Ayuntamiento de Roma.
¿Todo se remonta a la infancia?
El cuidado en la infancia es fundamental para su salud mental futura. No hay suficiente atención para los niños que sufren, y este es también un problema político.
¿El antisocial se hace en la infancia?
Sí, en la infancia se consolida el núcleo de patología que se transformará en trastorno de personalidad. La mayoría de los drogadictos sufren trastorno límite de personalidad, la causa de las adicciones es la infelicidad, el desequilibrio. Al niño que roba no se le pasa con la edad: si no se atiende en la infancia, será un ladrón.
¿Propone una atención psicoterapéutica pública y de calidad para la infancia?
Sí, porque si no se interviene durante la infancia tendremos muchos psicópatas, drogadictos, personas con trastorno alimentario y toda la muestra de patologías imaginables. Pero si conseguimos intervenir en la infancia, podemos cambiar el mundo.
Suena a utopía.
La política tiene que dar recursos y los profesionales tienen que aprender cómo tratar a estos niños. Las universidades no enseñan a trabajar con niños que sufren descuido y maltrato. Nuestro conocimiento científico es muy superior a lo que aplicamos, no ha llegado ni a la cultura ni a los servicios.
Los niños viven sometidos a imágenes de violencia, ¿cómo les afecta?
Las fábulas y los cuentos han sido siempre muy violentos. Blancanieves, La Cenicienta… hablan de maltrato. El niño está acostumbrado a que haya peligros, pero que se puedan superar siendo fuerte y contando con el amor de alguien.
¿Esa es la solución?, ¿el amor?
Sí, en las fábulas y en la vida. Yo veo al niño que llora en cada paciente. Hitler, Stalin y Franco eran niños que lloraban, todos con historias familiares terribles. El maltrato y el descuido de los niños producen monstruos muy dañinos si el niño es inteligente y tiene fuerza personal.
Esos dictadores ¿habrían tenido solución si los hubieran tratado de adultos?
Es difícil, pero una validación de salud mental antes de presentarse como presidente sería interesante.
Leer el resto del artículo en La Vanguardia.