‘Microrracismo’ en el aula: «Te tratan como si fueses tonto o te felicitan por hablar español»
A mí también me ha pasado. Jóvenes nacidos en España pero con raíces en otros países han aprovechado Twitter para contar sus experiencias en las aulas con comentarios racistas. ¿De sus compañeros? No, de los profesores. Bajo el hashtag #ProfesRacistas, muchos jóvenes aún estudiantes y otros que ya superaban la treintena dejaban en 140 caracteres sus vivencias.
La etiqueta de Twitter no fue espontánea. El periodista y presidente de SOS Madrid, Moha Gerehou, decidió ponerla en marcha a raíz de una denuncia de unos alumnos a un profesor de la Complutense. Por eso, y porque con 24 años, siente que todavía tiene que ir con su árbol genealógico debajo del brazo. “Era un clásico que cuando llegaba un profesor nuevo me dijera que había otro niño negro en otra clase. Y yo me preguntaba si eso se lo decía a todos los niños blancos”, narra. O que, tras trabarse con su apellido al pasar lista, soltara aquel comentario de “qué apellidos más raros tenéis”. “El problema es que esto son ‘microrracismos’, muy arraigados, muy instalados. Es un tema presente del que no se habla cuando se le debe exigir mucho a los profesores en el compromiso contra el racismo; en su mano está perpetuar o no estas situaciones”.
Gerehou acordó con Desirée Bela-Lobedde agitar las redes. Esta catalana con raíces en Guinea Ecuatorial es una activa luchadora contra el racismo. Denunció que YouTube no consideraba el comentario “negra de mierda” en uno de sus vídeos como insulto. Tiene 38 años y lleva desde el instituto recibiendo comentarios referentes al color de su piel. “Me removió mucho la conciencia ser madre; quiero que la sociedad donde crezcan mis hijas sea mejor”. Y ya se ha enfrentado a la primera con la profesora de música de la mayor. En un encuentro casual en la calle, la profesora le llegó a decir que las mujeres negras “están más preparadas para el dolor y pueden parir en casa”. “Esta señora tiene la obligación de educar a los niños y soltó aquel comentario sin darse cuenta de lo que estaba diciendo”.
¿No se habla lo suficiente de este tema? Bela-Lobedde asegura que es probable que los chavales no digan nada en casa ni lo comenten fuera. “Yo recuerdo que no le contaba nunca nada a mi madre de lo que me pasaba. Simplemente quería aprobar la asignatura de turno y seguir con mi vida”. Y cree que todo irá disminuyendo con la renovación generacional del profesorado: “Si los que me daban a mi clase siguen en activo, supongo que seguirán pensando igual”.
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