“Somos responsables de ayudar a los jóvenes a sacar su potencial»
Richard Gerver (Londres, 1969) empezó su carrera como profesor de Primaria en uno de los diez peores colegios de Reino Unido. Saltó a la dirección de la escuela y logró situarla como uno de los cinco mejores centros. Durante los últimos diez años, Gerver se ha dedicado a aconsejar a grandes compañías de diversos sectores (tecnológico, financiero, deportes, industria musical, etc.) sobre cómo obtener el máximo de sus empleados. Además, fue asesor del Gobierno británico de Tony Blair y, actualmente, es asesor de políticas educativas de la Unesco. Invitado por la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de Mondragon Unibertsitatea (Huhezi) para la celebración de su 40º aniversario, este referente mundial en educación, liderazgo e innovación abogó por adaptar el sistema educativo a las necesidades de los alumnos.
¿Cuál es su análisis sobre el actual sistema educativo?
Para responder a eso debo remitirme a la historia para que se comprenda dónde estamos ahora. El sistema educativo se diseñó para preparar a la población para el mundo laboral de la Revolución Industrial, cuyo foco era la eficiencia. Los jóvenes absorbían conocimientos técnicos para repetirlos eficientemente. Los exámenes se crearon para monitorizar el éxito de esta estrategia educativa y durante muchos años funcionó. Sin embargo, en los últimos 50 años ha habido un cambio masivo en el funcionamiento de los negocios, la sociedad y la economía mundial. Muchos países han evolucionado de una economía industrial a un desarrollo postindustrial, y este requiere altos niveles de innovación, creatividad y emprendizaje. A esto se suma el salto tecnológico. Estamos lidiando con un mundo mucho más abierto y necesitamos una forma distinta de educación que prepare a los niños para esto.
El mundo ha cambiado pero el sistema no ha evolucionado.
Ese es el problema. El sistema de exámenes está diseñado para medir capacidades equivocadas, pero sigue forzando a los colegios a enseñar esas materias. Este es el quid de la cuestión, que estamos atascados en un círculo. El sistema educativo necesita una transformación, pero toda la energía se está poniendo en intentar hacerlo más eficiente. En mi opinión, el sistema está roto y no necesita arreglos, necesita un cambio.
¿Qué opina sobre los deberes?
Los deberes de la manera tradicional no tienen valor. Solo damos más trabajo que hacer a los niños en casa, y es igual que el que hacen en clase. No hay pruebas de que tengan un efecto positivo en los niños. Los padres esperan deberes porque ellos los tuvieron. Pero el colegio debería ser tan interesante para el estudiante que cuando llegue a casa elija investigar sobre esos conceptos por su cuenta.
¿Cómo entiende este cambio educativo?
Muchas empresas contratan a estudiantes altamente cualificados, pero que no cuentan con los comportamientos necesarios para llevar adelante sus compañías como la curiosidad, la creatividad y el emprendizaje. En el proceso que he estado haciendo los últimos diez años de ayudar a las empresas a saber por qué sus empleados no son más emprendedores, he entendido lo que debe cambiar en la educación para marcar la diferencia.
¿Qué modificaciones propone?
Lo primero, es que no hay que esperar a que personas como yo den esa respuesta. Y la razón es que esa es la forma tradicional de hacer las cosas y yo, como británico que viene de un país que ha decidido dejar Europa, no tengo derecho a decir qué debería hacerse con este sistema educativo. Lo que sí puedo hacer es lanzar algunas ideas. Las comunidades por sí mismas necesitan realizarse preguntas, más que buscar políticas. Como por ejemplo: ¿Cómo desarrollamos la curiosidad natural del ser humano en lugar de frenarla? ¿Qué habilidades queremos que posean los jóvenes? ¿Cómo creamos un sistema educativo que importe a los jóvenes porque sea emocionante y dinámico? Si nos las planteamos y tenemos el valor de buscar las respuestas, estaremos en el camino de diseñar un sistema educativo que encaje con el futuro.
¿Qué modelo educativo considera más acertado?
Es muy difícil elegir el modelo que prefiero. Hay cosas interesantes en distintos sitios del mundo. En Europa, obviamente, la educación finlandesa es una de ellas. Está muy comprometida con el desarrollo íntegro del niño, promueve la curiosidad y la creatividad. Para mí, el sistema finlandés es tan bueno porque se deposita mucha confianza en él y es muy respetado. También me ha sorprendido Medellín, en Colombia, donde hay un enorme compromiso para reeducar a toda la comunidad y desarrollar el talento de una ciudad que intenta reinventarse. Y Lahu, en Pakistán, a pesar de estar en guerra apuesta por educar ciudadanos globales para el futuro.
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