Emilio Lledó: “Hay que hacer mentes libres”
Ser el sabio oficial de un país es agotador. Todos, todo el rato, quieren una frase redonda, una enseñanza iluminadora, una conferencia memorable. Emilio Lledó (Sevilla, 1927) dice que está aburrido de escucharse a sí mismo. Pero no lo está. Sabe que solo a través de la palabra puede incitar a la reflexión. Y en hacer pensar está desde que se convirtió en profesor de Historia de la Filosofía: “Creo mucho en la cultura, en el sentido técnico de la educación, de hacer una persona crítica, y al mismo tiempo la educación es también unos modales. Por eso la Educación para la Ciudadanía es fundamental. No se trata de enseñar asignaturitas, sino de hacer pensar”.
En Dar razón (KRK), el libro que resume 50 años de entrevistas con el filósofo y académico, se aprecia esa pervivencia de sus afanes: “Se ve que tengo las mismas obsesiones”. Si en 1965 lamentaba “la estrechez de muchos de nuestros planteamientos pedagógicos”, en 2017 censura “la proliferación de colegios privados que rompen el principio de igualdad”. La devoción de ayer hacia los libros de texto se ha trasladado hoy a los ordenadores. Ni unos ni otros, por sí solos, enseñan a pensar.
En este ejercicio de revisión que propone la obra —editada originalmente en 1997 por la Junta de Castilla y León—, Lledó recupera el prefacio original, donde abordaba la dificultad de trasladar el carácter de lo oral a lo escrito, «la gran transformación a la que obliga el paso de la siempre cálida, redonda, articulación de cada sonido, hacia ese espacio plano de una escritura que no ha sido escrita, que fue hablada y oída ‘al aire de su vuelo’ y que tendría que forzar la conversión de un lector en un nuevo e imprevisto oyente».
Tras la relectura, Lledó no ha sentido incomodidad. “Me reconozco en él, aunque en este libro era como si me desnudara un poco. Reconocerse en el pasado y encontrar en él una cierta coherencia siempre da alegría”. Coherencia y coraje para explorar territorio movedizo en 1970. Un periodista de El Día de Tenerife formula como quien no quiere la cosa: “Ya que habla usted de los griegos sería muy conveniente que habláramos de la democracia”. Entrevistado y entrevistador entran al pantano. “La gente ha hecho caso a eso que desde chicos nos enseñan: ver, oír y callar”, añade el primero. “Sí”, responde Emilio Lledó, “y no hay nadie que se levante a decirle al basileus (gobernante) que no está de acuerdo con sus decisiones…”.
Leer la entrevista completa en El País.