Gitanas en la universidad: “Yo rompí con la historia predefinida para mí”
Ainhoa Carbonell, de 33 años, tuvo que escuchar mil veces: “¿Es que no has tenido bastante con estudiar hasta Bachillerato? Si vas a la universidad no querrás luego casarte con un gitano…”, a lo que ella, internamente, respondía: “Pues que vayan todos los gitanos a la universidad en vez de dejar de ir yo…”. Diplomada en Trabajo Social, con un título de Intervención Social con la Comunidad Gitana por la Universidad Pública de Navarra (obtenido con matrícula de honor), compagina su trabajo como técnica de orientación e intervención social en programas de búsqueda de empleo para jóvenes gitanos en la Fundación Gentis de Tarragona con su puesto como concejal de Servicios Sociales, Cultura, Actividades Lúdicas y Juventud en el Ayuntamiento de Vallmoll (Tarragona) y colabora con la asociación Aire Nuevo Caló.
Jelen (Mª Jerusalén Amador), de 27, estuvo a punto de no matricularse en Derecho en la Universidad Pompeu Fabra porque, por sorteo, le tocó turno de tarde, lo que le impedía conjugar las clases con el culto. Se fue sin rellenar el impreso y volvió al día siguiente, animada por sus padres, pastores evangélicos. En 2016 lograba el premio Jóvenes Sociólogos del Institut d’ Estudis Catalans por su investigación La iglesia evangélica Filadelfia y la mujer gitana. Mujeres gitanas y cristianas que superan la desigualdad de género. En abril de este año ha presentado su tesis doctoral, sobre el mismo tema. Participa en la asociación gitana de mujeres Drom Kotar Mestipen (Camino de libertad en caló).
Vicky Santiago, de 21, repitió 1º de ESO en el IES Cánovas del Castillo de Málaga. “Todo apuntaba entonces a que mi futuro pasaba por intentar buscar un trabajo, el primero en el que me cogiesen, me gustase o no, y depender de mi pareja en el momento en que me casara”, reconoce. Habla con El Diario de la Educación el mismo día en que se ha enfrentado al último examen de 2º de grado, de Gramática Normativa. Estudia Traducción e Interpretación en la Universidad de Málaga y le gustaría ser profesora universitaria. Asiste a los encuentros de la Fundación Secretariado Gitano -a cuyo programa Promociona atribuye su reenganche, gracias al refuerzo que recibió en 1º y 2º de ESO, cuando pasó del absentismo al éxito escolar- y trata de servir de ejemplo para sus hermanos. Al pequeño, que cursará 1º de ESO el curso que viene, le advierte para que no sufra su mismo tropiezo. A la mediana le anima en su lucha por sacarse el graduado después de haber abandonado a los 16.
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