Resiliencia infantil: qué es y por qué es tan importante
La resiliencia es «la capacidad de los seres humanos de no solo mostrar un buen funcionamiento tras un trauma o una adversidad, sino incluso transformarse y desarrollar cualidades insospechadas. La definición pertenece al psicoterapeuta infantil José Luis Gonzalo Marrodán, director de las ‘Conversaciones sobre apego y resiliencia infantil’, acontecimiento que vivió su tercera edición en San Sebastián los pasados 6 y 7 de octubre.
No es ocioso destacar a quién corresponde la definición, dado que, desde que la psicología comenzó a utilizar este concepto, la forma de entenderlo ha variado en torno a ciertos matices de mayor o menor importancia. De todos modos, para expresarlo en términos simples, una clave para entender la resiliencia es la adaptación: la habilidad de poder adaptarse de forma positiva a situaciones adversas.
De hecho, la psicología tomó el concepto de la física, en cuyo ámbito la resiliencia es la capacidad de un material, un mecanismo o un sistema que le permite, una vez que ha cesado una perturbación a la que ha estado sometido, volver a su estado anterior. Los terapeutas, sin embargo, lo llevaron más allá: las personas resilientes no vuelven a su estado anterior, sino que salen fortalecidas de la dificultad, se desarrollan y siguen proyectándose en el futuro.
Desarrollar elementos positivos a partir de la adversidad
Cuando se habla de resiliencia infantil, se trata de la capacidad de los niños de sobreponerse a situaciones traumáticas, como malos tratos, durante sus primeros años de vida, y desarrollar elementos positivos a partir de esas experiencias. Durante mucho tiempo se creyó que la resiliencia era el fruto de la «constitución especial de algunas personas».
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