El misterioso coma de los niños en Suecia
Sucede solo en Suecia y nadie sabe exactamente por qué: cientos de niños caen en un estado de coma tras informar a sus familias de que deben ser deportadas. El primero se registró en 1998, pero ha sido recientemente cuando se han denunciado públicamente. Les sucede a hijos de refugiados procedentes de países soviéticos o de la antigua Yugoslavia y de grupos minoritarios como los yazidíes cuando son informados de que el asilo en el país les ha sido denegado. Aunque las cifras no están claras, algunos investigadores hablan incluso de miles de casos y lo califican como «histeria epidémica», aunque oficialmente se le ha bautizado como Síndrome de Resignación (SR), también conocido con la palabra sueca uppgivenhetssyndrom.
Los niños que la sufren no padecen ningún problema físico ni neurológico, pero caen en este inexplicable coma. Según Göran Bodegård (director de la unidad psiquiátrica para niños del Hospital universitario Karolinska, en Estocolmo) en un artículo que publicó en 2005 en la revista médica Acta Pædiatrica, los pacientes están «totalmente pasivos, inmóviles, carentes de tono, retraídos, mudos, incapaces de comer y beber, incontinentes y sin reaccionar ante los estímulos físicos o el dolor. A los afectados se les llama «niños apáticos», aunque también hay víctimas adolescentes.
Desde entonces, todos los estudios existentes han tratado inútilmente de averiguar la causa y el porqué de la concentración geográfica de víctimas. En un principio se trató de explicar el fenómeno mediante la teoría del estrés pero resultó insuficiente porque, aunque se considera un desencadenante del SR, no explica que los casos se den solo en un país y en ciertos grupos inmigrantes, pero no en otros que están también bajo tensión.
Dos décadas después de que se describiera el primer caso, aún no ha llegado a resolverse el gran enigma de por qué solo acaece en Suecia. Solo entre 2015 y 2016, la Junta Nacional de Salud de Suecia declaró que hubo 169 episodios, informa la BBC. La hipótesis más sólida apunta a una psicogénesis cultural. Según la tesis de Karl Sallin, el neurólogo sueco que lidera la investigación y que también trabaja como pediatra en el Hospital Infantil Astrid Lindgren de Estocolmo, los niños internalizan los patrones de conducta que se están dando en ese país. El peligro que esto entraña es el de producir un efecto dominó. El dilema moral al que la sociedad se enfrenta es que, si no se les diera un tratamiento a los niños afectados, morirían; pero el hecho de atenderlos parece da pie a nuevos casos.
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