¿Qué nos mantiene irresponsablemente silenciosos?
¿Dónde están las voces que tanto se anunciaban? ¿Las voces de los marginados, de los olvidados, de los jóvenes cuyo futuro se ensombrece todavía más por un puñado de monedas, de las comunidades académica, científica, artística… que debían estar al frente de la gran movilización popular que hoy es imperativa y apremiante? Sólo las mujeres, por fortuna, parecen haber comprendido que ahora, ante procesos potencialmente irreversibles, ha llegado el momento de “Nosotros, los pueblos”, como tan lúcida como prematuramente enunció la Carta de las Naciones Unidas…
Ellas serán, como pronosticó Nelson Mandela, la “piedra angular” de la nueva era. Pero para que estos nuevos tiempos sean realidad es preciso actuar sin demora. Frente a los retos globales que amenazan a la humanidad en su conjunto –nuclear, extrema pobreza, cambio climático- no podemos aplazar nuestra reacción… porque mañana puede ser tarde.
No me canso de repetir que es inadmisible éticamente que cada día se inviertan en armas y gastos militares más 4.000 millones de dólares al tiempo que mueren de hambre miles de personas, la mayoría niñas y niños de uno a cinco años de edad. Y sin embargo, ¡qué vergüenza!, no sólo no han disminuido las inversiones en defensa sino que, a requerimiento del Presidente Trump, se han aumentado… Y en España el gobierno se ha apresurado a anunciar, sin que se haya producido acto seguido una gran protesta, que se incrementarán en el ¡80%!
En cambio, se han ralentizado las propuestas para llevar a cabo los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) y los Acuerdos sobre Cambio Climático que permitirían la gran transición desde una economía de especulación, deslocalización productiva y guerra, a una economía basada en el conocimiento para un desarrollo global, humano y sostenible.
Y silencio.
El insólito Presidente Trump ha anunciado a bombo y platillo que no pondrá en práctica las medidas que permitirían evitar un mayor deterioro de la habitabilidad de la Tierra, tan sabiamente promovidas y suscritas por su antecesor.
Y silencio.
En el ciberespacio, donde debían ser millones los “whatsapp” y “twitters” que advirtieran al Presidente republicano de los Estados Unidos que si sigue afectando gravemente el porvenir de la humanidad dejaremos de adquirir productos norteamericanos…
Y silencio.
Leer completo el artículo de Federico Mayor Zaragoza en Público.