Los padres de niños con altas capacidades exigen una educación inclusiva y rechazan los ‘guetos’
¿Eres un niño superdotado? ¿Eres un cerebrito? ¿Te gusta recitar fórmulas matemáticas, te gusta el espacio? ¿Tocas instrumentos? ¿Tienes problemas emocionales, problemas a la hora de relacionarte con los demás? ¿Te aburres en clase? Estas son algunas de las preguntas convertidas en tópico cuando la sociedad escucha el término altas capacidades en un niño. Pero, independientemente de que las preguntas se contesten en positivo o en negativo, muchas personas trabajan a diario para dejar claras ciertas cuestiones que provocan dificultades en el día a día de los menores, sean niños diagnosticados con altas capacidades o no.
La Asociación Leonesa de Altas Capacidades (ALAC) es precisamente uno de los organismos que trata de esclarecer la imagen que la sociedad tiene de los niños que están diagnosticados. «Hay muchos mitos y todos los conocimientos van asentados sobre esos mitos. Parte de nuestro trabajo es desmontar la parte que es leyenda, para que los contenidos e investigaciones vayan asentadas partiendo de una base real», apuntan las vocales de la asociación de padres, que tienen la vista puesta en la creación de una Federación a nivel de Castilla y León junto con otras asociaciones.
ALAC se creó hace cinco años, por la iniciativa de un puñado de familias, de una minoría de padres con niños diagnosticados con altas capacidades que decidieron unirse para ver qué podían hacer para defender los derechos de sus hijos. En la actualidad son más numerosos, integrados por unas 60 familias de León y provincia (incluso alguna de Zamora), pero siguen manteniendo objetivos: informar lo que son las altas capacidades, y hacer todo lo posible para que sus hijos reciban una respuesta educativa adecuada a sus necesidades.
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