Recuperar la atención sanitaria universal y acabar con las devoluciones en caliente
La inmigración se ha convertido en el último lustro en uno de lo mayores retos que debe afrontar Europa y, sobre todo, España, a donde las llegadas se han disparado y las muertes de migrantes han rebasado cifras de hace una década. Devolver la atención sanitaria a los migrantes, derogar la devoluciones en caliente o establecer vías legales y seguras para evitar más naufragios son algunas de las tareas que Pedro Sánchez tiene a su alcance.
El nuevo presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tiene por delante una de las tareas más abandonadas por la anterior Administración: el drama migratorio. Mientras el PP ha resumido su política en el control y la externalización de nuestra frontera hasta Marruecos y Argelia, el movimiento de personas ha dejado claro que no haya vayas ni mares que detengan su éxodo. De Sánchez va a depender seguir actuando de forma cegada para complacer a la UE o atajar la sangría de nuestra zona del Mediterráneo.
Vías legales y seguras
España es actualmente el tercer país de la Unión Europea que más migrantes recibe por vía marítima, aunque en el último año está muy cerca de superar a Grecia y, si se mantiene el ritmo actual de llegadas, no tardará mucho en ser el tercer país receptor de migrantes irregulares. Al mismo tiempo, el cierre de la ruta Libia-Italia ha provocado un notable incremento de la afluencia de pateras por la ruta occidental (aguas del Estrecho y mar de Alborán).
En lo que va de año, 237 personas han muerto o desaparecido intentando llegar a las costas españolas desde el norte de África, según las cifras de la Organización Internacional para las Migraciones, dependiente de la ONU. Son un cifras más que preocupantes, ya que en medio año superan a todas las víctimas mortales de 2017 en la ruta del Mediterráneo occidental.
Desde la oposición y un amplio número de organizaciones no gubernamentales se pide un giro de 180º en las políticas de control fronterizo que contribuyen al incremento de muertes en el Mediterráneo. La alternativa no es nueva y pasa por una apuesta firme por establecer vías legales, ordenadas y seguras para que los que huyen de la pobreza, el hambre y la violencia extrema en sus países no tengan que jugarse la vida en barcas de juguete en mar abierto o caigan en manos de las mafias y redes del tráfico de personas. Piden la posibilidad de solicitar asilo en consulados y embajadas en el extranjero y facilitar la consecución de visados para venir a España. Sin embargo, esta solución se antoja demasiado compleja para el escaso tiempo que resta de legislatura.
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