Y si los contamos
Es célebre el dictum de Friedrich Nietzsche: no existen los hechos, existen las interpretaciones. Pero hoy habría que sustituirlo por otro: no existen los hechos, existen las imágenes. Dicho de otra forma, que en el nivel de la opinión pública hemos bajado un escalón más en nuestro conocimiento del mundo que nos rodea. Antes, por lo menos, ya que no existía un conocimiento de los hechos mismos, había interpretaciones u opiniones, se supone que mínimamente construidas y razonadas; ahora hay sólo imágenes visuales con las que los medios nos llenan la pupila y la mente, y nos distorsionan la comprensión de la realidad.
En un reciente ensayo proponía Steven Pinker, a efectos de entender por dónde va el mundo en la actualidad, abandonar un poco las imágenes, las opiniones, las denuncias apasionadas, los apuntes a vuelapluma, y demás mensajes que nos impactan y conmueven, y atender un poco a un dato tan fiable y objetivo como los números. Por favor, dice, antes de opinar miren los números, hagan las cuentas. Si lo hacen, su opinión acerca de la marcha del mundo cambiará, seguro. Lean los datos sobre la pobreza, la longevidad, la violencia, la sanidad, la educación, y tantos otros índices del bienestar humano, lean acerca de su evolución en el siglo pasado y en todo el mundo, y luego vean si quieren seguir con las jeremiadas que parecen de rigor para los opinadores críticos.
Viene a cuento esta introducción a la hora de hablar de esa marea de inmigrantes que se nos viene encima desde África, y que vemos un día sí y otro también en los telediarios. No hay sitio para tantos, ni papeles para todos, no podemos acoger a África entera, el problema es inmenso, España se tambalea, la frontera se derrumba, es lo más grave de lo que nos pasa.
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