La educación, un derecho fundamental
El 24 de enero se celebra el Día Internacional de la Educación. La Asamblea General de las Naciones Unidas estableció esta jornada para destacar el papel de la educación a la hora de promover la paz y el desarrollo de las sociedades.
La educación proporciona recursos a las personas para que sean independientes y puedan labrarse un futuro, hace que sean más sensibles a las injusticias que sufren los demás y más conscientes sobre la emergencia climática que vive el planeta.
Al mismo tiempo, garantizar el acceso a una educación de calidad permitiría conseguir la igualdad de género y romper el ciclo de pobreza que afecta a millones de personas.
Por eso la educación es un derecho reconocido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y es uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas para el año 2030.
Un largo camino por recorrer
A pesar de su importancia para el futuro, aún queda mucho trabajo para conseguir que la educación sea un derecho garantizado para todos los niños y niñas.
La Organización de las Naciones Unidas para Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) analiza la situación educativa en el mundo. Según datos de la UNESCO, los niños y adolescentes en países en vías de desarrollo siguen siendo los más afectados por la desigualdad.
En estos países, menos de la mitad de los niños más pobres han completado la educación primaria. La pobreza también afecta a los estudios de secundaria: entre los jóvenes con menos recursos, solo uno de cada cuatro acaba el primer ciclo de secundaria y uno de cada diez, el ciclo superior.
La situación es aún peor para los niños y adolescentes en zonas rurales y, sobre todo, para las niñas y chicas de los países más pobres.
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