Equidad y calidad educativa. Claves del éxito en la enseñanza
La equidad es parte de los cimientos sobre los cuales se forja la educación de calidad. Para alcanzar el éxito educativo debe haber una igualdad de proporción entre equidad y calidad. La equidad educativa implica una inclusión que da atención a la diversidad, minimizando las diferencias de cualquier índole, lográndose de este modo el mayor rendimiento académico de todos.
Es difícil garantizar educación y escuelas para todos en tiempos de amplia crisis económica, y más aún hacerlo, en los entornos desfavorecidos. Bajo este contexto, es también complicado ofrecer una educación de calidad. Sin embargo, reducir el fracaso escolar es actualmente uno de los principales objetivos del sistema educativo, y generalmente la mayor parte de los casos con bajo rendimiento, provienen de sectores económicamente desfavorecidos, por lo que hay que dedicarle a este tema especial atención.
En este orden de ideas, las políticas de atención educativas deben estar enfocadas en plantear y ejecutar diversas estrategias que puedan lograr que todas las personas que quieran incorporarse al sistema educativo, lo hagan, y que todos obtengan igualdad de condiciones y las herramientas necesarias, para formarse y desarrollarse como ciudadano integral y participativo de la sociedad actual.
Lograr un sistema educativo equitativo y de calidad no es sencillo, y exige un arduo trabajo, que tiene implicaciones políticas, económicas y curriculares en la aceptación del alumnado, en la formación continua del profesor para que este tenga capacidad de innovación, en la aplicación de las tecnologías, e incluso en la instrucción e inclusión de las familias, cuyo rol es cada vez más crucial en el desarrollo de las habilidades y competencias académicas y sociales, en momentos donde la escuela ha perdido un alto grado de protagonismo como ente central del aprendizaje, dándosele paso a los espacios fuera de ella.
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