«Es vital que la enseñanza pública crezca y dejemos de vivir en una sociedad elitista»
Los derechos reconocen que todos los seres humanos son valiosos sin tener en cuenta sus características personales o su comportamiento. Teniendo en cuenta lo dicho, la educación es un derecho, y así se establece en el artículo 26 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Hoy en día hay una gran polémica en torno a la educación pública. La educación debe garantizarse para todos y todas por igual, pero para hacer esto posible es necesario un servicio educativo público.
El derecho a la educación también debería ser comprendido como el derecho de cualquier persona a aprender con éxito sin tener en cuenta su origen o condiciones socioeconómicas, culturales o personales. No debería haber una competición para ser el más triunfador en el ámbito educativo.
Es un acto inadmisible que por escasez de recursos se consienta que solamente aquellos que pueden permitirse acceder a la educación, en este caso privada, sean los que más éxito tengan en un futuro, mientras que los demás están siendo infravalorados en el mundo laboral y en las relaciones sociales.
El fracaso escolar supone un descontento para aquellos que han dedicado su tiempo a formarse y crecer como personas persiguiendo sus sueños. Es vital que la enseñanza pública siga creciendo y dejemos de vivir y creer en una sociedad elitista.
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