“Ha fallado el sistema educativo y hay que cambiarlo de arriba abajo”
Para Enrique Dans, docente en el IE Business School y especialista en tecnología, la crisis sanitaria ha evidenciado los graves problemas y carencias de la educación. “Ha forzado a las instituciones a poner en marcha una transformación digital en situación de emergencia, a adelantar dramáticamente todo lo que no habían hecho anteriormente, lo que ha llevado a que únicamente las instituciones que de verdad se habían tomado en serio esa transformación hayan estado a la altura”.
El resultado es que ha cambiado el paradigma de enseñanza, el proceso de aprendizaje y la forma de comunicarse con los estudiantes sin apenas contar con tiempo para prepararse. Un análisis en el que también profundiza en su último libro: ‘Viviendo en el futuro: claves sobre cómo la tecnología está cambiando nuestro mundo’.
Pregunta: ¿Qué cree que ha fallado en esta crisis?
Respuesta: El problema no ha estado en las herramientas, que han funcionado perfectamente, sino en la evidencia de que hay maneras de impartir clase y de enseñar que están tan profundamente anticuadas que resulta completamente imposible plantearlas en un entorno digital. Argumentar que los profesores no tenían suficiente entrenamiento es completamente absurdo: las herramientas son ya tan sencillas que hasta las personas mayores son capaces de utilizarlas.
No es un problema de profesores, ni de medios, salvo en aquellos casos en los que los protagonistas se encontraban en el lado del ‘tener o no tener’: ha sido un problema de actitudes, de incapacidad manifiesta para replantear la forma de enseñar. No, una clase online no se puede plantear como un: ‘hago lo mismo, pero delante de la cámara’, ni con un ‘cuelgo unos materiales para que se los descarguen cuando les dé la gana’, ni menos aún como un ‘envío deberes por correo electrónico’. Hay que hacer mucho más, y mucho mejor.
¿Está preparada la educación para la etapa post-pandemia? ¿Y los docentes y el alumnado?
R: Esta etapa se va a caracterizar por la enseñanza líquida: la educación tendrá que desplazarse constantemente entre lo presencial y lo online cada vez que haya un rebrote, que un alumno tosa o que tenga que confinarse por precaución tras haber estado al lado de una persona que haya dado positivo. Tendremos que vaciar las aulas hasta la mitad o una tercera parte, y eso obligará a que desaparezca la diferencia entre asistir a una clase en el aula o en la red: que una persona desde su casa disfrute de una experiencia idéntica a la que tendría en clase: bidireccional, con posibilidad de intervenir activamente al mismo nivel, de preguntar dudas, de participar, de ver al resto de la clase y al profesor con una calidad adecuada… La enseñanza líquida es el gran reto, y quienes no lo sepan plantear se encontrarán en graves problemas.
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