Maucci: “En Estados Unidos el racismo sistemático está profundamente enraizado»
Nadie duda a estas alturas que la pandemia de Covid-19 haya tratado a todo el mundo por igual. Y el hecho de que en los países desarrollados estén siendo los colectivos más vulnerables –familias sin recursos, prostitutas, inmigrantes– los que más estén sufriendo el impacto de la pandemia, es algo que no ha perdido de vista la fotógrafa latino-estadounidense afincada en Londres Quetzal Maucci. Criada en San Francisco, de madres peruana y argentina, durante los últimos ocho años Maucci se ha dedicado a abordar un tema muy específico: la discriminación y los dilemas de identidad que sufren los hijos de los inmigrantes en Estados Unidos.
“En estos momentos hay muchísima gente en una situación complicada, de vulnerabilidad o violencia, y esta pandemia solo conseguirá incrementar su inseguridad debido a las mayores limitaciones en el acceso a los servicios públicos y a la falta de apoyo y de concienciación por parte del resto de la población”, comenta por email Maucci, autora de Children of Immigrants, una serie de retratos de jóvenes inmigrantes en Estados Unidos que The New York Times publicó en el año 2014. “No podemos olvidar que tanto Estados Unidos como Reino Unido el racismo sistemático está profundamente enraizado. Haya o no pandemia, los inmigrantes y las comunidades de color sufren discriminación y persecución, y esto debe parar. El sistema necesita un cambio”, añade Maucci, que el pasado mes de junio fue anunciada como una de las 63 ganadoras del Open Walls Arles 2020, premio internacional de fotografía concebido para promover la obra de artistas emergentes en el marco del prestigioso festival Rencontres d’Arles, en el sur de Francia.
La «niña blanca»
Aunque la crisis sanitaria ha obligado a cancelar este último, la obra de Maucci, junto a la de los otros ganadores del Open Walls, estará expuesta en los espacios de la Galerie Huit de Arles hasta el próximo 5 de setiembre. Una de las fotografías más destacadas de Maucci es el retrato de Mandy Linares, una joven de 22 años, hija de inmigrantes de Nicaragua y El Salvador, posando en su habitación de San Francisco, California, junto a su gato. “Recuerdo que en la escuela había otros niños latinos que entendían sus raíces culturales mejor que yo. Como no hablaba español, no me aceptaban del todo, así que me apodaban “la niña blanca”, explicó Linares a Maucci poco antes de que ésta la retratara.
Igual que los sujetos de sus fotografías, Maucci admite haber pasado por los mismos dilemas de identidad que cualquier otra hija de inmigrantes. Nacida y criada en San Francisco, la fotógrafa creció en un ambiente angloparlante, “aunque en casa mis dos madres me hablaban en español, un idioma que me quedaba cada vez más lejano, ya que en la escuela mis amigos hablaban inglés”, dice. “Mientras crecía”, continúa, “mi identidad estuvo muy marcada por ser hija de dos madres inmigrantes y gays”, añade. Aunque San Francisco es conocida por su tolerancia hacia los homosexuales, “en la década de los 90 todavía me sentía incómoda diciendo que tenía dos madres”, recuerda Maucci.
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