Tras la educación digital de emergencia llega la vuelta al aula de emergencia
El análisis de la sociedad moderna se realiza mediante ciclos económicos, distintos momentos del estado de la economía. Aunque los análisis económicos son importantes deberíamos preocuparnos por el análisis educativo, incluso desde un punto de vista económico la educación es esencial para corregir los defectos observados en nuestra economía.
La educación es además pilar fundamental en la construcción democrática de la libertad y máximo medio de justicia social. Por ello debe ser pública, gratuita e universal. Todo esto parece evidente pero también fuera del “main-streaming” político e informativo. La pandemia además ha acelerado esta degradación de nuestro sistema educativo público descubriendo sus carencias. Basta recordar que España ya es campeona de Europa en fracaso escolar. Pues partiendo de este deshonroso puesto los efectos de la pandemia sobre la educación pueden ser escalofriantes.
Nuestro país también ha llegado a las semifinales europeas de bajo gasto en educación –4,2% del PIB–, requiriendo un esfuerzo económico que en estos momentos no se encuentra en el mejor de los escenarios.
Por si fuera poco, partimos de un apartheid educativo. Sí, suena fuerte, pero los datos corroboran que el sistema educativo está claramente sesgado en términos de renta. El 93% de los alumnos de rentas bajas están en la enseñanza pública. La enseñanza concertada nutrida con fondos públicos segrega alumnos de forma palmaria en el terreno económico y en el de la inmigración ya que el 78,7 % de los inmigrantes están en la pública. Este ataque directo al principio de equidad se ha visto aumentado con los requisitos de altas calificaciones que ha introducido el plan Bolonia. Que extrañamente ha reducido las plazas en las carreras tecnológicas que son estratégicas para el desarrollo de país. De los 10 primeros centros en las pruebas de ABAU de Galicia 6 son privados.
Leer el resto de la noticia en Mundiario.