La educación emocional salva el corazón del colegio de La Laguna, enterrado por la lava
El desalojo del colegio público de La Laguna fue «de película». Ana, secretaria y docente en el centro, nunca olvidará al agente de la Policía Nacional uniformado que salió con una pequeña caja cargada con estrellas de navidad. Mónica, la directora, se quedó paralizada y no sabía qué llevarse. Creía que no era necesario sacar tantas cosas. Tenía la certeza de que pronto podrían volver. En cuatro horas, familiares, amigos, madres, padres y profesorado se volcaron en guardar en cajas, bolsas e incluso papeleras todos los materiales y los recuerdos de este centro pionero en Canarias y en la Península en implantar la educación emocional. A las 17.30 horas, Ana cerró la puerta sin saber que no la podría volver a abrir.
La lava del volcán de La Palma alcanzó el colegio la tarde del 20 de octubre. Un mes y un día después de que empezara la erupción. Ese mismo día por la mañana, las dos maestras habían inaugurado el que se ha convertido en su nuevo colegio. En solo seis días, transformaron el Centro Sociocultural El Retamar, en Los Llanos de Aridane, en una nueva escuela. Paciencia, amor, ilusión, cansancio o tristeza son algunas de las palabras que se pueden leer en la escalera de este espacio. El primer día, las profesoras las volcaron todas sobre una mesa. Los alumnos tenían que escoger la que mejor expresara cómo se sentían. «Nuestro alumnado no se queda en el estoy bien o estoy mal. Ya saben decirte cómo se sienten exactamente porque hemos ido trabajando ese vocabulario», cuenta Mónica, que lleva 22 años trabajando en el CEIP La Laguna.
Desde 2014, el colegio trabaja de manera transversal sobre tres pilares: el conocimiento de las emociones, su gestión y el desarrollo de la creatividad. «Siempre hemos trabajado desde la escucha, el acompañamiento y el respeto. De lo que se trata es de validar la emoción, sea la que sea», explica Ana. »El ser humano no es solo cerebro, es emoción. Puedes ser excepcionalmente inteligente, pero también es importante conocer tus emociones o las de los demás. A gestionar las emociones también se aprende, igual que a sumar o a restar», recalca la directora del colegio.
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