La lengua en la escuela ¿analfabetismo emocional?
Reflexivo y práctico documento para apoyar el estudio de la lengua en las aulas. La lengua tiene un papel fundamental en la construcción de las formas de pensamiento.
1. Introducción.
Al ver esta viñeta, mi primera reacción fue la de pensar que este profesor había entendido algunos principios básicos de una pedagogía «de los nuevos tiempos»: hacer que el alumnado exponga sus intereses para que, así, se sienta más motivado, para conseguir que la mayoría participe gracias a esa recogida de datos. Esta oferta sería válida para cualquier materia porque hablar, debatir es consustancial al ser humano.
No obstante, estamos en clase de lengua, lo cual hace aún más relevante este interés del docente por conocer las preocupaciones de sus educandos y educandas. ¿Por qué? Porque La función inicial del lenguaje es la de comunicación, de conexión social, de influencia en quienes nos rodean, tanto por parte de los adultos, como del niño (Vygostki, 1993: 57).
2. La importancia de la clase de lengua.
Dice Mª Ángeles Rebollo (2001:55): El desarrollo del pensamiento humano se produce mediante un proceso de interiorización de las prácticas sociales y de los instrumentos culturales propuestos en éstas por parte de los individuos. Es decir, el pensamiento se construye de fuera hacia dentro. Más adelante habla de la educación formal, nos explicita el papel de la cultura escolar y explica que: (…) constituye un conjunto de prácticas o contextos de actividad en los cuales los individuos participan y se desarrollan. (…) La escolarización formal, por tanto, desempeña un papel fundamental en la construcción de formas de pensamiento características de una determinada cultura. (2001:67).
Lo que me interesa de estas reflexiones es que demuestran lo bien encaminado que iba nuestro docente de la viñeta. Ignoro si aplicaba sus conocimientos teóricos sobre la importancia de la interacción discursiva para desarrollar el pensamiento, para poner en práctica la razón, o bien lo hacía desde la intuición -bendita sea por los logros que nos ha permitido alcanzar en las aulas—; el caso es que al proponer el debate como forma de trabajo, estaba remontándose a prácticas que nos llevan a los clásicos Aristóteles, Platón, Quintiliano, etc., cuya actividad retórica en gran parte se centró en la pedagogía, porque el discurso (…) constituye también un medio de transformación personal del hablante (2001:98).
Por lo tanto, conseguir que nuestro alumnado hable -lo sabemos muy bien las profesoras y profesores de ELE (Español como Lengua Extranjera)—, es una forma de aprendizaje tan necesaria como la adquisición de conocimientos teóricos. Una persona que quiera expresar sus ideas, sus pensamientos, necesitará palabras -léxico específico—, necesitará las estructuras de la gramática que den coherencia, que unan esas palabras, necesitará saber manejar la persuasión, la disuasión o la argumentación, dependiendo de sus objetivos.
Pero, además, con la práctica de los debates estaremos contribuyendo no sólo a que nuestras chicas y chicos digan lo que piensan, sino lo que es más importante, que piensen lo que digan, porque enfrente tendrán otros argumentos, otras ideas y no bastará con gritar para tener razón, habrá que demostrarlo.
2.1. ‘Lengua matriz.’
2.2. Pero no es fácil conseguirlo.
2.2.1. Actitudes y enseñanza.
2.2.2. Algo más que disciplina.
3. ¿Analfabetismo emocional?
4. Algunas sugerencias para unas clases de lengua distintas.
4.1. El léxico.
4.1.1. Palabras curiosas: ‘imbécil’.
4.2. La literatura. Compararse y aprender: de los campos de algodón a tu tierra.
Referencias bibliográficas.
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