Crear la figura del ‘mediador lingüístico’ o ‘mediadora lingüística’ en los centros escolares de titularidad pública en Ceuta
Propuesta 18 del Libro blanco de educación intercultural. Documento en el que han colaborado más de cincuenta personas expertas, editado por FETE-UGT.
Aproximadamente el 70% de los alumnos y alumnas que inician su andadura escolar en la Ciudad Autónoma de Ceuta posee una lengua materna -el árabe ceutí- distinta al castellano, que es la lengua de instrucción.
La proporción de alumnos y alumnas -junto con sus familias- que desconocen totalmente la lengua española al acceder a la Educación Infantil y Primaria va en aumento en esta ciudad y, junto a ello, la necesidad de salvar las barreras psicológicas, lingüísticas y culturales producidas por el desconocimiento de la lengua de enseñanza oficial.
En la actualidad, los profesores y profesoras recurren al personal bilingüe árabe ceutí/español -generalmente conserjes, personal de limpieza o personal administrativo- para solventar las dificultades idiomáticas existentes, o bien son las propias familias las que acuden al centro acompañadas de una persona de su entorno que actúe como mediadora. En este sentido, conviene recordar que muchos progenitores -madres, fundamentalmente- no acuden al centro escolar a interesarse por sus hijos e hijas debido al desconocimiento de la lengua española, interpretándose erróneamente esta situación como de desinterés de la familia hacia el proceso educativo del alumno o la alumna.
Si a las barreras lingüísticas y culturales unimos una situación familiar de desventaja socioeconómica -a la que el desconocimiento de la lengua oficial no hace sino frenar el desarrollo y la promoción sociolaboral-, se elevan sobremanera las posibilidades de que un alumno o alumna abandone tempranamente la escuela o no alcance las competencias necesarias para avanzar de forma positiva en los ámbitos académico, emocional, laboral y social.
Los mediadores y mediadoras no sólo cumplen una función traductora, puesto que son el puente entre dos formas distintas de ver la vida -el bilingüismo de Ceuta, recuérdese, es bicultural-, y contribuyen a fomentar la cohesión social. Así pues, a la función puramente lingüística del mediador o mediadora iría unida una función orientadora sobre cuestiones tan variadas como el modelo educativo, las inscripciones, la información sobre becas y ayudas estatales y autonómicas o la orientación en la elaboración de tareas y materiales didácticos que tengan en cuenta la cultura materna del alumnado. La función psicosocial, muy importante en la mediación, incluiría el apoyo a los departamentos de Orientación, la participación en actividades de dinamización sociocultural e intercultural, la información/formación al profesorado sobre elementos paralingüísticos propios de la cultura musulmana o la participación activa dentro de programas comunitarios, entre otros.
Objetivos de la creación de la figura del mediador o mediadora lingüísticos
• Salvar las dificultades y barreras idiomáticas y culturales entre alumnado y profesorado y entre la familia y el profesorado.
• Servir de enlace entre la familia y la escuela, jugando un papel fundamental en los centros educativos y participando activamente en la comunidad escolar intercultural.
• Contribuir al éxito escolar y académico de los alumnos y alumnas desconocedores de la lengua española -total o parcialmente-.
• Fomentar la “cultura del compromiso comunitario”.
• Promover y fomentar la participación e inclusión de las familias en las actividades que se realizan en el centro educativo, dando a conocer a los padres y madres los cauces de participación (asociación de madres y padres, talleres, etc.).
• Fomentar la convivencia, previniendo y resolviendo conflictos interculturales.
• Evitar la infravaloración actual de la lengua materna del alumnado, siendo la mediación lingüística un primer paso para alcanzar y mantener la equidad socioeducativa y la cohesión social.
• Servir de apoyo y ofrecer información a los equipos de orientación psicopedagógica.
• Dinamizar interculturalmente el centro escolar, promoviendo actividades que fomenten el conocimiento, respeto y aprecio de las diferentes culturas presentes en la escuela.
MEDIDAS DESEABLES PARA LLEVAR A CABO LA PROPUESTA
• Contar con personal bilingüe español/árabe ceutí en los centros educativos para que actúe como mediador lingüístico.
• Ofrecer a los mediadores y mediadoras una formación interdisciplinaria (Cassany, 1996) adecuada en temas sociales, interculturales, psicológicos y educativos.
• Dotar a los mediadores y mediadoras lingüísticas de un papel relevante en el acercamiento cultural, lingüístico y social del alumnado y sus familias, haciéndoles protagonistas de actividades que vayan más allá de una mera traducción lingüística.
• Regular legal y administrativamente la figura del mediador o mediadora.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
BLINI, L. (2009): La mediación lingüística en España e Italia: difusión de un concepto problemático
CASSANY, D. (1996): “La mediación lingüística, ¿una nueva profesión?”, Terminómetro, “la terminología en España”. Barcelona, 62-63.
RIVERA, V. (2009): “Características del bilingüismo español-árabe ceutí en Ceuta”, en ABELLÓ y EHLERS (eds.), Escenarios bilingües. Sevilla: Universidad de Sevilla, Peter-Lang (en prensa).
TUTS, M. (2007): “La enseñanza-aprendizaje del español como segunda lengua (L2) en contextos educativos multilingües”, Revista de Educación, nº 343, mayo-agosto. Madrid: MEC, 35-54. 82