Redes sociales y aprendizaje de lenguas: posibilidades e interrogantes
Para desarrollar la competencia comunicativa es necesario participar en situaciones comunicativas. Los tiempos de aprender un idioma rellenando huecos se han acabado (o deberían) y un mundo de nuevas posibilidades se abre ante nosotros. Podcasts, blogs, wikis y muchas otras herramientas nos permiten crear situaciones comunicativas para nuestro alumnado. Pero, ¿y las redes sociales? ¿Pueden ayudarnos? ¿Cuáles? ¿Cómo? ¿Para qué?
¿Qué son las redes sociales?
Hoy, cuando parece que todos estamos conectados a través de Twitter o de Facebook, parece una obviedad preguntarse qué son las redes sociales. Sin embargo, ni todos estamos en las redes sociales ni está tan claro cómo entender este concepto.
Danah M. Boyd y Nicole B. Ellison, en un artículo de 2007 (frecuentemente citado en estudios sobre redes sociales) definen los sitios de red social como servicios que permiten a los individuos:
construir un perfil público o semi-público dentro de un sistema acotado, organizar una lista de otros usuarios con los cuales comparten una conexión y ver y compartir sus listas de contactos con las de otros usuarios dentro del sistema. Sin embargo, esta definición hoy nos genera dudas importantes: Ok, Facebook es una red social, parece claro. Pero, ¿y YouTube? ¿Y Google Docs tras su integración en Google+? Y Moodle, ¿podría ser entendido como una red social con esta definición?
Linda Castañeda e Isabel Gutiérrez, en el libro de 2010 «Aprendizaje con redes sociales», y de nuevo Linda Castañeda más recientemente en la entrada «Reflexiones sobre redes sociales (definición y clasificación)», proponen una definición más compleja y que sitúa con más precisión la diversidad de «servicios» en distintas categorías. Así, distinguen entre: medios de comunicación social (social media), donde lo importante es el objeto que se comparte, como en Flickr, por ejemplo;
herramientas de seguimiento de actividad online (lifestreaming), como Twitter, donde lo importante es la propia actividad mostrada por los «contactos», y redes sociales (social networking sites), donde lo importante es la red de personas en sí misma, como en Facebook o Tuenti.
Con esta clasificación ganamos algo importante frente a la definición de Boyd y Ellison: no definir las redes sociales por su propia estructura sino por su finalidad.
Las redes sociales en educación
Desde esa perspectiva, analizar las redes sociales por su finalidad, entroncamos con la obra de Juan José de Haro sobre la aplicación de las redes sociales a la educación. Juan José de Haro es, con toda probabilidad, el especialista más atento en España al desarrollo del uso de las redes sociales en educación, como se puede comprobar en su libro o en su blog, del cual destacamos algunos enlaces al final de esta entrada.
Destacamos aquí tres aportaciones suyas en forma de gráficos: el uso de las redes sociales en docencia, la idoneidad de ciertas redes en relación con la edad de los estudiantes y, finalmente, una interesante clasificación de redes sociales según su carácter horizontal o vertical o su carácter «completo» o de microblogging.