Interculturalidad y comunicación
Alejandro Grimsom
Grupo Editorial Norma, Buenos Aires: 2000
Introducción
Capítulo 1. Cultura, nación y campos de interlocución
Capítulo 2. Dimensiones de la comunicación
Capítulo 3. Posibilidades y dificultades analíticas
Reflexiones finales
Bibliografía
Este libro se ocupa específicamente de los contactos entre personas y grupos de sociedades y culturas difierentes. La interculturalidad abarca un conjunto inmenso de fenómenos que incluyen la convivencia en ciudades multiétnicas (concurrir a la escuela o trabajar con personas que llegaron de otras zonas de un país o de otros países), Estados multiétnicos, proyectos empresarios, el turismo, la vida fronteriza y los medios masivos de comunicación, entre otros. De ese modo, la interculturalidad incluye dimensiones cotidianas, a veces personales, de extrañamiento frente a la alteridad, desigualdades sociales, así como dimensiones políticas, grupales y estatales, de reconocimiento e igualdad. A lo largo de estas páginas, espero, podrá percibirse cómo estas dimensiones se encuentran imbricadas: la diferencia cultural vivida en la cotidianidad puede llevar o ser utilizada como excusa para desarrollar políticas discriminatorias; conflictos sociales pueden llevar a inventar o recrear supuestas diferencias culturales; políticas estatales pueden tener un impacto notorio en prácticas cotidianas de relacionamiento, reconocimiento o exclusión. Este trabajo no pretende abarcar la totalidad de los fenómenos interculturales, sino proponer y sintetizar lincamientos para su estudio en los procesos comunicativos. En los últimos años, también el concepto de “comunicación” fue cambiando. Desde los modelos pensados para teléfonos hasta los diseñados para la radio y televisión masivas, el concepto de “transmisión de información” fue acotado a operaciones técnicas. Los estudios sociales recuperaron una etimología más productiva: comunicar es “poner en común”, es hacer común, público, algo. Para poner en común, se supone, tiene que haber algo previo en común, un sentido compartido de ciertas cosas. Para entender un mensaje debo comprender el código de mi interlocutor. ¿Hay algo en común entre esas personas y grupos que se relacionan además del hecho de ser humanos? ¿Es posible escapar a Babel? ¿Es posible, y si fuera, es deseable una utopía de “absoluta” comprensión de todos los hombres y mujeres? ¿Qué implicaría esa “sociedad transparente”?
Una gran parte de los estudios de comunicación aún presuponen que las culturas contemporáneas son un producto de procesos tecnológicos y de los contenidos difundidos en los medios masivos. El desafío, como ya proponía Schlesinger (1989), es invertir “los términos del argumento convencional y no comenzar con la comunicación y sus supuestos efectos sobre identidad y cultura nacional, sino por la proposición del problema de la identidad nacional misma”. Los procesos comunicativos son una dimensión de procesos socioculturales.
Por lo tanto, es necesario empezar por la sociedad y la cultura. El sentido de la interacción simbólica y de las interpretaciones de mensajes masivos surge, no del texto mismo, sino de la sedimentación de la historia social y de las disputas más amplias que se producen en un contexto específico.