27 de mayo: Día de la lengua autóctona. La lengua de la alfabetización
Michael Omolewa
Además de las preguntas ¿para qué sirve la alfabetización, qué influencia tiene sobre el desarrollo económico?, el debate se centra principalmente en la cuestión del rol de la lengua en este contexto. La lengua es la expresión de la identidad cultural de un pueblo, el reflejo de su mundo de experiencias y de vida, y sirve para transmitir tradiciones. ¿Puede conservarse la multiplicidad de lenguas indígenas (tan sólo en Nigeria suman más de 400)? ¿O será más razonable alfabetizar a las personas en las lenguas nacionales oficiales y en las lenguas más difundidas en el mundo, a fin de que puedan solucionar mejor los problemas actuales globales y tengan más oportunidades en el marco de la globalización creciente? El Prof. Dr. Michael Omolewa, embajador y delegado permanente de Nigeria ante la UNESCO, nos entrega estímulos para la reflexión. Antes de asumir su nueva función en París, ocupó durante muchos años la cátedra de educación de adultos en la Universidad de Ibadán, Nigeria. Allí también se estableció un interesante proyecto de alfabetización que hace algunos años obtuvo un premio de alfabetización de la UNESCO.
Nadie debería pretender imponer a las personas una lengua determinada. Las administraciones coloniales fracasaron, a lo largo del mundo, en el intento de remplazar las lenguas de las poblaciones conquistadas por aquélla de los conquistadores. En último término, triunfaron la diversidad y el respeto por las culturas y tradiciones autóctonas. Se impuso la identidad de las personas a través de sus respectivas lenguas. La identidad de las personas, que se manifiesta a través de la lengua en que sueñan, realza la calidad del aprendizaje. Es también a través del idioma como mejor se manifiesta la cultura de la gente. La lengua refleja la actitud de las personas frente a los objetos, las creencias y las prácticas. En el presente artículo deseamos invitar a gozar de las diferencias y permitir que las culturas de los pobres y los carentes de voz se impongan en la promoción de la alfabetización.
Pareciera que los aspectos de mayor envergadura fueron los que dominaron el debate sobre la promoción y la práctica de la alfabetización en el siglo pasado. El primero de ellos se refiere a la pregunta de si la alfabetización debería ser un medio para alcanzar un fin o debería ser el fin en sí. Aparentemente, la UNESCO resolvió este debate al favorecer la puesta en marcha de la alfabetización funcional con la finalidad de substituir la alfabetización tradicional de la década de los sesenta. La idea era que los países no deberían limitar la alfabetización a la mera adquisición de las habilidades de leer y escribir, sino que deberían proceder a difundir y emplear estas habilidades en favor del progreso económico y social. El segundo aspecto se refiere al problema de las limitaciones de la alfabetización en el contexto del desarrollo económico. El punto de vista de que la alfabetización por sí sola no necesariamente genera oportunidades de trabajo ni provee el pan para el diario vivir, se generalizó en los años ochenta y los colaboradores de la India y de la Asociación Alemana de la Educación de Adultos asumieron un tono controvertido. La discusión se concentró en aquel entonces en las invariablemente exageradas esperanzas que se cifraban en la alfabetización en relación con la situación real. Pareciera que esta discusión ha persistido. Un tercer aspecto que aparentemente no ha sido formulado de manera adecuada es aquel que se refiere a la lengua de la alfabetización. En vista de la importancia que se le atribuye a la alfabetización para la movilización individual, social y política, ¿cuán importante es el factor de la lengua? En otras palabras, ¿es oportuno priorizar el aspecto de la lengua? Reina acuerdo en que la alfabetización es de una importancia tal que cada aspecto de su entrega y promoción es muy significativo. En este artículo concentraremos nuestra atención en el aspecto de la lengua.
Debemos señalar que actualmente hay dos grupos principales de expertos que han abordado enérgica y repetidamente el problema de la lengua en la alfabetización o en la educación misma. Unos son aquellos a los que se conoce con el nombre de los «emocionales», en tanto que los otros son llamados los «racionales». De una u otra forma, todos ellos se ocupan del problema de la decisión por una lengua en el marco de las actividades de alfabetización. Los emocionales suelen orientarse por el factor cultural, la necesidad de preservar la identidad de la gente y respetar el don de la naturaleza. Este grupo argumenta que los sueños se valen de la lengua autóctona de las personas y que el aprendizaje debe basarse en el idioma vernáculo de la respectiva población. Afirman que la creación y el fortalecimiento de la identidad cultural repercutirá inevitablemente en el fomento del nacionalismo e incluso del patriotismo. Debemos señalar que muchos de los argumentos de este grupo precisan un mayor trabajo de investigación y un üundamento empírico más sólido. El segundo grupo, a saber, los racionales, hace ver que la elección de la lengua de alfabetización debería basarse exclusivamente en consideraciones de índole realista y práctica. Opinan que el idioma es un instrumento que puede y debe usarse para lograr el objetivo final de la alfabetización. Añaden que en el caso de países grandes, como por ejemplo Nigeria, donde se hablan más de 400 lenguas, sería un pérdida de energías y recursos y poco realista intentar promover diferentes lenguas. Argumentan que las lenguas más habladas deberían ser adoptadas en un intento de aunar los intereses prioritarios de la población. Para este grupo, la finalidad última de la educación es la unidad, motivo por el cual exigen que la elección de una lengua determinada sea subordinada a este fin.
Para África, la preservación de las lenguas vernáculas es percibida como un factor crítico para el progreso y el desarrollo. La mayoría de la población de este continente ve en las lenguas un don divino y en su empleo cuidadoso, una expresión de respeto hacia Dios. En Europa, la mayoría de las naciones tiene sólo un idioma oficial. En África, por el contrario, no son pocos los países donde se habla hasta un centenar de lenguas o más, como por ejemplo Nigeria, que ya habíamos nombrado, donde son más de 400. En general, los grupos nigerianos comprometidos con el idioma trabajan tenazmente en favor de un mayor uso tanto escrito como oral de las diferentes lenguas. En este país se está luchando intensamente por la preservación y el reconocimiento de más de 200 lenguas minoritarias.
El gobierno federal apoyó, conjuntamente con la Comunidad Económica Europea, un proyecto para elaborar cartillas de alfabetización en ocho lenguas vernáculas de dos Estados nigerianos. Esta iniciativa fue acogida con gran entusiasmo por la población, también porque muchos educandos adultos -que de otra manera no habrían asistido a clases de alfabetización- hicieron uso de estas ofertas. Se han adherido al proceso de reescribir su historia y de documentar cantos y proverbios tradicionales de la región. GÙupos más pequeños continúan solicitando la adopción de sus lenguas, de las cuales muchas incluso carecen de una ortografía. En una publicación del año 1999 del Instituto Nacional para las Lenguas Nigerianas titulada Language Endangerment and Language Empowerment in Nigeria (Lenguas en peligro y emancipación lingüística en Nigeria), los autores rechazan lo que se ha descrito como una discriminación de los grupos lingüísticos minoritarios, o como lo formuló en 1994 Adegbija, uno de los voceros de esta corriente: «En tanto que en general y aparentemente todas las lenguas son iguales, en términos de funcionalidad nacional y oficial, pareciera que al menos algunas son más iguales que otras».
En este contexto resulta muy instructiva la experiencia hecha por la University Village Association (UNIVA – Asociación de Ciudades Universitarias). Al comienzo de su proyecto de alfabetización observaron entre la población una cierta renuencia a aprender las lenguas locales. Se le daba preferencia a las lenguas europeas, pues facilitaban la colocación entre la población expatriada y también en el sector oficial. No obstante, la UNIVA invitó a la gente a emplear las lenguas locales. Se elaboraron materiales para principiantes y estudiantes más adelantados. El proyecto tuvo bastante éxito debido a que el número de participantes aumentó constantemente. La comunidad estuvo satisfecha con un proyecto que sentían como suyo, que respetaba la cultura y la lengua local. Las comunidades, que comenzaron a cantar sus canciones de antaño y a vestir sus trajes típicos, pronto Empezaron a contribuir al proyecto construyendo centros comunales y salas de clases.
Los argumentos contrarios a la adopción de una gran variedad de lenguas son principalmente de naturaleza económica. Indican que es una pérdida de esfuerzos y de recursos incentivar el uso de diferentes lenguas en comunidades que se han valido de una lengua común ya por un cierto tiempo. La política lingüística nacional de Nigeria ha insistido en el uso de las tres lenguas más importantes, a saber, el hausa, yoruba e igbo. Estas son las tres lenguas oficiales en las cuales se difunden las noticias por radio. Es sabido que la duplicación del rol de una lengua adoptada es igualmente un despilfarro. En consecuencia, los simpatizantes de una restricción del empleo db las lenguas preguntan si los cheques pueden ser extendidos en alguna lengua minoritaria, como en efik, ibibio, jukun o fulfude. Se preguntan cuál es el valor de una alfabetización que no puede funcionar del todo.
La investigación ha demostrado que el aprendizaje de la lengua local facilita el estudio de un segundo idioma. Se señala también que la promoción de la lengua materna o local enriquece la calidad del proceso de aprendizaje.
Así por ejemplo, Keran Bleambo, de Aba, localidad del Estado nigeriano de Abia, ha observado que los estudiantes se sienten más a gusto usando su lengua local, que les es plenamente conocida, que tratando de desenvolverse en un idioma que dominan sólo precariamente y que son reacios a usar por temor a ser objeto de burla. Bleambo también suele llamar la atención sobre la siguiente constatación de Ayo Banjo, de la Universidad de Idaban: «Al cabo de un año de clases de inglés impartidas a dos grupos distintos, se pudo comprobar que el rendimiento del grupo experimental (alumnos alfabetizados en yoruba) era mejor que aquél del grupo de control (analfabetos). El experimento demostró que el dominio de la lectura y escritura en una lengua vernácula tiene un efecto positivo en la alfabetización en un segundo idioma».
Debemos añadir que toda educación -social, política, científica, computacional, cultural, funcional, visual, relativa al género, en literatura- se verá beneficiada por el dominio de la lengua autóctona. El uso de esta lengua redundará en una mayor conciencia cultural y en un renacimiento de ésta.
El reciente establecimiento de la democracia en Nigeria favorecerá el desarrollo de las lenguas autóctonas. Igualmente, promoverá otras lenguas, especialmente las europeas, que son las habituales en el campo de la computación, la diplomacia y la comunicación en general.
Una posibilidad para África podría consistir en estimular las lenguas maternas y a la vez promover activamente las lenguas principales. El primer ganador africano del Premio Nobel, el profesor Wole Soyinka, fue en su tiempo uno de los más destacados portavoces de la expansión del suaheli a lo largo y ancho del continente. Soyinka debe haberse inspirado en la vida sencilla, el compromiso y la absoluta vocación de servicio de Nwalimu Julius Nyerere, y haberse basado en la gran popularidad de esta lengua en numerosos países africanos, especialmente de África Central y del Este. No obstante, esta cruzada por el empleo del suaheli no tuvo éxito. Por el contrario: muchos grupos lingüísticos de países como Kenia, cuna de esta lengua, continúan hablando con gran deleite sus lenguas autóctonas como si quisiesen demostrar que no hay substituto para la leche materna. El hause, yoruba y fulfulde compiten actualmente por llamar la atención en África en la medida en que la población que los habla aumenta y suma millones en diferentes naciones africanas. Una manera de enfocar el problema de la lengua de la alfabetización podría consistir en dejar evolucionar el proceso democrático y dejar que las lenguas, al igual que la moneda, encuentren su propio desarrollo y nivel.
A modo de conclusión queremos destacar que las lenguas autóctonas sobrevivirán en este nuevo milenio, a pesar de la amenaza que para ellas representan las nuevas tecnologías. Nos consta, por ejemplo, que la computadora no respeta las lenguas que desconoce o que desconocen los programadores. Y serán las lenguas vernáculas el medio en que se expresarán los deseos más íntimos y las emociones más sentidas. Mantendrán su importancia como las lenguas de las canciones, de los proverbios y adivinanzas tradicionales, promoviendo de esta manera la cultura, los valores y las prácticas que garantizan la protección de la sociedad. Ésta será la razón de la mantención de las lenguas vernáculas y, en consecuencia, el motivo de una elección sabia de la lengua de la alfabetización.
No deja de ser verdad que la alfabetización orientada a la solución de los problemas que conllevan el desempleo, las enfermedades y la intolerancia es necesaria en el mundo actual. Sin embargo, no menos cierto es que la problemática relativa a la creación de confianza trasciende la dimensión material. Es aquí donde una elección adecuada de la lengua adquiere importancia. Se supone que la alfabetización debería contribuir al proceso de construcción de la nación, a la lucha contra la corrupción, la opresión, la manipulación, el abuso de poder y la inmoralidad. Las comunidades analfabetas ya han desarrollado estrategias para lograr estos objetivos. La adopción de una lengua determinada para la formulación de estas estrategias es de gran importancia en el contexto de la promoción y la práctica de la alfabetización.
Asimismo, cabe señalar que la belleza de una lengua se aprecia más clara y elocuentemente cuando ésta se ve reducida a su forma escrita. Tal lengua recibe entonces el apoyo de la alfabetización, la que la hace accesible como medio de custodia y preservac0ón del saber. Aumenta también su potencial como medio de comunicación, de transmisión de información, promoción de ideas y construcción de valores. Todas las personas, indiferentemente de su lugar en la sociedad, pueden contribuir a ello a través de la colección de diarios y la recopilación de textos legales y otras publicaciones. Ello inevitablemente llevará a una nueva generación de ideas y/o revisión de pensamientos y opiniones. Por ende, el dominio de la palabra escrita es una inversión crucial en el proceso de desarrollo. De esta manera, la lengua pasa a ser parte de la vida y poseerla es sinónimo de gozo, emoción y satisfacción, y promueve el desarrollo.