Hacia una comunicación intercultural
LINA LÓPEZ VILLARROEL*
Actualmente, en casi todos los discursos sociales, políticos, educativos, religiosos, culturales parece una obligación pronunciar algunas palabras claves como interculturalidad y plurinacional, cada uno lo hace con diferente énfasis. En lo cotidiano ¿cómo se concreta la interculturalidad? El desafío urgente es que la interculturalidad no se quede en discurso sino que nos ayude construir una sociedad equitativa, que se concrete en un estilo de vida, en experiencia, así se podría recuperar la dimensión política de la interculturalidad.
En lo cotidiano con el título de interculturalidad encontramos varias prácticas como las ferias costumbristas, la promoción de juegos tradicionales, en algunos lugares impulsados por los municipios se realizan ferias de comidas, bailes y vestimentas “típicas”. Si bien estos elementos son parte de la interculturalidad pero no lo único.
La interculturalidad no se puede reducir a folklor, costumbres, tradiciones, el desafío es recuperar su dimensión política, es decir, trabajando en la eliminación de las desigualdades sociales y construyendo una sociedad en que todos los grupos sociales tengan los mismos derechos y las mismas oportunidades.
En este sentido, si bien la interculturalidad se comprende como un diálogo entre diversas culturas, hay que clarificar que esa interacción tiene que ser en condiciones de igualdad y no de asimetría. Mientras existan algunos grupos que detenten el poder será difícil la concreción de la interculturalidad en lo cotidiano.
Aproximándonos a la práctica de algunos profesionales en comunicación identifico algunos desafíos, primero tener claridad que la construcción de la interculturalidad exige cuestionar las relaciones de poder que excluyen, que desprecian y/o ignoran a otros grupos sociales.
En esta lógica excluyente entramos cuando algunos comunicadores reforzamos la idea de que hacer interculturalidad es incluir.
La interculturalidad se construye en igualdad de condiciones, por tanto nadie debería incluir a nadie, no debería existir un grupo que se considere con más poder y pensar que hace el favor de incluir a los otros.
Si queremos construir la interculturalidad desde la comunicación debemos denunciar todas las formas de discriminación y las diferentes maneras en que se concreta el abuso de poder que refuerza las desigualdades. Por tanto el compromiso es grande y muy arriesgado ya que develar, mostrar que unos tienen más poder, más derechos, más oportunidades en nuestro país y en América Latina siempre ha tenido un costo muy alto. A veces los comunicadores reducimos la interculturalidad a la lengua, basta que hagan programas en quechua ya dicen que son comunicadores interculturales.
Otro desafío es luchar contra el único saber que dice tener toda la verdad, los comunicadores debemos incentivar y valorar la diversidad de saberes y conocimientos, tampoco reforzar que el saber corresponde a los pueblos indígenas originarios campesinos y el conocimiento a los académicos.
Por tanto, el desafío de la interculturalidad en Bolivia es la construcción de otros pensamientos y de otras prácticas, impulsando nuevas formas de interacción, en condiciones de igualdad, nuevas formas de organización, de hacer política, educación, historia, en el que no exista uno que mande y los demás acaten.
*Periodista y docente universitaria.
Fuente: Los tiempos.
Buenas tardes. Soy Beatriz Alen, profesora argentina. Estuve recorriendo sus publicaciones y creo que son un verdadero aporte a la pedogogía latinoamericana. Estoy participando de la creación de una biblioteca virtual de una escuela de la Ciudad de Buenos Aires donde se educan jóvenes y adultos en situación de calle. Quisiera saber cómo tramitar la autorización para incorporar a esta biblioteca algunas de sus publicaciones. Desde ya muy agradecida. Un abrazo desde Argentina
Beatriz