El afecto mitiga los problemas de aprendizaje
Juan repitió cuatro veces primer grado y dos veces, segundo. Tenía un diagnóstico de “leve retraso madurativo” y deambuló por varias escuelas con maestras integradoras y adaptaciones curriculares. Tenía dificultades para expresarse de manera oral y escrita, se dispersaba, no comprendía las consignas.
Juan vivía con su madre, sostén de hogar, un hermano de 15 años y una tía. Había conflictos y violencia doméstica, ejercida por un abuelo y un tío, denunciado en una ocasión por abuso sexual.
En tercer grado cambiaron al niño a una escuela con perfil inclusivo y se encontró con una maestra con quien generó un muy buen vínculo, en un clima de confianza. Pronto Juan adquirió autonomía y participación y pasó de grado con menos dificultades.
La historia de Juan es real y se cuenta en el libro ¿Es posible la ternura en la escuela? , un registro de experiencias realizado por estudiantes de la Cátedra de Psicopedagogía de la Escuela de Ciencias de la Educación de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba (Catalina Graco, Agustina Belén Padilla, Belén Mucilli, Celeste Botta, Erica Colleoni, Inés Carrizo, Liliana Sampayo, Mauricio Emiliano Coudert, Mónica Pallares, Silvina Molina, Sofía Belén Fernandez y Yolanda Vivero) y coordinado por Nora Dolagaray, a cargo de la cátedra.
La publicación aborda casos de niños “problemáticos” o con dificultades en el aprendizaje y analiza cuánto influyen en el desempeño los vínculos de confianza entre docentes, directivos y alumnos. “Las dificultades escolares de los alumnos son tensiones entre lo que la escuela propone y lo que el niño puede aceptar y adecuar de su expresión frente a ese ambiente”, plantea Dolagaray.
“Cualquier dificultad produce inhibición en el aprendizaje, y cuando las referencias culturales del niño están muy alejadas de la lógica escolar, hablamos de ‘desnutrido escolar’, según nuestros autores de referencia”, agrega. En este sentido, asegura que no es que el niño no pueda aprender, sino que “no se han tendido puentes entre su pertenencia cultural y lo que la escuela le exige”.
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