IES Cayetano Sempere. Elche
Diario de taller.
Manuela, vicedirectora del IES Cayetano Sempere, nos da la bienvenida un poco antes de las ocho de la mañana con mucha amabilidad y nos enseña el aula donde trabajaremos con primero y segundo de secundaria la campaña “Educar para encontrarnos, educar sin exclusión”. Desde que cruzamos la entrada, podemos observar como chicos y chicas llenan patios, pasillos y aulas con risas y charlas. Vitalidad y buen ambiente para comenzar una jornada donde aprenderemos a pensar la diferencia y vivir la diversidad como una oportunidad en la que participamos todas las personas.
El Cayetano Sempere es un centro grande que cuenta con secundaria, bachillerato, programas de cualificación profesional y ciclos formativos de grado medio y superior. En cada curso de secundaria hay seis líneas con una media de 30 chicas y chicos compartiendo aula.
Suena el timbre, entra el primer grupo y después de presentar AULA INTERCULTURAL y la campaña, les pedimos que se presenten y que nos presenten a su clase. Pero para esta presentación no basta con decir el nombre, sino que aprovechamos la oportunidad para pensar quiénes somos cada uno y cada una y como grupo. Les explicamos que en esta ocasión lo primero es tomar lápiz y papel y pensar 5 minutos en silencio e individualmente: quiénes somos, y pensarnos desde lo que nos diferencia del resto del grupo, queremos que nos cuenten tres características que les hacen diferentes y especiales al resto de sus compañeras y compañeros y tres características que tienen en común todo el grupo y que por tanto nos presentan a la clase.
Al acabar de explicar la dinámica, les preguntamos si les parece sencillo y la primera respuesta es sí, sin embargo, cuando hay que comenzar a escribir lo que parecía fácil resulta complejo y lleva más tiempo del que se pensaban. Después de un cuarto hora comenzamos y lo hacemos planteándoles por qué creen que les ha llevado más tiempo del esperado y si les ha parecido realmente tan fácil como presuponían.
En ese momento, una chica dice que normalmente no utilizan mucho tiempo para pensar quiénes son y menos pensar qué cosas les hacen diferentes al resto de sus compañeras y compañeros. Comienza a presentarse y a compartir qué gustos y habilidades tienen y qué cosas creen que tiene en común en la clase. Una chica habla sobre que no es fácil pensar la diferencia porque muchas veces si eres diferente se meten contigo y nos cuenta que a ella le gusta jugar a fútbol y hay veces que cuando alguien se enfada y quiere hacerle daño le dice “marimacho”. Acto seguido, un chico comenta que a él no le gusta el fútbol y que por eso también hay veces que le llaman “mariquita”. Las presentaciones abren un debate sobre cómo somos y si nuestras formas de ser y gustos son utilizadas para insultarnos y hacernos daño. En medio del debate otro chico habla de que a él le llaman huesitos y un grupo de chicas comentan que “gorda” es uno de los insultos que más se utiliza en las clases.
Después de varias intervenciones, reflexionamos sobre cómo un hábito y una forma de ser y la contraria son utilizadas con el mismo fin: insultarnos. Una de nuestras conclusiones es que “Todos nos metemos con todos”. Y nos planteamos qué razones nos llevan a hacer esto, si estos compartimientos nos hacen sentir bien, tener ganas de venir a clase y compartir con nuestras compañeras y compañeros o no. Entonces un grupo de chicos cuenta que muchas veces los insultos se utilizan para hacer gracia y reír y no tienen mala intención. Pero una compañera habla de que hay ocasiones en que algo que comienza como broma acaba siendo pesado y no sabes muy bien cuándo ni por qué esa sensación que empezó en la gracia acabó siendo enfado.
Además de constatar que pensamos poco en quiénes somos, que la diferencia no se enseña como oportunidad y para compartir sino para excluir, y de reflexionar sobre cuáles son algunos de los motivos que nos llevan a comportarnos de esta manera, les planteamos que qué podemos hacer nosotros y nosotras para cambiar esas cosas que suceden en la clase. Queremos propuestas concretas con las que poder comprometernos y que las aulas sean lugares para el encuentro, les pedimos que esto lo trabajen por grupos y hagan propuestas que luego presenten al resto de la clase.
Después de dejar un tiempo para el trabajo en grupo, una o un representante expone las propuestas elaboradas y con todas hacemos un contrato de convivencia y encuentro contra la exclusión. Queremos llenar de contenido palabras como respeto y convivencia con acciones que podamos identificar y llevar a la práctica en nuestras aulas.
A lo largo de todos lo talleres que realizamos en el IES Cayetano Sempere muchas fueran los propuestas. Una interesante fue crear un banco de tiempo donde intercambiar saberes para aprender a valorar la diferencia como una oportunidad.