La crisis de refugiados que no es tal
Los líderes europeos pueden diferir sobre cómo responder al aumento de los solicitantes de asilo y migrantes, pero sí parecen estar de acuerdo en que se enfrentan a una crisis de enormes proporciones. La alemana Angela Merkel lo ha calificado como «el mayor desafío que he visto en asuntos europeos en mi tiempo como canciller.» El ministro de exteriores italiano Paolo Gentiloni ha advertido de que la crisis migratoria podría representar una gran amenaza para el «alma» de Europa. Pero antes de que nos dejemos llevar por esa retórica apocalíptica, debemos reconocer que si hay una crisis, es una crisis política, no de capacidad.
Claro que es dramático que haya miles de personas desesperadas que arriesgan su vida para llegar a Europa cruzando el Mediterráneo en pateras o soportando los peligros de los viajes terrestres a través de los Balcanes. Las cifras disponibles indican que la mayoría de estas personas son refugiados de conflictos mortales en Siria, Afganistán, Irak y Somalia. Los eritreos -otro gran grupo- huyen un gobierno brutalmente represivo. El mayor grupo – los sirios – huyen de la combinación terrible de los ataques indiscriminados de su gobierno, incluyendo ataques con bombas de cañón y asedios asfixiantes, y atrocidades del E.I. y otros grupos extremistas. Sólo una minoría de inmigrantes que llegan a Europa, según estas cifras, están motivados por razones exclusivamente económicas.
Esta «oleada de gente» es más bien un goteo cuando se considera la piscina que debe absorberlo. La población de la Unión Europea es de aproximadamente 500 millones. La última estimación de la cantidad de personas que utilizan medios irregulares para entrar en Europa este año a través del Mediterráneo o los Balcanes es de aproximadamente 340.000. En otras palabras, el flujo de este año sólo supone 0.068 por ciento de la población de la UE. Teniendo en cuenta la riqueza de la UE y su avanzada economía, es difícil argumentar que Europa carece de los medios para absorber estos recién llegados.
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